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En el sector mayorista la moneda estadounidense ganó 10 centavos y finalizó a $60,35, mientras que en el balance mensual subió 46 centavos, en tanto que el dólar con el recargo de 30% -impuesto PAÍS- culminó a $81,90.

El dato relevante de la jornada fue que producto del fin de mes, el BCRA debió vender -de acuerdo a fuentes de mercado- más de 70 millones de dólares para abastecer una demanda más activa, que buscó cubrir posiciones y efectuar giros al exterior.

En este contexto, el dólar contado con liquidación (CCL), cuya operatoria cierra más tarde en coincidencia con el mercado bursátil, se vende a $85,44 (+0,7%), mientras que el dólar MEP cotiza a $83,71 (+0,9%).

Fernando Izzo, de ABC Mercado de Cambios, señaló que “con mucha lógica por ser fin de mes, el mercado de cambios comenzó demandando dólares, especialmente los bancos para cubrir posiciones y efectuar giros al exterior”.

Además, indicó que “debido a los pocos ingresos de la divisa de parte de exportadores e inversores, tuvo que salir a vender el BCRA por un total de US$75 millones, al precio máximo que colocó las ofertas de US$50 millones a $ 60,35 y para equilibrar las sumas operadas en ambos lados”.

Por su parte, Mauro Mazza, responsable de Research y Estrategia de Bull Market Brokers, indicó que el mercado de cambio estuvo convulsionado toda la semana.

«El BCRA activó la tablita cambiaria de depreciación y eso frenó de golpe la liquidación de exportadores, lo que le hizo vender más de US$ 250 millones en la semana. El mercado empuja hacia un dólar de $90 para recién ahí volver a rehacer cálculos», detalló.

Además, Mazza advirtió que «el pago del AF20 (bono de la Nación en moneda dual) será sumamente importante, cualquier evento crediticio en ese bono, podría llevar a un encadenamiento feo para el mercado de cambio. Es preferible pagar y que suba el dólar paralelo 3 pesos, que reperfilar compulsivamente. Es sumamente importante de ahora en más lo que pase con ese bono para el mercado de cambio».

Martín Vauthier, economista director de Eco Go, explicó que «la incertidumbre en torno a la provincia de Buenos Aires, la falta de precisiones en relación a las características de la propuesta de renegociación de la Nación y las señales de la política monetaria corriendo por delante del resto del programa pasan factura en la brecha».

El volumen operado en el segmento de contado fue de US$ 348 millones, y se registraron US$ 93 millones operados en el sector de futuros MAE.

En el mercado de futuros Rofex se operaron US$ 370 millones. Los plazos más cortos concentraron casi 50 % del volumen operado.

Enero y febrero se operaron a $ 60,3280 y $ 62,39; con un roll over que arrojaba una tasa del 44,56 %.

El dólar está planchado, las tarifas, congeladas, pero la inflación de enero volverá a superar el 3%. En la Casa Rosada no disimulan la bronca, y acusan a los empresarios de cometer “abusos” con los precios e incluso de intentar quedarse con una parte de lo que el Estado puso en los bolsillos de “los que menos tienen».

Según publica urgente24.com como fuere, hay desesperación por encontrar la solución que lleve a un alivio antes de la mitad de año cuando habría que descongelar las tarifas de luz, gas y agua, y volver a mover los pasajes en colectivos y trenes.

Pese a la estabilidad cambiaria y el congelamiento de naftas y tarifas, las consultoras estiman que la inflación de enero volverá a superar el 3 por ciento.

“Sorprende que la inflación vuelva a estar en torno al 3% teniendo en cuenta el calibre de las anclas que se están utilizando: cambiaria y tarifaria”, indicó Juan Ignacio Paolicchi de ‘Eco Go’.

“Con el tipo de cambio planchado y sin correcciones en los precios ni siquiera de las naftas, la inflación debería dar más cerca de 2 que de 3, o inclusive por debajo”, agregó. Desde la consultora registran que el rubro alimentos aumentó por encima del 4%, en parte por la eliminación del IVA cero para los productos de la canasta básica.

Desde la consultora ‘Elypsis’ estiman que la inflación de enero será de 3,5%, con una suba de alimentos y bebidas de 3,3%. “Los productos que más impulsaron este rubro fueron yerba, harinas y lácteos”, indicó el economista Juan Solá de ‘Elypsis’.

