Roma de la Argentina. ¿No podés viajar a Roma, la Santa Sede del papa Francisco? Con calles que remiten a la vieja Europa y un encanto colonial intacto, esta localidad del interior argentino fue reconocida por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
Tras la muerte del papa Francisco, muchas personas alrededor del mundo sueñan con viajar a Roma para rendirle homenaje y conectar con su legado espiritual. Sin embargo, los costos del viaje muchas veces no acompañan los deseos del corazón, según publicó Crónica.
Frente a esa realidad, surgen alternativas simbólicamente poderosas dentro del propio país. A pocos kilómetros de Buenos Aires, por ejemplo, una ciudad se destaca por su historia religiosa, su arquitectura colonial y su profundo vínculo con la fe.
La conocida como la “Roma argentina” abre sus puertas con calles llenas de historia, templos con sires europeos y un legado que conecta con lo más profundo de nuestra identidad. En este sentido, se presenta como un destino ideal para reencontrarse con la religión en este periodo de duelo.
A tan solo unas horas de Buenos Aires, se alza una ciudad que guarda en sus calles siglos de historia, cultura y una impronta arquitectónica que remite directamente a la vieja Europa. De hecho, no es casual que muchos la llamen la “Roma de Argentina”.
En esta oportunidad estamos hablando de la popular Córdoba capital, un destino que es conocido por diversas cuestiones turísticas, pero principalmente porque la fe, el arte y el legado colonial se entrelazan para construir una identidad única.
La comparación con Roma, más allá del guiño poético, tiene fundamentos concretos. Por un lado, es una de las ciudades con mayor cantidad de iglesias por kilómetro cuadrado en Argentina, muchas de ellas construidas durante la época colonial y bajo fuerte influencia del estilo barroco e italiano.
Basta con recorrer el centro histórico para notar cómo las cúpulas, las torres campanario y las fachadas ornamentadas marcan el pulso de la ciudad. En este sentido, el visitante no puede dejar de recorrer la Catedral Nuestra Señora de la Asunción; entre otros espacios.
Por otro lado, Córdoba Capital fue un centro neurálgico de la religión católica en el país. La presencia de la Compañía de Jesús, los jesuitas, dejó una huella profunda en su desarrollo. No por nada, el conjunto de estancias jesuíticas de Córdoba fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2000, reforzando su vínculo con esa otra gran capital de la fe cristiana: Roma, la Santa Sede del papa Francisco.
Lejos del silencio de los templos coloniales, el barrio de Güemes ofrece una cara más bohemia y efervescente de la ciudad. En el Paseo de las Artes, los fines de semana, se vive una explosión de cultura popular junto con la Feria de los Artesanos que convoca a miles de visitantes que pasean entre puestos de cerámica, cuero, textiles y objetos vintage, mientras suenan músicos callejeros y artistas independientes animan las veredas.
En el mismo espacio se encuentra el Museo Iberoamericano de las Artesanías, que ofrece una mirada más profunda sobre la riqueza cultural de la región. Un lugar ideal para conectar con el presente creativo de Córdoba, sin perder el anclaje en sus tradiciones.
Otra joya del legado cordobés es el Observatorio Astronómico, fundado el 24 de octubre de 1871 bajo la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento, como parte de su política de modernización científica. En la actualidad, este observatorio es uno de los más importantes de América Latina y abre sus puertas al público con visitas guiadas, propuestas educativas y actividades para grandes y chicos.
Córdoba capital se encuentra a unos 700 kilómetros de Buenos Aires y se puede llegar tanto en avión (Aeropuerto Internacional Ingeniero Ambrosio Taravella), en colectivo de larga distancia o en auto propio por la Ruta Nacional 9.
Sea cual sea la forma de viaje, elegir esta ciudad es apostar por un sitio que combina historia, cultura, ciencia, arte, espiritualidad en una misma ciudad y una oferta turística que va desde joyas patrimoniales hasta rincones bohemios.