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El coronavirus ha cobrado la vida de más de 3 millones de personas en todo el mundo hasta el martes y actualmente la India se enfrenta al peor brote de covid-19 con el mayor número de casos diarios y el mayor número de muertes confirmadas en la última semana, según cifras de la Universidad Johns Hopkins.

Sin embargo, la crisis de covid-19 no es exclusiva para la India, pues Brasil es el tercer país con más casos confirmados y el segundo con más muertes, después de EE.UU.; mientras que Uruguay es el país de América Latina con el mayor índice de muertes reportadas en la última semana.

Entonces, ¿cómo se compara la crisis de covid-19 en América Latina con la India? A continuación, te mostramos cinco cifras para que comprendas mejor cómo se ve la pandemia de coronavirus en algunos países de Latinoamérica en relación con la India, según cifras de la Universidad Johns Hopkins. Los países latinoamericanos mostrados son los que reportan mayores cifras a nivel mundial.

Un dron capta las cremaciones masivas en la India por el covid-19
India y Brasil con más casos confirmados de coronavirus
Hasta este miércoles, Estados Unidos reporta más de 32 millones de casos confirmados de covid-19, seguido por la India, con más de 17 millones, y Brasil, con más de 14 millones. Sin embargo, los expertos temen que la situación real de contagios por covid-19 en India pueda ser hasta 30 veces mayor, lo que significa más de 500 millones de casos.

Trabajadores de salud y científicos han advertido que los casos por covid-19, así como las muertes relacionadas no se notifican de manera significativa por varias razones, como una infraestructura deficiente, niveles bajos de pruebas y errores humanos.

Brasil, con más muertes diarias y totales que la India
Aunque Estados Unidos tiene el mayor número de muertes totales, con una cifra que supera las 573.000, Brasil es el segundo país con más muertes acumuladas y muertes reportadas en los últimos siete días, con 17.019. Por su parte, la India está cerca a Brasil, ya que reporta 18.634 muertes en la última semana.

A fines de marzo, el Gobierno de México reveló que el número de muertes por covid-19 era casi un 60% más alto de lo que se informó oficialmente, por lo que el número de fallecimientos de México podría ser superior al de Brasil. Algo muy similar también podría ocurrir en la India.

México encabeza los porcentajes de letalidad
Para el 28 de abril, México registró una tasa de 9,2% muertes por cada 100 pacientes contagiados de covid-19, lo que lo coloca en el segundo lugar mundial en este indicador, después de Yemen.

La tasa de letalidad es la proporción de muertes por casos confirmados de covid-19. Sin embargo, según la Organización Mundial de la Salud (WHO, por sus siglas en inglés) estas cifras pueden variar, ya que depende de la probabilidad de que los países detecten y notifiquen todas las muertes por coronavirus, y la aplicación de pruebas para su detección.

Brasil, Perú y México por arriba de la India
A pesar de la fuerte crisis en la India, países latinoamericanos como Brasil, Perú y México reportan un mayor número de muertos por cada 100.000 habitantes que el país asiático. En Brasil, por ejemplo, las muertes por coronavirus este año han superado a las registradas en todo 2020, y para el 28 de abril el país ha reportado un total de 187,17 muertes por 100.000 habitantes desde que inició la pandemia de coronavirus.

Sin embargo, cuando se trata de muertes por cada 100.000 habitantes, Brasil se sitúa por debajo de otros países como el Reino Unido, Italia y Hungría, país que encabeza la lista con un total de 276,19 muertes por 100.000 de habitantes.

 

El presidente Alberto Fernández dijo este sábado que espera que el laboratorio AstraZeneca «empiece a cumplir sus compromisos con América Latina» y reveló que días atrás mantuvo una conversación con sus autoridades, en la que expresó su «malestar» por el retraso en la llegada de esas vacunas contra el coronavirus.

«Estamos esperando que AstraZeneca empiece a cumplir sus compromisos con América Latina», dijo el Presidente en declaraciones a radio Diez, donde relató que tuvo una «comunicación la semana pasada con el CEO», donde le manifestó su «malestar por lo que está pasando».

«Argentina produjo 30 millones de principios activos y no ha vuelto la cantidad de vacunas que se comprometieron a traer», especificó el jefe de Estado.

En tanto, Fernández dijo que habla «personalmente» con «todos los laboratorios y presidentes del mundo para conseguir más vacunas» al tiempo que resaltó la «expectativa de poder producir en Argentina la Sputnik V».

«Seguimos trabajando buscando vacunas en el mundo y no saben el tiempo que le dedico personalmente a hablar con laboratorios y presidentes del mundo para conseguir vacunas», confió el mandatario.

Fernández añadió que «estamos entre los países que más ha vacunado» pero que sin embargo, las autoridades siguen «trabajando con el Instituto Gamaleya, y con la Federación Rusa» en momentos en que «se abre esta expectativa de poder producir en Argentina la Sputnik».

En este punto, el jefe de Estado resaltó que «seguimos trabajando con Covax y estamos trabajando con todos, con Moderna, con Pfizer, con absolutamente todos a ver si podemos resolver el tema de vacunas que faltan en el mundo, no es que faltan solo en Argentina».

Argentina contará desde mediados de la próxima semana con casi 10 millones de vacunas para la lucha contra la pandemia del coronavirus, cuando reciba un millón de dosis elaboradas por el laboratorio Sinopharm, de China.

La nueva partida arribará en tres vuelos que estarán aterrizando en Ezeiza el domingo, el lunes y el miércoles y, de esa manera, el país habrá llegado a sumar 9.932.600 vacunas para el combate de la Covid-19.