La entidad ‘Consumidores Libres’ relevó que sólo en los primeros 15 días del mes la canasta básica subió 3% en la Ciudad, mientras que un año atrás esa suba había sido del 1,9%.

El primero de enero llegó el fin del IVA cero en una canasta de alimentos, medida que impulsó el gobierno de Cambiemos para contener, la estampida de precios tras la devaluación de agosto. El actual Ministerio de Desarrollo Productivo acordó con supermercados que no trasladaran el IVA, para evitar subas del 21%, y en cambio, que absorbieran en parte los aumentos en conjunto con las industrias alimenticias.

Sin embargo, el arreglo fue con las grandes cadenas por lo que las partes que no formaron parte de la negociación registraron subas de sus proveedores de más del 21%.

Fuentes de comercios mayoristas y almacenes barriales indicaron que tras el fin del IVA cero el aceite, la harina, la azúcar y la yerba registraron subas por encima del 30%. “Es imposible absorber esos aumentos porque te fundís a los dos días”, aseguró el dueño del mayorista Maxiconsumo.

En el primer piso de la Casa Rosada no disimulan la bronca, y acusan a los empresarios directamente de cometer “abusos” con los precios.

Y de intentar quedarse con una tajada de lo que el Estado puso en los bolsillos de “los que menos tienen”: los jubilados que recibieron el bono mensual de $5.000 en diciembre y enero y quienes ya están utilizando la tarjeta “Alimentar”.

Según los cálculos oficiales, un total de 4.712.000 jubilados y pensionados percibieron en promedio $4.836 en diciembre y un monto similar este mes. Esto hace un total de $45.574 millones que se volcaron básicamente al consumo.

De la tarjeta alimentaria, Desarrollo Social ya distribuyó 70.000 plásticos, pero la idea es acercarse al millón y medio de unidades. Se cargan con un monto que va de $4.000 a $6.000 cada una.

El resquemor que muestran en el gabinete económico refiere a la posibilidad que parte de ese ingreso termine alimentando los balances de las empresas: fabricantes y cadenas de supermercados, que aprovecharía esa mayor demanda de alimentos para remarcar los precios.

A unas pocas cuadras de la Casa Rosada, en Reconquista 266 -sede del Banco Central-, perciben un fenómeno parecido. La cuestión fue abordada incluso por los flamantes directores del organismo.

“Vemos mucha irresponsabilidad de empresarios que no están ayudando con los precios”, acusó sin individualizaciones el fin de semana, el propio Alberto.

En el equipo económico siguen bien de cerca estos movimientos. Eso sí: después de las palabras del Presidente, algunos funcionarios, en privado, se achacan responsabilidades por lo que viene pasando con los valores de los alimentos.

No por el salto que pegó la carne, que en las últimas semanas se acomodó a una cuestión estacional. Además, con respecto a este producto, los funcionarios esperan una mayor tranquilidad en el mercado interno ya que las cotizaciones de la exportación a China, principal mercado, se pincharon un 35% promedio el último mes.

Hay un foco de atención especial, eso sí, con lo que vaya a suceder con el valor del trigo a nivel internacional. Ese precio, que trepó a los US$200 por tonelada, se alteró por los incendios en Australia y también por la posible escasez de mercadería para el mercado interno.

La estrategia para disciplinar a la inflación se concentrará en el cumplimiento de Precios Cuidados, programa que podría ampliarse próximamente para darle todavía más fuerza.

También habrá un trabajo más al hueso de la dinámica de lo que ocurra en las góndolas, que se vinculará con un estudio pormenorizado de las cadenas de valor. Una apuesta que puede ser muy útil siempre y cuando se apaguen los principales motores de la inercia inflacionaria, más ligada a las expectativas y a la historia económica reciente que a cuestiones técnicas o teóricas.

“Estamos preocupados porque los empresarios embroman a quienes nosotros queremos ayudar”, se quejan en Reconquista 266.

La obsesión de los funcionarios pasa por poder reflejar, antes que nada, una desaceleración en los precios de las góndolas, algo que por ahora se les escapó. Alberto F. ya dejó trascender que habrá nuevas medidas si se mantiene la volatilidad. Para los funcionarios, los empresarios ya no tienen excusas.

Puertas adentro, admiten que tras el regreso del IVA a los productos básicos, hubo alzas muy por encima de lo acordado. Y que no hubo previsión ni respuestas a esa situación.

Ahora, con un dólar quieto, las tarifas congeladas y los combustibles sin aumentos, tanto en Producción como en el Banco Central coinciden en que no hay más excusas para mover los precios.

