Los depósitos del Tesoro Nacional en el Banco Central cayeron a su punto más bajo en siete meses, tras liberar $4,5 billones en la última licitación de deuda
La medida buscó aliviar la escasez de pesos y moderar la presión sobre las tasas de corto plazo, pero encendió las alarmas sobre la liquidez disponible en las próximas semanas.
Caída en los fondos y presión sobre la liquidez
El Ministerio de Economía redujo sus depósitos en el Banco Central a $5,2 billones, el nivel más bajo desde abril. La liberación de $4,5 billones al mercado tuvo como objetivo sostener la estabilidad del sistema financiero, pero al mismo tiempo recortó el margen de maniobra del Tesoro frente a sus compromisos inmediatos.
Según economistas consultados por C5N, el movimiento se da en un contexto donde la demanda de dinero sigue débil y el Gobierno busca evitar que la falta de liquidez genere un rebote en las tasas de interés.
Expectativa por la próxima licitación del Tesoro
En la city porteña prevén que el Tesoro apunte a renovar cerca del 100% de la deuda que vence en la próxima licitación, con el objetivo de no profundizar la baja de sus depósitos. Analistas de Facimex Valores destacaron que, pese a la caída, la situación “no resulta preocupante” dentro de un marco de equilibrio fiscal, recordando que el Tesoro aún mantiene $18,6 billones en cuentas de bancos comerciales.
Sin embargo, advirtieron que “no hay margen para un fuerte roll off”, ya que las anteriores licitaciones habían dejado en el mercado una inyección de más de $7 billones.
Un test para el equilibrio fiscal del Gobierno
Desde Delphos Investment coincidieron en que la próxima licitación será una prueba clave para evaluar la capacidad del Tesoro de mantener la estabilidad sin recurrir al Banco Central. El resultado definirá si el Gobierno logra sostener la estrategia de financiamiento con fondos propios o si deberá volver a apoyarse en la emisión monetaria para cubrir necesidades de liquidez.
Mientras tanto, el Ministerio de Economía busca equilibrar la prudencia fiscal con la necesidad de mantener un flujo de pesos suficiente para dinamizar la economía y evitar tensiones en el sistema financiero.
La licitación prevista marcará el rumbo del cierre financiero del año: un éxito reforzaría la confianza en la política económica, mientras que un revés podría reavivar la dependencia del Tesoro respecto del Banco Central.




