El incendio en El Pedregoso arrasó 266 hectáreas de bosque nativo en Epuyén.
Un informe pericial determinó que el incendio forestal que arrasó 266 hectáreas de bosque nativo en el paraje El Pedregoso, en Epuyén, fue iniciado de manera intencional. La investigación, a cargo del Ministerio Público Fiscal, concluyó que el fuego se originó mediante el uso de un líquido acelerante, descartando por completo causas naturales o accidentales.
Un peritaje clave para esclarecer el origen del fuego
El trabajo pericial se desarrolló tras el siniestro iniciado el lunes 17 de noviembre y permitió reconstruir con precisión cómo comenzó y se propagó el incendio.
En una primera instancia se había evaluado la posibilidad de que el fuego fuera consecuencia de la caída de rayos, pero los especialistas lograron descartar esa hipótesis luego de analizar el terreno, las marcas de quemado y el comportamiento de las llamas.
El informe incorporado a la causa judicial concluye que el incendio fue provocado de manera deliberada. Información extraída de El Chubut.
Las condiciones que facilitaron la rápida propagación
El día del incendio confluyeron factores que resultaron determinantes para la expansión del fuego. Las condiciones meteorológicas eran extremas, con una alerta vigente por fuertes vientos, temperaturas elevadas —entre 20°C y 24°C— y niveles de humedad muy bajos, que oscilaron entre el 17% y el 20%.
A este escenario se sumó el estado del bosque, afectado por un invierno con escasas precipitaciones. La acumulación de hojas secas, ramas y pastizales convirtió a la vegetación en un combustible altamente inflamable. Además, el foco ígneo se inició en la ladera del Cerro Pirque, una pendiente que favoreció el avance ascendente de las llamas y su división en dos frentes: uno hacia la cumbre y otro en dirección al pueblo.
El hallazgo del punto de inicio del incendio
Los peritos lograron identificar el denominado “punto cero” siguiendo los rastros del avance del fuego. El análisis se centró en la “cola” del incendio, el sector opuesto al avance más rápido. Allí se detectó un árbol nativo conocido como “pitra”, con cinco troncos, que presentaba daños por fuego significativamente más profundos que los de su entorno.
Las marcas de quemado en los árboles cercanos confirmaron que el foco inicial se ubicó en la base de esa pitra. A partir de ese hallazgo, se descartaron otras posibles causas, como tormentas eléctricas, tendidos eléctricos o restos de fogatas en la zona.
Evidencias del uso de un acelerante
La prueba determinante surgió del uso de tecnología y apoyo especializado. Un detector electrónico registró la presencia de gases inflamables en el área de origen del incendio. Además, un perro entrenado de la Policía Federal marcó exclusivamente la base del árbol señalado, lo que reforzó la hipótesis de un inicio intencional.
Según el informe, se utilizó un líquido acelerante —como nafta o queroseno— que fue encendido mediante una llama abierta, como un fósforo o encendedor. Estas evidencias permitieron confirmar, sin margen de duda, que el fuego fue iniciado de manera deliberada.
Un hecho planificado y bajo investigación
El informe final sostiene que no se trató de un acto fortuito. El perito interviniente indicó que quien o quienes iniciaron el incendio eligieron cuidadosamente el día, con condiciones meteorológicas adversas, y el lugar, en una ladera del cerro, para maximizar la propagación del fuego y el daño ambiental.
Desde la Fiscalía reiteraron el pedido de colaboración a la comunidad y solicitaron que cualquier persona que cuente con información relevante la aporte ante las oficinas del Ministerio Público Fiscal o en la comisaría más cercana, con el objetivo de avanzar en la identificación de los responsables.




