El colapso de las negociaciones de paz entre Pakistán y los talibanes afganos ha colocado a la región en una situación crítica.
La potencia nuclear de Pakistán se enfrenta al riesgo de un conflicto abierto con su vecino Afganistán, lo que podría desestabilizar aún más el área y arrastrar a potencias como China, Estados Unidos e India a un polvorín regional. La raíz del conflicto está en el grupo insurgente Tehrik-e-Taliban Pakistan (TTP), que tanto Pakistán como los talibanes afganos ven de forma diferente: para Islamabad es una amenaza existencial, mientras que para los talibanes afganos, el TTP es un aliado ideológico.
Escalada de tensiones: Ataques y represalias en la frontera
El deterioro de la situación comenzó a mediados de octubre, cuando los ataques armados del TTP en Pakistán provocaron una respuesta militar de Islamabad. Pakistán lanzó ataques aéreos en territorio afgano, apuntando, entre otros, al vehículo del líder del TTP, Noor Wali Mehsud, cerca de Kabul. Los talibanes calificaron este ataque de «acto violento sin precedentes», y en respuesta, emprendieron operaciones de represalia a lo largo de la frontera. Las confrontaciones resultaron en la muerte de 58 soldados paquistaníes (según los talibanes) y la captura de 25 puestos fronterizos, aunque Pakistán solo reconoció 23 bajas.
El papel de los mediadores y el fracaso de las negociaciones
A pesar de los esfuerzos de mediación por parte de Catar y Turquía, la tregua alcanzada el 19 de octubre no resistió las negociaciones de seguimiento en Estambul, las cuales fracasaron esta semana. Las posiciones entre ambas partes eran irreconciliables. Pakistán exigió «medidas verificables» contra el TTP, el cual, según Islamabad, usa el este de Afganistán como refugio para planificar ataques. Sin embargo, los talibanes calificaron estas demandas de «irrazonables» y se defendieron, alegando que el TTP es un problema interno de Pakistán. Por su parte, los talibanes exigieron que Pakistán impidiera los ataques del Estado Islámico (ISIS) contra Afganistán desde su territorio y respetara la soberanía del espacio aéreo afgano.
Un conflicto que afecta a potencias globales
La situación en Afganistán no solo afecta a los países involucrados directamente, sino que tiene repercusiones más amplias. Pakistán, al borde de la guerra, enfrenta la creciente influencia de India en la región. El ministro de Exteriores talibán, Amir Khan Muttaqi, realizó una visita oficial a Nueva Delhi, lo que marcó un cambio estratégico en las alianzas. En respuesta, India anunció la reapertura de su embajada en Kabul, cerrada desde 2021, lo que generó tensiones con Pakistán, que ve ahora a su antiguo «aliado» talibán acercándose a su archirrival.
A nivel económico, China también está preocupada. La inestabilidad en Afganistán pone en peligro el Corredor Económico China-Pakistán (CPEC) y los planes de inversión minera de China en Afganistán. Asimismo, Estados Unidos ve cómo su estrategia de contraterrorismo en la región se complica debido a las tensiones entre Pakistán y los talibanes.
Posibles consecuencias para la región
El fracaso de las negociaciones y la creciente amenaza de una guerra abierta entre Pakistán y Afganistán pone a toda la región en una situación de alto riesgo. Las potencias globales deberán estar atentas a las tensiones que podrían escalar en un conflicto que podría involucrar a más países y afectar la seguridad global.
El futuro de las relaciones entre Pakistán y los talibanes parece incierto, con la tregua rota y la violencia creciente. Lo que comenzó como un intento de diálogo parece haber desembocado en un callejón sin salida, con ambos bandos ahora enfrentados en un conflicto que podría tener repercusiones devastadoras no solo para el subcontinente, sino para el equilibrio de poder en toda la región. Información extraída del medio EFE.