El coronavirus continuaba su avance por Asia y América Latina, con una situación cada vez más dramática en India, que marcó un nuevo récord de muertes desde el inicio de la pandemia, y sistemas hospitalarios al borde del colapso en países como Chile, Paraguay y Brasil.

Comenzando por Chile, país que alcanzó este martes el 96% de ocupación de camas de terapia intensiva, en plena cuarentena estricta, con la Región Metropolitana, donde está la capital Santiago, como la zona más afectada, pese a la exitosa campaña de vacunación.

El país registró en las últimas 24 horas más de 5.000 casos y 40 fallecimientos por Covid-19, informó el Ministerio de Salud, citado por el portal de noticias Bio Bio.

En tanto, en Paraguay, el líder de la bancada oficialista, el legislador Basilio Núñez, adelantó por Twitter su proyecto de trasladar pacientes que necesitan terapia intensiva por Covid-19 “a países de la región”, como una forma de “contrarrestar el colapso del sistema sanitario” inminente en el país.

Además, tres diputados anunciaron que propondrán que un familiar de cualquier médico, enfermero o trabajador del sistema de salud muerto por Covid-19 herede el cargo, lo que obligaría a excepciones en la Ley de la Función Pública.

En Brasil, por otra parte, el colapso casi virtual de las terapias intensivas de la mayor parte del país está obligando al Gobierno federal a tomar nuevas medidas, aunque se sigue negando a las restricciones para frenar la circulación del virus.

La Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria, órgano regulador, aprobó el uso de emergencia de un cóctel de anticuerpos para ser inyectados en pacientes no graves de Covid-19 mayores de 12 años, que no reemplaza a las vacunas, al tiempo que la expectativa de vida en San Pablo cayó en 2020 por primera vez desde 1940 a causa de las muertes por la enfermedad, según un estudio de la Fundación Sedae.

El presidente de Perú, Francisco Sagasti, por su parte, descartó aplicar una cuarentena total luego del brutal aumento de las muertes por coronavirus, que en los primeros 18 días de abril sumó 5.376, solo 100 menos de los registrados en todo el mes de marzo.

El Ministerio de Salud informó que desde el inicio de la segunda ola de la pandemia de la Covid-19, iniciada en enero pasado, Perú acumulaba al domingo 19.813 muertes, superando las peores estimaciones hechas por la cartera que establecía 19.785 muertes.

En Uruguay la situación sigue siendo delicada, pero el Gobierno ya planifica su reapertura.

El Ministerio de Turismo anunció que estima que para junio tendrá activo un pasaporte sanitario -un certificado que en el sector turístico visualizan como clave para el retorno de los niveles prepandemia de la conectividad aérea-, aunque reconoció que la fecha de implementación definitiva se definirá en base al ritmo de vacunación contra el coronavirus en el país y en la región.

Bolivia, en tanto, sumó una buena y una mala noticia.

Por un lado recibió un nuevo cargamento de 200.000 vacunas contra el coronavirus de Sputnik V desde Rusia, pero, por el otro, la peligrosa variante brasileña de Manaos fue detectada en el departamento de Santa Cruz, uno de los más golpeados en el país vecino.

En México, mientras tanto, el presidente Andrés López Obrador se aplicó la primera dosis de la vacuna contra la Covid-19 de AstraZeneca y Oxford y llamó a los adultos a perder el miedo e inmunizarse, mientras que se registró una suba en los casos de diez de 32 entidades federales, tras las vacaciones de Semanas Santa y de Pascua pasadas.

«Llevábamos 11 semanas de reducción de la epidemia, pero desafortunadamente en la semana que comenzó el domingo 18 de abril empezó a aumentar ligeramente, un 4% respecto a la semana previa», dijo el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, citado por la agencia de noticias Sputnik.

El escenario regional se completó con una noticia inédita en Colombia.

Un grupo de cinco jefes de Gobierno, entre ellos el de España y Chile, reivindicó este martes la necesidad de un tratado internacional sobre pandemias que permita una respuesta más efectiva en el futuro y, sobre todo, mucho más coordinada y solidaria que la que hubo frente al coronavirus.

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, los mandatarios de Chile, Sebastián Piñera, y de Costa Rica, Carlos Alvarado, así como el primer ministro portugués, António Costa, se reunieron un día antes de la Cumbre Iberoamericana que se celebra en Andorra, bajo el lema «Reformar y fortalecer el sistema de salud mundial para una mejor respuesta ante futuras pandemias».

El presidente francés, Emmanuel Macron, también participó como invitado especial, informó la agencia de noticias DPA.

Todos coincidieron en que, frente a un problema global como la pandemia y en un mundo globalizado, solo caben soluciones multilaterales en las que además no quede nadie atrás.

Según destacaron, ningún país estará a salvo mientras todos no lo estén. «No podemos mirar al futuro sobre la base de la improvisación que hemos tenido este año, tanto para la prevención de las pandemias, como en la producción de vacunas y bienes esenciales», resumió Costa en su intervención en defensa de la creación de un tratado, una idea que puso hace unas semanas sobre la mesa el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.

«Es fundamental una cooperación global», subrayó el primer ministro portugués, quien también puso el acento en las cadenas de valor y cómo la producción de determinados bienes, como see evidenció durante la pandemia, quedaron concentradas en algunos países.

En particular, varios de los participantes llamaron la atención sobre el problema del acceso y la producción de vacunas.

Por ejemplo, el presidente de Costa Rica denunció la «desigualdad numérica abismal» que hay en el acceso y advirtió que «para una recuperación global frente al Covid no habrá seguridad global hasta que estemos todos vacunados».

