Aunque históricamente se asocia a la producción de olivos con zonas más cálidas como Mendoza o Córdoba, la Patagonia, en especial las provincias de Neuquén, Río Negro y Chubut, se ha destacado como un nuevo polo olivícola.
Los estudios realizados en la Patagonia, muestran que en casi un siglo distintas variedades de olivos se han adaptado eficazmente en los diversos ecosistemas de la región y que sus calidades intrínsecas se encuentran concentradas a niveles excepcionales, siendo de un alto valor comercial en el mundo. Ambos aspectos, capacidad de adaptación al territorio y calidad excepcional del producto, son aspectos centrales para tomar decisiones que inicien una nueva generación de políticas del desarrollo orientada a la complementariedad nacional de regiones periféricas y la diversificación regional basada en su cultivo, producción y procesamiento.
El aceite de oliva. Mucho se habla del aceite de oliva y sus propiedades saludables. Sin embargo en este panorama queremos aclarar algo que para nosotros es fundamental: Hay que evaluar en qué territorio se produce el aceite y de qué modo se elabora, para poder “llevar a tierra” las especulaciones y que no sean sólo una cuestión de marketing o de posicionamiento en los mercados. Todas las propiedades benéficas, saludables de este jugo de fruta, porque el aceite de oliva es eso (o, en todo caso, debería ser eso) un jugo de fruta, exprese los mejores valores, señala El Chubut.
Principales zonas de producción:
- Río Negro: Especialmente en el Valle de Río Negro, donde la irrigación de los ríos favorece la plantación de olivares.
- Neuquén: Con su zona olivícola en la región de la Comarca del Valle, que ha tenido un crecimiento significativo.
- Chubut: Aunque más reciente en la producción olivícola, también se está posicionando como una zona productora.
La producción se orienta tanto a la elaboración de aceite de oliva virgen extra como a aceitunas de mesa. Además, el mercado local e internacional muestra una creciente demanda por aceites de calidad superior, lo que beneficia a la región.
En Patagonia, se realizó la primera plantación sistemática de olivos entre los años 1913 y 1920. Fue en la localidad de Patagones, a la vera del Río Negro. Fueron 7 años que empleó el Ing. Agr. Pedro A. Bovet, en plantar, hacer una sala de extracción de aceite y confeccionar el mismo. Describe su experiencia y sus trabajos y esfuerzos en un hermoso libro que se llama “El olivo: su cultivo y utilización en la Chacra Argentina”. Este libro extraordinario tuvo que esperar hasta 1935 para ser editado y encontrar al público
Leé también | CAME y Fundación Bariloche impulsan encuesta para optimizar energía en pymes de Río Negro y La Pampa
Entre esa experiencia pionera y la actividad olivícola productiva pasaron poco más de 80 años. Recién se retomó iniciando el nuevo siglo, cuando tímidamente se empezó en Las Grutas-San Antonio Oeste. La idea inicial de comprar las primeras 900 plantas de olivo fue de un Pied Noire, es decir, un francés nacido en África, en ese momento viverista en Las Grutas, llamado Philippe Thurin, nacido en Argelia que vino a la Argentina cuando tenía 6 años, emigrando como tantos colonos franceses en suelo africano. Philippe se había criado en la finca de su padre, entre naranjas y olivos, y sabía con certeza las necesidades de suelo y agua del olivo, planta de desierto cultivada. La experiencia fue exitosa hoy hay casi 200 hectáreas de olivos en la zona. Luego se plantó en otros lugares de Río Negro y de Neuquén. Y en 2008 se hacen las primeras experiencias en Puerto Madryn, Chubut.
A partir de 2013, se comenzó a analizar la producción de Chubut, con resultados sorprendentes. Se tomó nota de la relación virtuosa entre Olivicultura y Territorio. Siempre un camino lento y difícil. Así como le llevó más de 17 años a Bovet poder imprimir sus resultados, de la misma manera cada paso se fue dando con esfuerzo y tesón, hasta que se pudo ir ampliando las plantaciones y midiendo los productos concretos. Y logramos no pocas cosas, como que el CONSEJO FEDERAL DE INVERSIONES (CFI) reconociera que el cultivo del olivo era posible en Chubut, lo que llevó a que se contara con su patrocinio y participación en un evento realizado en Puerto Madryn en febrero de 2022. 2 Así las cosas, tenemos que enmarcar ese desarrollo en un contexto nacional para poder aproximarnos a su efecto transformador.
Leé también | El pueblo de la Patagonia donde viven 600 personas que no quieren asfalto, luz ni políticos
Olivos en Estancia Don Ángel, 30 km al Norte de Trelew sobre ruta 8, camino a Telsen, plantados en 2019. La planta de olivo es de cultivar Frantoio, del Vivero El Aguaribay, de Philippe Thurin Foto 2021. V.T.
Por eso sostenemos la MULTIFUNCIONALIDAD AGRARIA: en este contexto, con campos que se abandonan por baja productividad por desertización o por el aumento de pumas y jabalíes que exigen revisar de forma continua la rentabilidad de la ganadería tradicional de ovinos, el olivo puede ser complementario o exclusivo, porque no compite por los mejores suelos.
Foto de ejemplar de olivo de Los Antiguos. Sanidad perfecta. Las aceitunas pasaron el punto de madurez adecuado, para aceite alta calidad, se debe realizar la cosecha temprana. Foto: V.T.
Descripción de cualquier proyecto que se quiera presentar
Cualquier Proyecto debe ser para concretar la plantación y cultivo de olivos con trazabilidad, producir aceite de oliva virgen extra, definiendo una estrategia de comercialización del aceite. Al mismo tiempo desarrollará todos los subproductos posibles de aprovechamiento del olivar. Se realizará un estudio de prefactibilidad para determinar las mejores condiciones de implementación y se comenzara con una superficie no menor a las 3 hectáreas en las tierras que se dispongan.