La discusión se produce en coincidencia con el tratamiento parlamentario de la Ley de Góndolas, que ya tiene media sanción de Diputados. El Gobierno alega que la aprobación de este proyecto jugará a favor, porque incentivará la competencia entre oferentes.

Sin embargo, los supermercadistas y los grandes fabricantes de alimentos sostienen la argumentación contraria: dicen que imponer porcentajes de exhibición de productos en góndolas irá en contra de la eficiencia de la cadena comercial y que hay riesgo de mayores aumentos de precios.

En todo caso, lo que quieren los funcionarios es acercarse a mitad de año con una clara desaceleración inflacionaria. Se entiende: para ese momento habría que descongelar las tarifas de luz, gas y agua, y volver a mover los pasajes en colectivos y trenes.

Una cosa es hacerlo en medio de una dinámica inflacionaria complicada, donde el descongelamiento de los “regulados” metería más ruido y distorsión. Y otra, muy distinta, sería efectuarlo como “sinfonía fina” poniendo metas de recomposición tarifaria en relación a la expectativa de inflación futura (supuestamente más manejable que la actual).

En este contexto, el Gobierno también definió que el otorgamiento de sumas fijas para los salarios también sería una buena solución para el corto plazo.

Sin embargo, desde algunas cámaras empresariales encendieron alertas sobre la cuestión: las sumas fijas podrían darle un horizonte a las compañías más grandes, con las nóminas más extendidas, pero no sería así con las Pymes y con aquellos sectores que peor la vienen pasando con la crisis.

Para esos casos, los empresarios prefieren un porcentaje de aumento, pautado para el resto del año, cuestión de poder diseñar los costos hacia adelante.

En esa misma línea está operando el BCRA, con una estrategia de bajas de tasas de interés focalizado en las empresas. La idea pasa por disminuir todos los costos que tuvieron las compañías en medio de la crisis: el costo financiero fue, justamente, uno de los de mayor peso en los últimos dos años.

De ahí que el Central tampoco vea con buenos ojos una escapada del “contado con liqui”. “Cualquier desorden financiero te complica la economía real, aún cuando el dólar alternativo no guía a los precios del comercio exterior”, analiza una fuente oficial.

Si hay algo que aprendió la Argentina es que, en momentos de incertidumbre, crece la volatilidad de los precios de la economía.

Hoy, aun cuando las tarifas, los combustibles y el dólar se mantienen planchados, la inflación igual trabaja y existe una gran dispersión de precios.

La medida busca facilitar las operaciones comerciales de todos los actores del sistema financiero.

El Banco Central de la República Argentina (BCRA) decidió hoy extender un mes todo el calendario de salida de circulación de los billetes de 5 pesos, por lo que hasta el 29 de febrero, se podrán seguir usando en todos los negocios y comercios del país para cualquier transacción.

La medida que adoptó el directorio del Central, a través de la Comunicación A6877, tiene como objetivo facilitar las operaciones comerciales de todos los actores del sistema financiero.

La entidad monetaria expresó que «esta modificación permitirá que haya tiempo hasta el 31 de marzo para depositar los billetes en cuentas o canjearlos en las sucursales bancarias del país».

El Central subrayó que todos los bancos, públicos o privados, tienen la obligación de aceptarlos.

De esta forma, el nuevo cronograma establece que hasta el 29 de febrero, se podrá usar para cualquier transacción en todos los negocios y comercios del país, determinó la entidad que preside Miguel Pesce.

Hasta el 31 de marzo, en tanto, los bancos deberán canjear los billetes de 5 pesos o acreditarlos en cuentas, para lo cual se podrá juntar varios y canjearlos por billetes de mayor denominación.

En la actualidad, el billete de 5 pesos coexiste con la moneda del mismo valor, de color plateada con la representación del arrayán, que «reemplazará de forma definitiva al billete», precisaron desde el organismo de contralor monetario.

Por último, desde el 1° de agosto de 2019, se retiraron de circulación más de 50 millones de billetes, y quedaron en poder del público unos 459,6 millones de unidades de este billete con la imagen del General José de San Martín en su anverso, que se emitió a partir de 1998, informó Telam.

La extensión de la vigencia del billete como medio de pago legal podría ser anunciada oficialmente por la entidad la próxima semana tras el pedido de Cámaras de Comercio para retirarlos del sistema de manera más ordenada.