«Todas las vacunas que demuestren su eficacia y seguridad sanitaria tienen que tener licencia de introducción en el mercado, sean producidas en Europa, en Estados Unidos, en China o en Rusia» puesto que «todos somos pocos para producir la cantidad de vacunas necesarias a escala global».

«No es admisible que haya guerras comerciales con bienes esenciales como son las vacunas», agregó.

Por su parte, Sánchez también defendió la necesidad de un tratado de este tipo y pidió aprender de las lecciones que deja la pandemia, empezando por el hecho de que «los gobiernos no contamos con instrumentos de prevención» y ni de anticipación.

Los números de la pandemia

América Latina, con el Caribe incluido, es la segunda región del mundo más golpeada por la Covid-19, con 865.000 fallecidos y 27,2 millones de contagios, apenas por detrás de Europa, con 1 millón de muertos y unos 48 millones de casos.

Debido a la pandemia, la región sufrió en 2020 un desplome de su PIB del 7%, la más pronunciada del mundo según el FMI, y podría haber perdido 2,7 millones de empresas, a juicio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

La cadía representa ·una década de retroceso en nuestro PIB per cápita, 15 años en nuestros índices de pobreza y 30 años en pobreza extrema», resumió Grynspan.

Por ello, el objetivo clave de la cumbre es alcanzar posturas comunes frente a la pandemia, con prioridad en ampliar el acceso a las vacunas, en una región que solo pudo vacunar al 9% de su población, aun con casos destacados como el de Chile, donde un 35,7% de la población objetivo ya tiene la pauta completa.

Se espera de la cumbre un llamado firme al «acceso universal a la vacunación como un bien público global», y a «fortalecer» el mecanismo Covax de la Organización Mundial de la Salud para una distribución equitativa de las vacunas, señaló Grynspan.

Para facilitar el acceso de la región a la financiación para la recuperación, el encuentro debería respaldar el aumento de los Derechos Especiales de Giro (DEG) del FMI, que pondría a disposición de la región más de 70.000 millones de dólares para fortalecer sus reservas.

También se planteará que los países desarrollados que no necesiten sus DEG, los puedan ceder a otras naciones.

Se debatirá el tratado internacional de pandemias, que impulsan varias decenas de gobernantes, y un Observatorio Iberoamericano contra la violencia de género, para agilizar las acciones contra este flagelo.

La sesión plenaria de la cumbre está prevista el miércoles a las 14 (las 11 en la Argentina) y se prevé que finalice a las 19, cuando tendrá lugar la rueda de prensa final.

El profesor de la Universidad de Harvard Steven Levitsky, quien ha pasado su carrera académica enseñando Ciencias Políticas con foco en América Latina, es categórico sobre el panorama en la región.

«Nunca antes América Latina había sido más democrática que en las últimas décadas», dice en una conversación con BBC Mundo vía zoom desde Boston.

Para Levitsky, que ha pasado las últimas décadas investigando partidos, autoritarismo, democracia e instituciones en América Latina, quienes hablan de ola autoritaria en la región exageran.

Pero el académico, sin embargo, reconoce riesgos en algunos países por la fragmentación política y la crisis de partidos.

Antes de que el domingo Ecuador y Perú celebren elecciones presidenciales y a poco más de un mes de que Chile elija a los miembros de la Asamblea Constituyente que redactarán la nueva Constitución, Levitsky habla de las cuatro señales para reconocer a un autoritario antes de que triunfe en las urnas,contenidas en su libro Cómo mueren las democracias (Nueva York, Crown, 2018), un best seller que escribió junto a Daniel Ziblatt.

¿Cómo está el panorama de la democracia en América Latina?

Creo que los años que vienen van a ser años difíciles, las democracias siempre corren peligro en épocas de crisis económicas.

Me parece que se viene una época de mucha dificultad fiscal, mucha dificultad económica, en lo cual algunos de los avances sociales de las últimas décadas pueden correr riesgos.

Los gobiernos simplemente no van a tener dinero, y en sociedades tan desiguales como las de América Latina se va a debilitar aún más la confianza pública en la democracia, que es muy baja.

Chile está haciendo un experimento muy interesante en términos de innovación constitucional. La esperanza es salir de su crisis de legitimidad con unas nuevas reglas del juego democrático.

En otros países como Ecuador y Perú me parece que es más de lo mismo: colapso de partidos, alta fragmentación política y baja confianza en las instituciones.

¿Dónde cree que estructuralmente están debilitadas esas democracias que menciona en América Latina?

Los que están debilitados son los Estados.

Para mí el problema principal en casi todas las democracias de la región (Chile, Uruguay y Costa Rica son excepciones) es que son Estados débiles que no funcionan bien.

Es súper difícil gobernar con un Estado débil como en Perú, Guatemala, Ecuador, Bolivia, Paraguay, Honduras.

Es muy difícil cobrar impuestos, implementar políticas sociales, controlar la corrupción, mantener la seguridad pública, y la gente se harta. Aunque el gobierno esté bien intencionado, con un Estado débil es súper difícil gobernar.

Y ¿qué rol juegan en todo esto los procesos electorales? Usted ha dicho que actualmente las democracias no están muriendo con golpes de Estado, sino que su debilitamiento comienza en las urnas.

Sí, América Latina es la región del mundo donde más se ha visto este cambio.

Durante muchas décadas del siglo XX, principalmente los 60 y 70, el colapso democrático casi siempre ocurrió a través de los golpes, como los de (Augusto) Pinochet, (Jorge Rafael) Videla, (Juan) Velasco.

