El cierre del año económico en Argentina presenta las primeras señales de alivio tras un ciclo de fuertes ajustes.
Según datos de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), las ventas navideñas registraron un crecimiento real del 1.3% interanual, marcando el primer aumento luego de nueve meses consecutivos de caída. Según El Marplatence.
Este «brote verde» en el consumo minorista se combina con una inflación proyectada para diciembre apenas por encima del 2%, su nivel más bajo en el último semestre, y un riesgo país que se ubica alrededor de los 550 puntos, configurando un panorama más estable para el inicio de 2026.
Este cambio de tendencia llega luego de que el Gobierno lograra hitos políticos claves en las últimas semanas, como la aprobación del Presupuesto 2026 y la ley de Inocencia Fiscal. La victoria oficialista en las elecciones legislativas de octubre generó un «optimismo en los mercados financieros» que, según analistas, permitió un rápido acomodamiento de variables como el tipo de cambio y una menor presión sobre las reservas del Banco Central, que alcanzaron un récord superior a los USD 43,600 millones.
Consumo e inflación: dos caras de una misma mejora
Los datos de fin de año son alentadores en dos frentes críticos. En primer lugar, el consumo minorista revirtió una tendencia negativa persistente. El repunte del 1.3% en las ventas navideñas contrasta fuertemente con las caídas registradas en fechas comerciales anteriores como el Día de la Madre o el Día del Niño, lo que sugiere una mayor predisposición de los hogares a gastar.
En paralelo, la inflación muestra una desaceleración significativa. La proyección para diciembre, cercana al 2%, sería la más baja del segundo semestre. Este resultado se atribuye principalmente a una mayor estabilidad cambiaria y a una caída en la presión de precios en rubros sensibles como los alimentos. La «menor presión sobre la moneda extranjera» permitió que pesos excedentes se canalizaran hacia el consumo interno en lugar de la compra de dólares.
Un mercado más tranquilo y los desafíos de 2026
La calma en el frente cambiario fue un factor determinante para este alivio macroeconómico. La demanda de dólares por parte del público cayó «a niveles significativamente menores» que los picos registrados meses atrás, lo que le dio oxígeno a las reservas del BCRA y estabilizó el tipo de cambio. Este contexto, sumado al respaldo legislativo obtenido, permitió que el riesgo país se ubicara en los 550 puntos básicos, con expectativas de perforar la barrera de los 500 en las próximas semanas.
Con este escenario, el equipo económico se prepara para un 2026 ambicioso. El principal objetivo del primer trimestre es concretar la colocación de un bono internacional, un paso que marcaría el regreso del país a los mercados de crédito voluntarios tras ocho años de ausencia. El éxito en esta operatoria dependerá de la credibilidad generada por el compromiso de pago de la deuda que vence en enero y el cumplimiento de las metas fiscales. El Gobierno proyecta un tipo de cambio de alrededor de $1,850 para fines del próximo año, confiando en ganar competitividad sin perder el equilibrio fiscal recientemente alcanzado.
El cierre de 2025 deja a la economía argentina en una encrucijada esperanzadora. Los primeros indicios de recuperación del consumo y una inflación en retirada sugieren que el durísimo ajuste de los últimos meses podría estar dando sus primeros frutos en materia de estabilidad. Sin embargo, el gran desafío para 2026 será transformar este alivio macroeconómico en una mejora tangible y sostenida del bienestar social, mientras se consolida el regreso al financiamiento internacional en un contexto global complejo.




