El Gobierno de la India confirmó que la explosión ocurrida el lunes cerca del histórico Fuerte Rojo de Nueva Delhi fue un atentado terrorista
El hecho dejó ocho muertos y quince heridos, y hasta el momento ningún grupo se atribuyó la autoría. Según Radio3, la investigación se desarrolla “con la máxima urgencia” bajo supervisión directa del primer ministro Narendra Modi.
Explosión en el corazón de Nueva Delhi
La detonación de un coche bomba en las inmediaciones del Fuerte Rojo, uno de los sitios más emblemáticos de la capital india, conmocionó al país la noche del 10 de noviembre de 2025.
El ministro de Información, Ashwini Vaishnaw, informó que el Gobierno considera el hecho como “un acto terrorista atroz” cometido por “fuerzas antinacionales”.
“El Gabinete condena inequívocamente este acto vil y cobarde que ha provocado la pérdida de vidas inocentes”, expresó el funcionario en conferencia de prensa, al tiempo que ratificó la tolerancia cero hacia el terrorismo.
Investigación bajo máxima prioridad
Las autoridades ordenaron que la investigación se lleve adelante “con la máxima urgencia y profesionalismo” para identificar y capturar tanto a los autores materiales como a sus posibles colaboradores o patrocinadores.
Vaishnaw añadió que el Gobierno monitorea la situación al más alto nivel, mientras equipos de inteligencia y seguridad trabajan en la zona del ataque recolectando evidencia.
Hasta el momento, ninguna organización se adjudicó la responsabilidad del atentado, aunque se analizan posibles conexiones con células extremistas de la región.
Antecedentes de ataques en la capital india
De acuerdo con el Portal de Terrorismo del Sur de Asia, el último atentado con víctimas fatales en Nueva Delhi se había registrado en septiembre de 2011, cuando un ataque frente a un tribunal dejó 15 muertos.
El episodio reciente ocurrió un día antes de otro ataque suicida en Islamabad, Pakistán, donde una facción de los talibanes paquistaníes (TTP) mató a 12 personas.
Estos hechos reavivan las alertas de seguridad en la región y ponen en foco la amenaza persistente del extremismo en Asia del Sur.
El Gobierno indio reforzó la vigilancia en todo el territorio y reafirmó su compromiso de proteger la seguridad nacional. Mientras tanto, la población de Nueva Delhi intenta retomar la normalidad tras uno de los atentados más graves de la última década.