Hoy en día lo vimos con (Alberto) Fujimori, lo vimos con (Hugo) Chávez, lo vimos con (Rafael) Correa, lo vimos con Evo Morales y ahora temo que lo estamos viendo con (Nayib) Bukele en El Salvador… Son gobiernos elegidos utilizando instituciones democráticas, utilizando los mismos mecanismos de la democracia, quienes debilitan y a veces tumban la democracia.

Chávez fue el maestro en eso.

Es un proceso lento, a veces los ciudadanos no se dan cuenta de los cambios, no se dan cuenta de que están perdiendo su democracia porque el gobierno es un gobierno elegido, no hay tanques, no hay juntas (militares).

En su libro Cómo mueren las democracias, usted menciona cuatro elementos que pueden ser señales de que estamos ante un líder o un candidato potencialmente autoritario. ¿Cuáles son?

Esos indicadores los tomamos de Juan Linz (1926-2013), el gran politólogo español que dedicó su vida al estudio del colapso democrático en Europa en los 20 y 30 y en América Latina en los 60 y 70.

Ahora que la democracia se muere a través de gobiernos electos es muy importante poder identificar a los autoritarios potenciales antes de que sean elegidos.

Un candidato que sugiere que no va a seguir las reglas del juego democrático y que rechaza desde el principio ciertas reglas del juego democrático es un indicador.

Otro (indicador) es cuando un candidato niega a legitimidad de su rival, que dice que su rival no es alguien con el que está en desacuerdo políticamente, sino que lo trata de enemigo, subversivo, un terrorista, es decir, niega la legitimidad de su rival.

Tercer (indicador), promover la violencia aunque fuera de una manera sutil. Un político que no denuncia siempre la violencia política es un peligro.

Y finalmente un gobierno que amenaza con quitar ciertos derechos civiles, por ejemplo a los medios o que va a demandar a los medios, también es una amenaza.

Cualquier candidato que cruza uno de esos cuatro indicadores es, en mi opinión, un peligro para la democracia.

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Donald Trump lo fue y sí atentó contra la democracia, Bolsonaro en Brasil es otro caso que obviamente tenía características autoritarias y fue elegido y creo que está siendo una amenaza seria para la democracia.

(Alberto) Fujimori, (Hugo) Chávez, (Rafael) Correa también mostraron evidencia de autoritarismo antes de llegar al poder.

No es siempre posible identificar a un autoritario antes de la elección pero muchas veces sí y los políticos y los ciudadanos tienen que prestar atención.

¿Usted nos puede dar un ejemplo concreto de esas señales que según usted se dieron?

Correa y Chávez sobre todo negaron la legitimidad de sus rivales.

Los denunciaron como oligarcas, corruptos, gente que no merecía un espacio legítimo dentro del sistema democrático. Y ese tipo de discurso que niega la legitimidad de los rivales siempre es peligroso.

Fujimori también lo hizo, aunque un poco menos, y Bukele también durante la campaña.

Pero, ¿a la vez este discurso no termina calando en la gente porque, por ejemplo, la corrupción es una de las mayores preocupaciones en América Latina y muchos están cansados de esa élite que ha dominado la política en varios de estos países?

Si, sin lugar a duda, es un círculo vicioso.

En un Estado débil, que genera medianos o altos niveles de corrupción, la gente se harta, se frustra, eso crea un espacio, un mercado, un electorado abierto a llamados populistas.

Un populista que dice no sólo que vamos a proponer medidas a, b, c contra la corrupción, sino que dice: «Vamos a tumbar a toda la clase política».

Eso cae bien en un electorado que está frustrado por una corrupción que no se soluciona, porque ningún gobierno parece capaz de solucionar sus problemas.

De hecho, es casi racional hacer lo que hizo Correa y lo que hizo Chávez: decir que vas a tumbar toda la élite política. El problema es que cuando ganas la presidencia con un mandato de tumbar a toda la clase política terminas casi siempre atentando contra las instituciones de la democracia. Es un círculo muy feo.

Hay una tendencia al liderazgo basado en personajes políticos y este es a lo mejor un factor común en la política de Ecuador y de Perú, dos países que van a las urnas este domingo 11 de abril. Hay una crisis de partidos políticos y la gente se ha refugiado en personajes. ¿Por qué ha ocurrido esto?

Es un problema más de oferta que de demanda.

La gente no tiene opción partidaria porque los partidos hace 30 años colapsaron en el Perú. Con pequeñas excepciones, ningún político durante 30 años ha construido un partido político.

Es decir, un proyecto que incluya a más de una sola persona.

La izquierda lo ha hecho un poco con Verónika Mendoza y Julio Guzmán, pero son partidos pequeños. Fuera de estos, son todos proyectos personalistas donde el partido es simplemente una fachada y el proyecto es hecho por y para un candidato a título personal en la lista.

Y ¿cuáles son los peligros de esto para la democracia o para la fortaleza de un gobierno?

Primero, la política se fragmenta. Sin partidos, generalmente tienes 15, 20 candidatos a la presidencia, siete, ocho, diez partidos llegan al Congreso, pero ninguno es dominante, todos son débiles.

Los partidos no tienen un pasado que los votantes pueden evaluar, no tienen plataforma clara.

Yo tengo un doctorado en Ciencias Políticas y no puedo distinguir entre los partidos peruanos. Es imposible porque no tienen programas claros, y esto también es un problema para el electorado.

Cuando no hay partidos esto propicia el surgimiento de outsiders políticos, se hace muy fácil para un novato político, un payaso, un general, un cura, un atleta, un periodista, un empresario decir «¿por qué yo no?».

