Tras la abrupta destitución de Dina Boluarte, Perú suma un presidente más: José Jerí asume interinamente en medio de una severa crisis política nacional.
El Congreso peruano aprobó hoy con 122 votos a favor la vacancia de la presidenta Dina Boluarte, alegando una “incapacidad moral permanente” para gobernar. La decisión fue tomada con rapidez y en medio de múltiples mociones acumuladas contra su gestión, que incluían acusaciones por su manejo de la inseguridad y denuncias de corrupción.
Boluarte gobernaba desde hace dos años y diez meses, tras reemplazar al caído Pedro Castillo. Había asegurado ser la mandataria más longeva desde Ollanta Humala (2011-2016), al lograr una convivencia política con el Congreso, aunque ese equilibrio colapsó este jueves.
Las fuerzas que hasta ahora la apoyaban, entre ellas el Fujimorismo y APP, voltearon su respaldo y aprobaron su salida en una votación que superó los cuatro quintos del pleno. La votación incluyó admisión anticipada de mociones, convocatoria inmediata a defensa y, finalmente, la destitución exprés.
Boluarte no se presentó al hemiciclo para defenderse. Emitió un mensaje breve enumerando logros y abandonó el Palacio de Gobierno en su vehículo oficial, rumbo desconocido. Durante la jornada corrieron rumores de que buscaría asilo diplomático en Argentina, Brasil o Ecuador, aunque su abogado Juan Carlos Portugal negó cualquier intención de huida.
Jerí asume en medio de crisis institucional
Asumiendo el vacío presidencial, el presidente del Parlamento, José Jerí Oré, de 38 años, fue juramentado de inmediato como jefe de Estado interino. Con esa designación, Jerí se convierte en el séptimo presidente peruano desde 2016, período marcado por negocio político de alta rotación.
Jerí llega en un contexto tenso: enfrenta una gobernabilidad comprometida y múltiples investigaciones abiertas sobre Boluarte, que incluyen crímenes durante protestas y el escándalo Rolexgate por relojes de lujo sin declarar.
Asimismo, su propio pasado político es controversial: estaba bajo una acusación por violación, aunque la denuncia fue recientemente archivada, lo que deja manchas en su legitimidad de entrada.
El país, que elegirá nueva presidencia en abril de 2026, ingresa nuevamente en una transición abrupta que acentúa su historial de volatilidad institucional.
Un nuevo capítulo en la crisis política peruana
La designación de Jerí y la destitución de Boluarte reflejan el ciclo perpetuo de presidentes interinos en Perú, atrapado en un frágil sistema donde el poder se disputa en el Congreso y la estabilidad institucional es efímera.
Con su llegada, Jerí deberá enfrentar una compleja coyuntura: reconstruir gobernabilidad, responder a las investigaciones en curso y organizar rápidamente el camino hacia elecciones generales, todo bajo la sombra de un Ejecutivo que nunca ha cerrado su mandato desde 2016, según AlbertoNews.