La arquitecta condenada a 13 años de prisión por cortar los testículos a su pareja en 2017 obtuvo la libertad condicional y regresará a Comodoro Rivadavia, donde vivirá con su madre bajo estrictas condiciones judiciales.
Barattini abandonó la cárcel de Bouwer en Córdoba después de que el Juzgado de Ejecución autorizara su salida, evaluando informes favorables y los cursos educativos realizados durante su reclusión. Según informaron del medio La17, la mujer ya fijó domicilio en la ciudad petrolera donde deberá cumplir con tratamiento psicológico y presentaciones mensuales.
El brutal ataque de 2017 en Córdoba
El caso alcanzó notoriedad nacional por la extrema violencia del episodio ocurrido el 25 de noviembre de 2017. La Justcia determinó que Barattini agredió a su amante con una tijera de podar mientras él permanecía con los ojos vendados en su departamento de Nueva Córdoba, provocándole lesiones gravísimas que pusieron en riesgo su vida. Una vecina enfermera que asistió al hombre evitó que se desangrara antes de llegar al hospital, en un hecho que conmocionó a la sociedad.
La condena y las pruebas en su contra
Durante la investigación, peritos hallaron en la vivienda cartas, notas manuscritas y registros en dispositivos electrónicos que reconstruyeron la planificación del ataque. El tribunal descartó la versión de Barattini, quien había intentado sostener que actuó en defensa propia, y concluyó que hubo intención de matar, dictando en 2019 una condena de 13 años de prisión. Además de la pena penal, la arquitecta quedó obligada a indemnizar a la víctima por secuelas físicas y psicológicas.
Las condiciones de la libertad condicional
La condena original se extendía hasta noviembre de 2030, pero Barattini accedió a una reducción por actividades educativas en prisión. El juez Facundo Moyano Centeno estableció que deberá someterse a tratamiento psicológico ambulatorio en Comodoro Rivadavia y presentarse todos los meses ante la Agencia de Supervisión. El incumplimiento de estas exigencias la expondría a regresar al penal hasta completar la condena, manteniéndose además una orden que le impide acercarse a menos de mil metros de la víctima.
La libertad condicional de Barattini cierra un capítulo penitenciario pero abre otro de supervisión judicial estricta, en un caso que marcó un precedente sobre violencia de género en relaciones sentimentales y que mantendrá a la condenada bajo estricto control aunque recupere parcialmente su libertad.




