Ucrania enfrentó una de las ofensivas más devastadoras en meses cuando Rusia desplegó un masivo ataque coordinado con aproximadamente 430 drones y 18 misiles contra las regiones de Kiev, Járkov y Odesa.
El presidente Volodímir Zelenski confirmó la muerte de al menos cuatro personas y daños generalizados en infraestructura civil, calificando el operativo como un «ataque deliberadamente calculado para causar el máximo daño». Según la información del medio DW, de la cual se extrae este reporte, la embajada de Azerbaiyán en Kiev también resultó afectada.
Destrucción Generalizada en la Capital Ucraniana
El ataque, descrito por las autoridades como «masivo», afectó la mayoría de los distritos de Kiev. El jefe de la administración militar de la capital, Timur Tkatchenko, reportó «muchos edificios altos dañados en toda Kiev, casi en todos los distritos». La policía local confirmó la muerte de una anciana en el distrito de Desnianski y 24 heridos, incluyendo una mujer embarazada y un niño de diez años. El alcalde Vitali Klitschko detalló daños en redes de calefacción, incendios en varios barrios y cortes en los servicios de agua y electricidad.
La Respuesta de Zelenski y el Llamado Internacional
Frente a esta escalada, el presidente Zelenski volvió a exigir a la comunidad internacional sanciones más efectivas y contundentes contra las exportaciones de petróleo rusas. Paralelamente, insistió en la necesidad urgente de reforzar las capacidades de defensa aérea de Ucrania para proteger a la población civil y la infraestructura crítica. El mandatario destacó que el ataque incluyó el uso de misiles avanzados como el Iskander y el Tsirkón, este último utilizado contra la región de Sumi, en el noreste del país.
Un Conflicto que se Intensifica en Múltiples Frentes
Este masivo ataque se produce en el contexto de una ofensiva terrestre rusa en el este de Ucrania y como respuesta al mayor ataque ucraniano contra el puerto ruso de Novorrosísk en el Mar Negro, donde las defensas rusas afirmaron haber derribado 216 drones. Esta dinámica refleja una guerra que se intensifica simultáneamente en el frente terrestre y a través de ataques de profundidad contra infraestructura energética y logística, marcando una nueva escalada en la estrategia de desgaste mutuo.