Si Fujimori puede o si Correa puede o si Jimmy Morales puede, por qué yo no. Si un cura en Paraguay puede, ¿por qué yo no?

Entonces tienes políticos novatos que no tienen experiencia en la política, que no saben lidiar con el Congreso, con el poder judicial, con la prensa. Muchas veces no tienen la paciencia o la tolerancia para hacer el trabajo necesario para que funcione la democracia.

Los outsiders a veces son demócratas, pero muchas veces terminan siendo autoritarios.

Y ¿qué ocurre luego con la gobernabilidad de estos candidatosoutsiders una vez en el poder?

También es difícil porque tienes a un presidente con un partido débil que muchas veces tiene poquísima presencia en el Congreso. Correa no tuvo ningún representante en el Congreso cuando salió electo. En todos los gobiernos peruanos post Fujimori ninguno ha tenido mayoría en el Congreso y en los últimos casos ha tenido poquísima presencia.

Entonces tienes a un presidente personalista con el 80% o el 90 % del Congreso en contra.

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Muchas veces es un Congreso fragmentado, desorganizado, lleno de novatos sin experiencia en negociar, construir coaliciones, negociar con el Ejecutivo.

Entonces casi siempre el resultado es un sistema disfuncional: una relación entre el presidente y el Congreso llena de conflicto, de obstrucción. Y a veces termina en la caída del presidente como vimos tres veces en Perú en los últimos años. Como hemos visto en Ecuador un par de veces, como hemos visto en Bolivia.

El otro escenario electoral que tenemos próximamente en América Latina es la elección de candidatos a la Asamblea Constituyente en Chile. En su opinión ¿se trata de un triunfo institucional esta convocatoria?

Creo que no está todo dicho.

Ofrece una posible salida institucional. El sistema político chileno, para la sorpresa de muchos observadores internacionales, cayó en una crisis tremenda en 2019.

Aunque desde fuera el sistema parecía funcionar con crecimiento económico, instituciones sólidas, niveles de corrupción no tan altos, la gente se hartó por razones que aún estamos investigando.

El nivel de legitimidad del sistema de la constitución de (Augusto) Pinochet cayó al piso.

Y se tuvo que hacer algo, se tuvo que hacer una reforma de una Asamblea Constituyente parecida a la de los colombianos en 1991.

Podría ofrecer una salida parcial. No va a ser una panacea para nada y el peligro es que la gente espere que con la nueva Constitución cambie todo.

Una Constitución nueva jamás cambia todo, pero ofrece una nueva legitimidad, la posibilidad de innovar y crear algunas instituciones nuevas que de repente pueden mejorar el nivel de responsabilidad política.

No sabemos qué va a salir, no sabemos cuál va a ser el equilibrio de poder en la Constituyente.

Pero por lo menos ofrece la posibilidad de una reforma que mejore la situación y si eso ocurre sería un triunfo institucional.

Mucho mejor que un golpe, mucho mejor que un colapso del sistema.

¿Qué elementos pueden poner en riesgo el éxito de ese proceso?

La fragmentación y la polarización.

Una característica de esta elección es que la derecha, que no quiso la reforma constitucional, se ha mantenido bastante unida.

Las fuerzas progresistas de centro izquierda e izquierda se han fragmentado mucho y podrían terminar debilitadas frente a una derecha unificada.

La derecha podría terminar con un resultado electoral muy bueno y si no dominando, sí teniendo poder de veto en la nueva constitución. Esto para bien o para mal.

Pero podría terminar frustrando a aquellos que quieren alguna reforma más progresista.

Y segundo, la fragmentación.

Chile ya no tiene un sistema donde hay cuatro o cinco partidos sólidos, sino un sistema súper fragmentado.

Y cuando tienes ocho, diez o 12 fuerzas políticas en la Constituyente, es mucho más difícil llegar a acuerdos y construir algo positivo. Entonces se corre el riesgo de disfunción y fracaso.

Entonces vemos que en todos los países de los que hemos hablado, Ecuador, Perú y Chile, que son los países que van pronto a las urnas, un factor común es esta fragmentación. ¿Es este uno de los mayores problemas de las democracias en América Latina?

No sé si es el mayor problema, pero es un problema.

Construir partidos hoy en día es mucho más difícil que hace 50, 60 o 100 años.

Hoy en día los políticos ya no necesitan partidos porque tienen los medios, ahora tienen las redes sociales. Pueden llegar al electorado sin organización, sin equipo, sin alianzas.

Bolsonaro siendo Bolsonaro puede llegar a la gente a través de Whatsapp. Y lo mismo con Correa y con casi todos los candidatos peruanos.

Entonces los políticos ya no tienen incentivo para crear partidos y terminamos con la fragmentación. Es un problema serio y se ha extendido, aunque no en toda la región.

Yo creo que más importante y quizás una causa parcial de la fragmentación política son la debilidad de los Estados y el nivel de la desigualdad social. Esos son los problemas fundamentales y estructurales que minan la calidad de la democracia en casi todos los países de la región.

Al final usted nos está transmitiendo un escenario que es bastante pesimista. ¿Qué hay de bueno en todo lo que se ha hecho en América Latina?

Ha hecho varias cosas bien. Primero, a pesar de todo el pesimismo, a pesar de lo que pasa en Venezuela y en Nicaragua, este es, de lejos, el período más democrático de la historia de América Latina.

Los últimos 30 años han sido las décadas más democráticas de lejos de toda la región.

En la mayoría de los países de la región, la democracia nunca ha durado tanto como hoy en día.