Hasta ahora el billete terminaba su circulación legal el 31 de Enero y se extendía por 30 días la posibilidad de ser canjeado en los bancos, mientras que ahora esos plazos se extenderían hasta el 28 de Febrero y el 30 de Marzo.

Desde el BCRA revelaron que la entidad analiza la redacción de una resolución para hacer lugar a los pedidos efectuados por la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) y la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).

Las dos centrales empresariales habían realizado el pedido de postergación a través de una carta enviada al presidente del Banco Central, Miguel Pesce.

Hasta su desaparición total, el billete de 5 pesos coexistirá con la moneda del mismo valor, y para favorecer su distribución el BCRA dispuso un mecanismo de entrega directa a comercios, empresas o asociaciones empresariales que las requieran en cantidad –según publica Ámbito-.

La Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) solicitó hoy al Banco Central que postergue seis meses la salida de circulación de los billetes de 5 pesos, que en base a lo dispuesto por la entidad monetaria, dejarán de tener poder cancelatorio a partir del 1 de febrero.

En una nota enviada al presidente de la entidad monetaria, Miguel Pesce, la Cámara dijo que este pedido responde a un relevamiento realizado a lo largo del territorio nacional “en el que muchas entidades socias manifestaron su preocupación por el faltante de monedas de esa denominación”.

En ese marco, la CAC solicitó “se posponga dicha medida por un período prudencial no menor de seis meses, el cual permita un total aprovisionamiento de dicha moneda”.

En base a lo dispuesto por el Banco Central, los billetes de 5 pesos saldrán de circulación y dejarán de tener poder cancelatorio a partir del 1 de febrero, manifiesta EL PATAGÓNICO.

La entidad monetaria remarcó que los billetes de 5 pesos se podrán utilizar en todos los negocios y comercios del país hasta el 31 de enero inclusive, para cualquier tipo de transacción.

Pasada esa fecha, entre el 1 y el 29 de febrero, las entidades financieras tendrán la obligación de recibir los billetes de 5 pesos para su canje o acreditación en cuentas de sus clientes.

En la actualidad, el billete de 5 pesos coexiste con la moneda del mismo valor. Esta moneda, de color plateado con la representación del arrayán, reemplazará de forma definitiva al billete.

El dólar bursátil se encarece por la volatilidad de acciones y bonos después del anuncio de postergación del pago de la deuda bonaerense. El BCRA volvió a vender divisas para frenar el oficial.

La caída de los precios de las acciones y los bonos argentinos, luego de conocida la intención de la Provincia de Buenos Aires de postergar el pago de deuda, contagió de inmediato al valor del dólar derivado de las operaciones bursátiles -ajenos a los controles- con una clara alza del tipo de cambio implícito, comenta INFOBAE.

Así, el “contado con liquidación” ya supera los 81 pesos y la brecha con el oficial mayorista, contenido por ventas del BCRA, trepa al 35 por ciento.

En el mercado de cambios se empieza a notar una mayor demanda mayorista, que coincide con una renovada inestabilidad financiera por la situación de pago de los bonos de la provincia de Buenos Aires y una eventual reestructuración de títulos nacionales.

Al igual que el lunes, cuando se desprendió de unos USD 60 millones para acotar el aumento de la cotización, el Banco Central debió salir este martes con un posturas vendedoras por unos USD 50 millones en la plaza mayorista, donde la divisa cerró a $60,06, el precio más alto desde el pasado 14 de agosto.

El monto negociado en el mercado de contado (spot) fue de unos USD 254,7 millones, muy por debajo de las ruedas anteriores, cuando redondeó los USD 400 millones. Fuentes del sector privado estimaron entre 50 y 60 millones las ventas oficiales de la jornada.

El dólar oficial mantiene casi los mismos precios desde el 30 de agosto pasado. Cabe recordar que el 1° de septiembre, la administración de Mauricio Macri impulsó un control de cambios moderado (con un tope de USDS 10.000 por mes para la demanda privada), que se ajustó a apenas USD 200 diarios a partir del 28 de octubre, la definida la elección presidencial.

Luego, el nuevo gobierno de Alberto Fernández decidió establecer un impuesto del 30% para la demanda de divisas para ahorro y turismo, que cerró el círculo de un “cepo” cambiario todavía más rígido que el vigente entre el 31 de octubre de 2011 y el 16 de diciembre de 2015.

