Caldenes Centenarios. A solo media hora de Santa Rosa, en La Pampa, se despliega un universo singular que parece anclado en otra época: el Parque Luro.
Este extenso campo traviesa de 7660 hectáreas, alejado del bullicio turístico convencional, invita a explorar los caldenes centenarios, la la fauna autóctona y hasta una casona señorial. Un plan familiar ideal para descubrir un rincón argentino poco conocido.
El Parque Luro alberga un tesoro ecológico invaluable: uno de los últimos bosques de caldén en excelente estado de conservación. Este árbol emblemático de la región, resistente y de porte retorcido, define un ecosistema casi extinto por el avance de la agricultura, impregnando el paisaje con su sutil aroma.
Más allá del imponente caldenal, la reserva protege pastizales arenosos y dos lagunas salinas que sirven de refugio a una rica avifauna. Sin embargo, la joya arquitectónica que atrae todas las miradas es «El Castillo», el casco de la estancia donde residió José Luro, declarado Monumento Histórico Nacional. Esta casona de principios del siglo XX se erige como un portal al pasado pampeano.
Ubicada al costado de la Ruta Nacional 35, camino a la provincia de Río Negro, la Reserva Parque Luro comparte su geografía con el departamento de Toay, conocido por ser escenario de una de las competencias automovilísticas más longevas del mundo: el Turismo Carretera. Así como el TC recorre los caminos del país, las reservas y parques nacionales invitan a descubrir paisajes y son un valioso patrimonio cultural.
Convertido hoy en el Museo El Castillo, el casco de la estancia conserva intacto el mobiliario y el diseño original de la época de José Luro, pionero del desarrollo agrícola y ganadero en la región pampeana. Los visitantes pueden recorrer la sala de carruajes, el tambo y las caballerizas, realizando un viaje en el tiempo a la vida de principios del siglo XX y a la historia de los pueblos originarios que habitaron estas tierras.
El Parque Luro ofrece una variada gama de actividades para conectar con su naturaleza y su historia. Los amantes de la fauna pueden disfrutar del avistaje de ciervos colorados, jabalíes, zorros grises, gatos monteses, peludos, vizcachas, ñandúes y una colorida variedad de aves. Según publica Rio Negro.
Además seis senderos señalizados invitan a recorrer los ambientes del parque, desde el caldenal hasta las lagunas y los médanos. Además, se ofrecen cabalgatas, visitas guiadas, experiencias de astroturismo y actividades educativas para todas las edades. Para una inmersión completa, el parque cuenta con una hostería sencilla y una zona de camping, aunque la cercanía a Santa Rosa ofrece opciones de alojamiento más sofisticadas.