La democracia, la estabilidad del sistema electoral, ha permitido un crecimiento de inclusión política. Grupos y sectores de la sociedad que habían sido siempre excluidos de la política están siendo poco a poco incluidos con más derechos políticos y sociales y con derechos para comunidades indígenas, para mujeres.

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Hay más derechos, no siempre cumplidos, pero hay más derechos en América Latina hoy que en cualquier otro momento.

Antes de la crisis de la pandemia, el nivel de desigualdad, de pobreza, de desigualdad habían bajado.

Sigue siendo altísimo, pero en el período democrático empezaron a expandirse los estados de bienestar, las políticas sociales y tuvo resultado. No los mejores resultados del mundo, ningún país latinoamericano llegó a ser Suecia, pero el nivel de desigualdad comenzó a bajar en décadas.

Otra cosa que me da algo de optimismo es que a pesar de toda la crisis, a pesar de que la gente está harta de los políticos, de que el nivel de confianza en la democracia es bajísimo, de la fragmentación, todavía no existe una alternativa, un modelo alternativo a la democracia en América Latina.

En otras épocas existían modelos fascistas, el modelo cubano, regímenes militares que eran ilegítimos, modelos anticomunistas… Ninguno de esos modelos existe hoy.

A pesar de su frustración con la democracia, casi todos los ciudadanos latinoamericanos quieren seguir votando, quieren su derecho a seguir votando contra los gobiernos que no les gustan. Quieren el derecho de botar a los gobiernos malos y eso sigue siendo fuerte en América Latina y creo que ayuda a proteger la democracia.

América Latina superó los 25 millones de contagios de covid-19, en medio de un alarmante avance de la pandemia que obliga a muchos países a pasar otro fin de semana de Pascua bajo una procesión de restricciones.

La región de América Latina y el Caribe superó el viernes la barrera de los 25 millones de infecciones, según un registro de la AFP elaborado con datos oficiales. Además, registra ya 788.000 muertes por covid-19.

Los récords de infecciones diarias, como en Perú, o de muertes, como en Uruguay, siguen elevando las alarmas en el continente, donde las restricciones se han multiplicado.

Uruguay, considerado hasta hace poco tiempo un ejemplo en la gestión del covid-19, registró el jueves 35 muertes, un récord diario. El país superó ya los 1.000 decesos y los contagios siguen aumentando.

Sin embargo, el gobierno aboga por la «libertad responsable», mientras resiste a presiones de opositores para imponer restricciones.

En Uruguay casi el 20% de la población ya fue inoculada con la primera o segunda dosis de CoronaVac o Pfizer.

Chile, en tanto, cerrará fronteras desde el lunes. El país, que ya vacunó al 24% de la población con dos dosis y avanza más rápido que ninguno en Latinoamérica, se registraron en los últimos días las peores cifras de contagios desde el inicio de la pandemia.

En total, Chile sobrepasó el millón de infecciones y los 23.000 decesos.

Lenta vacunación

En numerosos países de la región se registran casos de la variante brasileña del coronavirus, la llamada P1, que se cree más contagiosa.

Brasil, una preocupación para sus vecinos y la región, vivió en marzo el peor mes de la pandemia con más de 66.000 muertos y es el segundo país más enlutado, con más de 328.000 fallecidos.

Entre los estados que aplican medidas sanitarias, Rio de Janeiro anunció el viernes una prórroga parcial de las restricciones, previstas inicialmente hasta el domingo. Por ejemplo, el comercio no esencial, bares y restaurantes, cines, museos y teatros no podrán volver a funcionar hasta el próximo viernes.

Brasil va a paso lento en la vacunación: cerca de un 8% de de los 212 millones de ciudadanos recibieron la primera dosis y 2,3% están completamente inmunizados.

Los analistas atribuyen esa lentitud a la tardanza del gobierno del presidente Jair Bolsonaro -quien durante meses minimizó la gravedad de la enfermedad- en alcanzar acuerdos con las farmacéuticas.

La directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa Etienne, señaló esta semana que no hay suficientes vacunas en la región para detener los brotes activos y abogó por la prevención.

Así las cosas, la Pascua este año está marcada de nuevo por el virus, como ilustra la imagen del papa Francisco frente a una plaza desierta el viernes por la noche para presidir su segundo Vía Crucis consecutivo sin público, aunque con la participación de niños italianos.

Restricciones en Europa

En Europa, golpeada por una tercera ola de covid-19, toda Italia pasa a zona «roja» (alto riesgo de contagio y restricciones máximas) para el fin de semana de Pascua.

La esperanza reside en la vacunación, que avanza a un ritmo dispar según los países.

Pero la campaña de inoculación en varios países europeos también está lejos de cumplir los objetivos y solo un 10% de la población europea recibió una dosis de la vacuna anticovid y un 4% las dos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Una muestra de las desigualdades en las campañas en todo el mundo es el exitoso proceso en Estados Unidos, que ya vacunó a unos 100 millones de personas con al menos una dosis, según datos de la autoridad sanitaria difundidos este viernes.

Desde la tercera semana de abril comenzarán a distribuirse en América Latina las primeras vacunas contra el coronavirus de AstraZeneca, cuya sustancia activa fue elaborada en la Argentina y envasadas en México, anunció este miércoles el canciller Marcelo Ebrard.

El anuncio coincidió con un nuevo llamado del presidente Andrés López Obrador a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para hacer «un mayor esfuerzo en la entrega» de antígenos mediante el mecanismo Covax, destinado a los países pobres.

«Hasta el momento, una gran cantidad de naciones continúa sin una sola dosis contra el COVID-19», afirmó el mandatario.

