Merluza negra pescada en Georgia del Sur. Un juez federal de Florida ha bloqueado las importaciones de merluza negra faenada en aguas cercanas a Georgia del Sur, con licencias otorgadas por el ilegítimo gobierno de Malvinas, en un fallo que apoya las medidas de conservación impulsadas por Estados Unidos.
El juez David Leibowitz, en un fallo del lunes, desestimó una demanda presentada en 2022 por Southern Cross Seafoods, con sede en Texas, que alegaba que había sufrido un daño económico indebido por lo que, según argumentó, fue la decisión arbitraria del gobierno de Estados Unidos de prohibir las importaciones de ‘lubina chilena’, según publicó Parte de Pesca.
El caso, seguido de cerca por grupos conservacionistas y la industria pesquera, se deriva del rechazo de Rusia a imponer límites de captura para la vida marina cerca del Polo Sur.
Cada año, durante cuatro décadas, 26 gobiernos se unieron en la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos, o (CCRVMA), para establecer límites de captura de merluza negra, como también se conoce a la especie ‘lubina chilena’, basándose en las recomendaciones de un comité de científicos internacionales.
GESTIÓN PESQUERA INTERNACIONAL
Sin embargo, en 2021 y desde entonces, los representantes rusos ante la organización del tratado se han negado a aprobar los límites de captura, en lo que muchos consideran parte de una estrategia más amplia del gobierno del presidente Vladimir Putin para obstaculizar la cooperación internacional en diversos temas. La negativa de Rusia constituyó un veto efectivo, ya que la comisión funciona por consenso, lo que significa que cualquier gobierno puede obstaculizar la acción.
La respuesta del Reino Unido a la maniobra rusa fue establecer unilateralmente su propio límite de captura para la lubina chilena -inferior a la recomendación nunca adoptada de la comisión científica- y emitir sus propias licencias para pescar en la costa de Georgia del Sur, una isla argentina usurpada por el gobierno ilegítimo de Malvinas. Esto provocó críticas tanto de ambientalistas como de funcionarios estadounidenses, quienes temen que pueda fomentar abusos aún mayores, socavando la gestión pesquera internacional.
SOBREPESCA EN UNA ZONA SENSIBLE
En su fallo, Leibowitz se puso del lado de la interpretación del gobierno de Estados Unidos de sus obligaciones en virtud del tratado, advirtiendo que el rechazo por parte del Reino Unido de los procedimientos establecidos por la CCRVMA corría el riesgo de provocar sobrepesca en una zona sensible del Atlántico Sur y socavar la esencia misma del tratado.
PROHIBICIÓN DE INGRESO A EE.UU.
“La pesca ilimitada no contribuiría en absoluto a los objetivos de la CCRVMA de proteger el ecosistema antártico”, dice la sentencia. “Permitir que una nación se niegue a acordar un límite de captura para un pez en particular y luego poder capturarlo en cantidades ilimitadas contravendría los propósitos expresos de la CCRVMA”, agrega.
La sentencia amplía efectivamente la prohibición vigente a las importaciones de todos los buques pesqueros con licencia del Reino Unido que operan cerca de Georgia del Sur, territorio reclamado por Argentina.
Sin embargo, el pescado sigue estando disponible en Estados Unidos a través de proveedores autorizados por Australia, Francia y otros países en zonas donde Rusia no se opuso a los límites de captura propuestos.
Southern Cross presentó originalmente su demanda en el Tribunal de Comercio Internacional de Estados Unidos, pero el año pasado la trasladó al tribunal federal en Ft. Lauderdale, donde la empresa recibió dos envíos de lubina de una empresa pesquera británico-noruega en 2022.