Varios productos quedaron exceptuados de los gravámenes del 50%, pero crece el enfrentamiento ideológico.
crisis bilateral entre EE.UU. y Brasil.El presidente estadounidense, Donald Trump, con su anunciado paquete de inéditos aranceles y sanciones contra el juez que procesa por golpismo a su aliado Jair Bolsonaro, abrió las puertas a la peor crisis bilateral en 200 años de historia entre Brasil y Estados Unidos.
Luiz Lula da Silva esperaba la imposición de aranceles del 50% sobre productos brasileños oficializada este miércoles por la Casa Blanca, aunque se sorprendió por la inédita presión de Washington sobre el magistrado Alexandre de Moraes, a cargo del histórico proceso que puede llevar al expresidente brasileño a prisión por 40 años.
“Conocemos el poder económico de Estados Unidos, reconocemos su poder militar y su tamaño tecnológico. Pero eso no nos asusta. Nos preocupa”, afirmó el presidente brasileño en una entrevista con The New York Times publicada este mismo miércoles.
Horas después, Trump respondió con dos misiles cargados con gravámenes y sanciones.
“Esta es la peor crisis bilateral. No tiene precedentes”, resumió a TN el analista brasileño Marco Teixeira, de la Fundación Getúlio Vargas de Río de Janeiro.
En los pasillos del Palacio Itamaraty, la sede de la Cancillería en Brasilia, comparten este análisis. “Es la mayor crisis bilateral en 200 años de historia”, coincidieron diplomáticos consultados por el portal local G1.
Por qué estalló la crisis
Trump argumentó los elevados aranceles con un ataque contra el ejecutivo de Lula y una encendida defensa de Bolsonaro.
“La persecución, intimidación, acoso, censura y enjuiciamiento políticamente motivados del gobierno de Brasil contra el expresidente brasileño Jair Bolsonaro y miles de sus seguidores son graves violaciones de los derechos humanos que han socavado el estado de derecho en Brasil”, dijo.
Pero no se quedó ahí. En la misma sintonía, apuntó sus cañones contra el juez de Moraes, que juzga al expresidente y que el año pasado ordenó la suspensión a nivel nacional de X después que Elon Musk se negara a cumplir con las órdenes de moderación de contenidos dada por el magistrado.
El comunicado de la Casa Blanca aseguró que en Brasil se “han tomado medidas sin precedentes para coaccionar de forma tiránica y arbitraria a empresas estadounidenses para que censuren el discurso político, expulsen a usuarios de sus plataformas, entreguen datos confidenciales de usuarios estadounidenses o modifiquen sus políticas de moderación de contenido”.
Así, el Departamento del Tesoro impuso hoy sanciones financieras contra de Moraes, enmarcadas bajo la Ley Magnitsky, que autoriza al Gobierno estadounidense a castigar a ciudadanos extranjeros implicados en actos de corrupción o violaciones a los derechos humanos. La decisión ordena la congelación de cualquier activo o propiedad que de Moraes pueda tener en Estados Unidos.
Se trató de una nueva medida de presión por parte de la Casa Blanca, que el 18 de julio revocó el visado del juez y le prohibió entrar a territorio estadounidense.
El gobierno de Brasil rechazó el castigo. “La aplicación arbitraria e injustificable, por parte de los Estados Unidos, de las sanciones económicas (…) contra un miembro de la magistratura nacional, constituye un grave e inaceptable ataque a la soberanía de nuestro país”, afirmó el jefe de la agencia para la defensa legal del Estado (AGU), Jorge Messias, en un comunicado.
Cómo pueden afectar los gravámenes anunciados por Donald Trump a Brasil
Los aranceles anunciados por Trump dejaron fuera a una serie de productos, como jugos de naranja, celulosa, petróleo, componentes de aviación y mercancías agropecuarias, industriales y minerales, de los que la economía norteamericana tiene una mayor dependencia. Pero algunos sectores agrícola-ganaderos, como la carne, el café y las frutas, serán duramente afectados por la medida.
La principal beneficiada de estas excepciones es Embraer, el tercer mayor fabricante del mundo y que destina a Estados Unidos el 45% de sus aviones comerciales y el 70 % de sus avionetas ejecutivas, según EFE.
Sin embargo, el daño en otros rubros será fuerte. “Es muy malo. Afectó a muchos productos que Brasil exporta. Hay muchos productos involucrados”, resumió al diario OGlobo el exsecretario de Comercio Exterior brasileño Welber Barral.
El analista Antonio Lavareda, presidente honorario de la Asociación Brasileña de Investigadores Electorales, dijo a TN que la exclusión de una serie de productos en el paquete de gravámenes anunciados por Trump “disminuirá los efectos negativos sobre la economía”.
“Más allá de eso, si no hubiera un impacto significativo sobre la inflación, el daño general no será grande, aunque afecte duramente a sectores específicos”, afirmó. Entre esos sectores se encuentra el de la industria de la madera procesada, cuyos empresarios comenzaron a despedir trabajadores, según el diario paulista Folha.
El impacto político es diferente. “El país ve esto como un ataque institucional inédito por parte de una potencia extranjera, tradicionalmente aliada. Y las relaciones quedarán comprometidas en gran medida si persiste este desalineamiento político-ideológico entre los dos gobiernos”, sostuvo Lavareda.
Para Teixeira, en la sociedad pesará el hecho de que el gobierno estadounidense busca interferir en cuestiones internas de Brasil y en el funcionamiento de los poderes del Estado.
“Al final, las tarifas del 50% quedaron minimizadas porque los principales sectores que serían perjudicados terminaron quedando fuera (como el de aviación y el petróleo), lo que disminuye el peso de la acción. Obviamente, esto debilita el discurso de la familia Bolsonaro que estaba esperando algo de esta naturaleza para poder presionar aun más al Tribunal Supremo», indicó.
El analista dijo que, “con eso, queda muy claro que el problema es político y no económico. El objetivo es intentar revertir el proceso contra Bolsonaro. Esa es la gran novedad de Estados Unidos queriendo de todos modos desestabilizar un gobierno electo en Brasil y al mismo tiempo preparar un proceso electoral de su voluntad sin respetar cuestiones internas de la justicia brasileña”, concluyó.