«Ya empezó la ONU a entregar lotes por medio de este mecanismos a países con población marginada, pero no es suficiente, tiene que hacer un esfuerzo mayor; la llamamos a eso porque un porcentaje mayor se está comercializando de manera directa entre laboratorios», indicó.

Ebrard explicó que mañana llegará un nuevo cargamento de la sustancia activa para envasarse en la planta Liomont en el municipio Ocoyoacac, estado México, a unos 70 kilómetros de la capital.

La iniciativa se inscribe en un marco de cooperación binacional de México y la Argentina para «construir capacidades que garanticen la autosuficiencia» en vacunas contra el coronavirus en la región de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.

La vacuna desarrollada por la alianza de la Universidad de Oxford con el laboratorio AstraZeneca es elaborada en la planta de la empresa biotecnológica Mabxience en Buenos Aires y envasada en los Laboratorios Liomont de México.

El acuerdo para la entrega de vacunas a América Latina con AstraZeneca, producidas en la Argentina y envasadas en México, cuenta con el respaldo del magnate de las telecomunicaciones Carlos Slim, cuyo imperio se extiende por varios países de la región.

Para producir las millones de dosis que se necesitan, AstraZeneca construyó cadenas de suministro regionales, y en 2020 a través de la Fundación Slim, se iniciaron negociaciones con el equipo que estaba desarrollando esta vacuna, buscando sumarse al esfuerzo, y traer su producción a Latinoamérica.

El 18 de enero pasado llegó desde la Argentina el primer embarque de sustancia activa de la compañía anglo sueca que estuvo en el foco de la atención pública, acusada en Estados Unidos de falsear ensayos clínicos y en Europa de que su vacuna provoca trombosis.

Sin embargo, autoridades sanitarias de Europa, Gran Bretaña y Estados Unidos, así como de la Organización Mundial de la Salud (OMS), dieron «luz verde» a esta vacuna al asegurar que es segura y eficaz y que sus efectos colaterales son mínimos en comparación con el gran beneficio que pueden tener en los seres humanos.

El primer lote del activo biológico de este fármaco, por 5,23 litros, permitió envasar más de un millón de dosis, que no estuvieron disponibles sino hasta la semana pasada debido a la falta de algunos insumos en México, como viales y jeringas.

La farmacéutica acordó producir un total de 77,4 millones de dosis que serán distribuidas en México y otras 200 millones solicitadas por diversos países de América latina.

El presidente Alberto Fernández, durante su reciente estancia oficial en México, visitó el 22 de febrero pasado, acompañado de Slim y Ebrard, la planta de envasado de vacunas contra Covid-19 y verificó el avance de las sustancias inmunizadoras.

La agencia calificadora de riesgo Moody’s Investors Service dijo hoy que las condiciones del mercado laboral en las economías más grandes de América Latina probablemente se mantendrán débiles en los próximos dos años, con consecuencias a largo plazo para muchos sectores.

«En Argentina, la pandemia ha exacerbado la contracción de empleos que el país traía desde hacía varios años. Una larga historia de escasa creación de empleo y de inestabilidad macroeconómica ha aumentado la pobreza interna», dijo Moody s.

Y remarcó que eso se dio en un contexto de alta inflación y con el dólar jugando un papel como de cobertura frente al peso argentino que no ha parado de devaluarse, todo contribuyendo a patrones erráticos de consumo de los hogares. Esta firma estadounidense señaló que las condiciones del mercado laboral en la Argentina califican con la nota «Ca estable», por lo que estaría descartado un empeoramiento dramático del desempleo en el país, pero también una recuperación veloz.

La pandemia de Covid-19 ha empujado a América Latina a una contracción mucho más profunda que la que siguió a la crisis financiera mundial de 2008-2009 o en Brasil durante su recesión de 2014-2016, dice el informe.

«Por tal motivo, resulta poco probable que el empleo en la región vuelva a los niveles anteriores a la crisis durante los próximos dos años, siendo los trabajadores más jóvenes los más afectados», advirtió Moody s. Las débiles tendencias del empleo persistirán y tendrán implicaciones negativas para la recaudación de ingresos de los gobiernos locales y regionales de cada país, según las previsiones de la agencia estadounidense.

El impacto variará entre ellos, dependiendo de su base económica y el nivel de apoyo gubernamental a su población.

Esperamos un mayor impacto en los gobiernos locales y regionales que dependen de las transferencias fiscales del gobierno federal basadas en recaudación de impuestos. Las aerolíneas y el sector de alojamiento no se recuperarán por completo hasta al menos 2023, lo que reducirá la disponibilidad de empleo en esos sectores.

Los minoristas también se verán afectados, ya que deberán lidiar no solo con el alto desempleo, sino también con la baja penetración de los servicios bancarios, el lento crecimiento económico y altos niveles de inflación. La pérdida de puestos de trabajo y la caída de la actividad económica serán negativos para la infraestructura de transporte.

Las autopistas con conexiones urbanas se verán particularmente afectadas dado que menos personas viajan diariamente a sus trabajos. Por otro lado, la actividad aeroportuaria también disminuirá debido al retroceso en los viajes de negocios y el turismo, siempre según el informe.

Las métricas de calidad de activos de los bancos se verán desafiadas por la disminución de las medidas de apoyo de los gobiernos en medio de las débiles condiciones de empleo.

Fuente: Grupo La Provincia

América Latina enfrentará una «década de pérdidas» en cuanto a crecimiento económico y desarrollo, según estimó la Organización de las Naciones Unidas en su más reciente Informe Económico Mundial: Situación y Perspectivas.

