El aumento de loros barranqueros en zonas urbanas, particularmente en Puerto Madryn, quedó en evidencia tras los recientes cortes de energía eléctrica.
En los últimos meses, la presencia del loro barranquero (Cyanoliseus patagonus) en Puerto Madryn se volvió cada vez más visible, especialmente luego de que bandadas de estas aces protagonizaran episodiros de cortes de energía eléctrica al posarse sobre tendidos y postes de alumbrado. Si bien se trata de un ave nativa de la diagonal árida argentina, su creciente concenctración en centros urbanos responde a un proceso más amplio de degradación ambiental.
El loro barranquero habita de manera natural la ecorregión del monte y algunos sectores puntuales de Chile. Sin embargo, según explican especialistas del CONICET, su desplazamiento hacia ciudades y pueblos no obedece a una preferencia por los ambientes urbanos, sino a la pérdida sostenida de su hábitat natural. Según informó Canal 12 Web.
“Los loros no prefieren estar en las ciudades. El problema es la fuerte pérdida de hábitat que está dejando a la especie sin posibilidades de alimentarse y refugiarse en el monte”, señaló Alejandro Gatto, investigador del Centro para el Estudio de los Sistemas Marinos (CESIMAR-CONICET), a partir de estudios desarrollados durante más de 25 años por el investigador Juan Masello, principalmente en la provincia de Río Negro.
De acuerdo con estos trabajos, la ampliación de la frontera agropecuaria en el sur de la provincia de Buenos Aires y en zonas costeras de Río Negro, sumada a grandes incendios forestales, redujo de manera significativa la vegetación nativa. En ese contexto, los cultivos reemplazaron el monte natural, obligando a los loros a desplazarse hacia áreas urbanas en busca de refugio y alimento.
En ciudades como Puerto Madryn, las grandes bandadas utilizan durante la noche estructuras elevadas como postes de luz, tendidos eléctricos o árboles altos para dormir. En su ambiente natural, estos dormideros suelen ser grandes matas de arbustos espinosos, que los protegen de depredadores terrestres como zorros o gatos monteses, una protección que intentan replicar en el entorno urbano.
En cuanto a su alimentación, los loros barranqueros se nutren principalmente de hojas, brotes y frutos de la vegetación nativa del monte. Estos alimentos les aportan fitocompuestos clave para su salud, al punto de que no se han detectado parásitos sanguíneos en estas poblaciones, un dato poco frecuente en aves silvestres. Cuando ese recurso escasea, pueden alimentarse de cultivos y plantaciones, aunque los especialistas advierten que se trata de una dieta de menor calidad que, a largo plazo, resulta perjudicial.
Perdida de la especia
Las investigaciones también indican que, pese a la percepción urbana de abundancia, la especie perdió cerca del 40% de su población histórica. “Lo que ocurre es que ahora están más concentrados en pueblos y ciudades. Antes estaban más dispersos en el monte”, explicó Gatto.
Finalmente, desde el CONICET señalan que la presencia de loros en Puerto Madryn podría disminuir de manera gradual si se recupera la vegetación afectada por los incendios registrados en los últimos años. No obstante, advierten que se trata de un proceso lento. “Es probable que tengamos que convivir varios años con los loros, hasta que se regeneren las matas que les brindan alimento y refugio”, concluyó el investigador.




