Uber evalúa desembarcar en el transporte público argentino con un nuevo formato híbrido que combinaría tecnología, recorridos compartidos y tarifas accesibles.
El proyecto, conocido informalmente como “bondi Uber”, generó expectativas y dudas sobre su integración al sistema vigente. La información se desprende de los reportes sectoriales y, según informó TyCSports, la iniciativa podría transformar la movilidad urbana si avanza su implementación.
Cómo sería el modelo de funcionamiento del “bondi Uber”
La propuesta apunta a que los usuarios soliciten un colectivo directamente desde la app, eligiendo la parada de origen y destino del mismo modo que se pide un viaje en auto.
El sistema operaría con recorridos compartidos, optimizados y con un esquema flexible que dependería de datos en tiempo real.
Aún no están definidos aspectos claves:
- Cómo convivirá con las líneas tradicionales.
- Qué empresas aportarían o administrarían las unidades.
- Qué rol tendrán las regulaciones locales en los permisos y controles.
Aunque el proyecto está en etapa preliminar, el concepto plantea un formato intermedio entre el transporte público convencional y la movilidad digital privada.
¿Cuánto podría costar el boleto del servicio?
Los primeros cálculos señalan que el precio sería competitivo, aprovechando la optimización de rutas y la segmentación de demanda.
Las estimaciones indican que el boleto rondaría los $500, un valor que podría variar según la hora del día o la demanda.
La posibilidad de modificar tarifas en tiempo real —una dinámica típica de Uber— permitiría ajustar costos en horarios valle, beneficiando a los usuarios cuando la demanda sea baja.
Desafíos y oportunidades del “bondi Uber”
El proyecto abre un abanico de interrogantes y potencialidades:
Regulación y permisos: Uber deberá integrarse a un marco regulado como el del transporte público, que exige habilitaciones, subsidios y responsabilidades similares a las de cualquier empresa de colectivos.
Infraestructura y flota: Para operar, necesitará flota propia o convenios con compañías locales que acepten trabajar bajo la modalidad y marca Uber.
Competencia y convivencia: Podría competir con los colectivos tradicionales, aunque también complementarlos en barrios o recorridos con menor frecuencia.
Sostenibilidad: Si el sistema reduce la cantidad de vehículos por pasajero y optimiza rutas, podría generar un impacto ambiental favorable en áreas de alta circulación.