El organismo proyecta una recuperación del 3,8 % en 2021 y 2,6 % en 2022, aunque el pronóstico está «plagado de incertidumbres acerca de la evolución de la pandemia, la introducción de las vacunas y el impacto de las medidas de las políticas económicas», indica el comunicado de prensa.

A nivel mundial, en tanto, la economía crecerá 4,7 % este año; una humilde recuperación que apenas compensará las pérdidas del 2020, cuando se desplomó 4,3 % como consecuencia de la crisis sanitaria.

Una recuperación «lenta y dolorosa»
El informe sostiene que el impacto de la pandemia será «tangible durante muchos años, a menos que se lleven a cabo inversiones estratégicas en los ámbitos de la economía, la sociedad y la resiliencia climática», con el propósito de alcanzar «una recuperación sostenible y resistente de la economía mundial».

«La profundidad y gravedad de esta crisis sin precedentes anuncia una recuperación lenta y dolorosa», dijo al respecto el economista jefe de las Naciones Unidas, Elliott Harris.

Harris advierte que, a medida que los países avanzan con una larga fase de recuperación con el lanzamiento de las vacunas, se deben «promover inversiones a largo plazo», acompañadas por políticas fiscales «que eviten la austeridad prematura».

Personas con mascarillas caminan en el Mercado Central en San Salvador, El Salvador, el 18 de junio de 2020
José Cabezas / Reuters
La ONU resalta que la crisis del nuevo coronavirus no solo ha dejado más de dos millones de muertes, sino que también ha forzado a muchas familias a la pobreza, incrementado la desigualdad, interrumpido el comercio mundial y paralizado la economía a escala global, por lo que considera que se requiere «una respuesta extraordinaria».

Una contracción «histórica» de la economía
En relación a América Latina y el Caribe, Naciones Unidas destaca que la pandemia devastó algunos de sus países, lo que implicó un alto costo humano y provocó «una contracción económica de proporciones históricas».

En ese sentido, el análisis remarca que la región ha padecido una caída del 8 % del Producto Interno Bruto (PIB) en 2020, debido especialmente a «las cuarentenas nacionales prolongadas, el debilitamiento de las exportaciones de mercancías y el colapso del turismo», acciones que «socavaron las actividades económicas».

Sin embargo, sostiene la ONU que las consecuencias han sido dispares en cada nación. En efecto, el organismo cita los casos de Haití, Paraguay y Uruguay, que «han sido capaces de contener la propagación del virus y de limitar el daño económico».

Como contracara, el análisis señala los casos de Argentina, Perú y Panamá, así como las economías dependientes del turismo del Caribe, que «se han visto fuertemente afectadas, con recesiones del PIB de hasta dos cifras».

No obstante, algunos países de América del Sur y América Central se han visto beneficiados por el ingreso de remesas, que han traído los repuntes «más rápidos de lo esperado en los precios de las materias primas», bajo el impulso de una «fuerte actividad industrial en China».

Por otra parte, la organización internacional con sede en Nueva York, EE.UU., destaca las labores de los gobierno de Brasil, Chile y Perú, que «introdujeron los paquetes de estímulo más grandes de la región, que ascienden a un estimado del 10 al 15 % del PIB».

En ese marco de incertidumbre, y con una caída del 13 % en la inversión en 2020, «parece poco probable una recuperación rápida en medio de incertidumbres significativas y persistentes», dice la ONU. Y concluye: «La amenaza de otra década perdida, tanto en términos de crecimiento económico como de progreso del desarrollo, se cierne sobre América Latina y el Caribe».

A través de un comunicado conjunto, el Consejo Internacional de Aeropuertos de América Latina y el Caribe (ACI-LAC), la Asociación Latinoamericana y del Caribe de Transporte Aéreo (ALTA), la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) y la Organización Civil de Proveedores de Servicios de Navegación Aérea (CANSO) manifestaron su “profunda preocupación” ante las medidas y restricciones que afectan los viajes aéreos en la región de América Latina y el Caribe.

“Aunque exista un sistema de rastreo, observamos la reimposición de medidas que habían sido suspendidas, como por ejemplo las cuarentenas, encima de la exigencia de pruebas y tests, así como también nuevas prohibiciones de vuelos hacia ciertos destinos. Todo esto supone un retroceso en los esfuerzos por recuperar numerosos sectores económicos, como lo son viajes y el turismo, entre otros”, explica el comunicado.

Medidas equilibradas

Asimismo, como lo vienen haciendo desde hace meses, reiteraron el llamado a los gobiernos para trabajar articuladamente en la adopción de medidas equilibradas y estandarizadas basadas en la evaluación de riesgos y costos de oportunidad para la población, “que se ve directamente vulnerada por las restricciones que afectan millones de empleos en nuestros países”.

“Entre enero y noviembre de 2020, las aerolíneas que operan en la región transportaron cerca de un 40% del total de pasajeros transportados en ese periodo de 2019. Noviembre marcó un hito con cerca de 16 millones de pasajeros en la región (45% del total de noviembre 2019) gracias a la reactivación de prácticamente todos los países de la región. Esto demuestra que existe interés y necesidad en viajar, por tanto, no podemos volver a los cierres de fronteras ni reimponer obstáculos a los pasajeros”, analizó José Ricardo Botelho, director ejecutivo y CEO de ALTA.

Cambiar la estrategia

Por su parte, Peter Cerdá, vicepresidente regional de IATA para las Américas, apuntó: “No podemos volver a actuar como al principio de la pandemia, cerrando fronteras o aplicando cuarentenas cuando hasta la propia Organización Mundial de la Salud ha señalado que el virus no se controla de esta manera. Es imposible reducir la exposición a cero, pero hay estrategias inmediatas de gestión de riesgos”.