La miopía se ha transformado en una verdadera epidemia a nivel mundial, con un crecimiento acelerado de casos especialmente después de la pandemia de COVID-19.
Según publicaciones en la revista Nature, el confinamiento y la digitalización de actividades exacerbaron los factores de riesgo para el desarrollo de esta condición visual.
Pandemia y pantallas: la tormenta perfecta para la visión
El médico oftalmólogo Germán Bianchi, jefe de trasplante de córnea en Clínica Nano, explica que la pandemia marcó un punto de inflexión en la salud visual de niños y adolescentes. «Las clases virtuales y el entretenimiento digital hicieron que las nuevas generaciones prioricen la visión cercana, adaptando su sistema visual a pantallas y reduciendo drasticamente el tiempo al aire libre», señala el especialista. Este cambio en los hábitos aceleró el crecimiento del globo ocular, principal causante de la miopía.
Luz natural y control de pantallas: claves para la prevención
La evidencia científica actual recomienda al menos dos horas diarias de exposición a luz natural como medida preventiva fundamental. Respecto al uso de pantallas, los expertos sugieren moderar las horas de uso, evitar dispositivos en edades tempranas, mantener una distancia adecuada y realizar descansos visuales cada 20-30 minutos. La epidemia de miopía no solo afecta la visión lejana, sino que predispone a otras patologías como glaucoma y desprendimiento de retina.
Nuevos tratamientos y abordaje multidisciplinario
Además de las medidas preventivas, se han desarrollado innovaciones terapéuticas como gotas específicas, anteojos y lentes de contacto de nuevos diseños. Bianchi enfatiza que «para tratar la miopía no alcanza con recetar anteojos, sino que es relevante el control oftalmológico completo». El manejo requiere un enfoque multidisciplinario que incluye ópticos, educadores e incluso arquitectos para diseñar espacios con mejor iluminación natural. Información extraída del medio Ámbito.




