En la antesala de una licitación clave, el Banco Central decidió reducir la tasa a la que absorbe pesos en el mercado, una medida que generó reacciones dispares entre operadores y economistas
La decisión, según Ámbito, envía una señal directa al mercado financiero en momentos en que el Tesoro enfrenta fuertes compromisos de corto plazo.
El Banco Central (BCRA) bajó del 22% al 20% TNA la tasa aplicada en la rueda de simultáneas de BYMA, con el objetivo de mejorar el clima previo a la licitación del Tesoro. Pese al primer impacto, operadores señalaron que la baja no se trasladó por completo a instrumentos de muy corto plazo como cauciones y REPOs, que finalmente volvieron a niveles previos.
De acuerdo con el economista Eric Paniagua, en diálogo con Ámbito, esta falta de reacción podría complicar al Tesoro en su intento de abaratar el financiamiento. En un contexto desafiante, estimó que el mercado probablemente exija tasas más altas, especialmente en los plazos más cortos.
El Tesoro enfrenta vencimientos por $14 billones
El panorama financiero no es menor: la próxima semana el Gobierno debe afrontar vencimientos de bonos a tasa variable, utilizados para cumplir con encajes, y títulos dollar-linked otorgados a exportadores tras la quita temporal de retenciones.
En total, los vencimientos ascienden a $14 billones, mientras que los depósitos del Tesoro en el BCRA —al 17 de noviembre— apenas sumaban $4,4 billones y u$s155 millones. Desde Max Capital advirtieron que la licitación podría derivar en una expansión monetaria, dependiendo de si el Tesoro convalida tasas más altas o decide emitir desde sus depósitos en dólares.
Liquidez, presiones y un sistema sin tasa de referencia
El economista José Ignacio Bano, también consultado por Ámbito, explicó que el objetivo del BCRA es mejorar las expectativas sobre las tasas antes de la próxima licitación. Pero recordó que la liquidez del sistema sigue siendo un factor clave: cuando los bancos enfrentan escasez, tienden a convalidar tasas más elevadas.
Según el análisis de Max Capital, la dinámica de los agregados monetarios vuelve a exponer una debilidad estructural: en un esquema sin tasa de referencia, es el Tesoro —y no el BCRA— quien termina aportando la liquidez necesaria. En períodos de mayor demanda estacional, esta estructura obliga al Tesoro a usar sus propios recursos, incluso cuando también necesita cubrir mayores obligaciones.
Con tasas que no terminan de alinearse, vencimientos enormes y un sistema monetario bajo presión, el mercado mira con atención la reacción del Tesoro en la próxima licitación. La señal del BCRA fue clara, pero sus efectos aún se ven limitados en un escenario financiero que continúa extremadamente sensible.