En el promedio de bancos del microcentro porteño, con la referencia mayorista, permanece casi estático por debajo de los 63 pesos para la venta, lo que lleva al valor real del billete a los $81,90 por el recargo “solidario” del 30 por ciento.

Hasta la semana pasada, esta brecha del 30% se transmitió a las cotizaciones alternativas. El dólar libre en la reducida plaza marginal, y los dólares “MEP” y “contado con liquidación”, todos ellos se habían mantenido debajo de los 80 pesos y más baratos que el dólar “solidario”.

La tensión financiera consecuente de la propuesta de postergación del pago de capital del bono bonearense 2021, por unos USD 250 millones, habilita a partir de ahora una ruptura de este equilibrio cambiario, con un incremento de la brecha de precios entre el tipo de cambio oficial y controlado y las variantes ajenas a las restricciones, en las que se refleja la verdadera percepción del valor del dólar para los agentes financieros.

Con el control de cambios del segundo gobierno de Cristina Kirchner la brecha entre el dólar oficial y el libre alcanzó el 30% después de seis meses, en mayo de 2012. En 2020, los tiempos parecen acortarse, y dicho umbral está siendo alcanzado en menos de tres meses, a partir del “súper cepo” del 28 de octubre pasado.

La devaluación de las monedas emergentes también es un factor bajista para el peso argentino. En Brasil el dólar asciende un 3,2% en lo que va de 2020, de 4,02 a 4,15 reales. En ese aspecto, el Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral (ITCRM) que confecciona el Banco Central, en base a la evolución de las divisas de los principales socios comerciales de la Argentina y su respectiva inflación, continúa descendiendo gradualmente en la medida en que el mercado de cambios mantiene estabilizadas las cotizaciones por el “cepo”.

Ahora en 119 unidades, el tipo de cambio real de la Argentina se encuentra 19 puntos por encima del alcanzado el 17 de diciembre de 2015, cuando se eliminó el anterior control de cambios (base 100) y apenas siete puntos por encima del 11 de agosto, antes de la debacle financiera posterior a las PASO, que llevó a una inmediata alza del dólar de 30%, desde los 45 a los 60 pesos.

En relación a las reservas internacionales, las mismas retrocedieron en niveles casi idénticos a las ventas de dólares del BCRA, en USD 45.315 millones este lunes, según datos sujetos a ajuste.

El Banco Central de la República de Argentina comenzó a recabar información en poder de los bancos del estado de la cartera de créditos hipotecarios UVA, debido a que a fines del corriente mes de enero vence el plazo fijado por el gobierno que mantiene congelado a valores de agosto pasado la cuota de los préstamos.

A través de la comunicación B 11934 el BCRA solicitó a las entidades información vinculada a los «préstamos hipotecarios sobre la vivienda y otras garantías hipotecarias de Unidades de Valor Adquisitivo (Ley 25.827), cuyos prestatarios sean personas humanas».

La entidad indicó que el plazo para la presentación de la información vence el 20 de enero próximo.

Entre los datos solicitados, figuran el monto otorgado, la tasa, el plazo, la superficie comprada con el monto del crédito en metros cuadrados, y el código postal en donde se ubica el bien inmueble adquirido con el préstamo.

Según fuentes del Banco Central, «la medida se inscribe en el pedido de lo descripto en la Ley Solidaridad Social y Reactivación Productiva, que habilita al Banco Central a proponer una solución para quienes tomaron créditos UVA y a crear una comisión para ese fin».

Si bien dicha comisión aún no fue creada, lo concreto es que el Gobierno dispuso hace un par de semanas que hasta fin de mes seguirá vigente el congelamiento de la cuota para los deudores hipotecarios UVA.

De esa manera, quienes tomaron un préstamo de este tipo, mantendrán el valor de la cuota al valor de agosto de 2019.

El congelamiento fue dispuesto a mediados de agosto pasado por el gobierno de Mauricio Macri tras las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO).

Este esquema contempla que la diferencia que debía pagar el tomador de crédito -estimada por la evolución de la inflación- pase a ser absorbida por el Estado a través de subsidios.

Desde agosto pasado, 82.000 familias que tomaron un crédito UVA tienen su cuota congelada, según números de la gestión anterior, lo que representa aproximadamente un 80% del total de créditos otorgados de este tipo.

Esto es así porque el beneficio solo alcanza a aquellos que accedieron a su única vivienda y cuyo valor de compra haya sido inferior a las 140.000 UVA, al momento del otorgamiento del crédito.

En particular, la nueva comunicación del Central «es una circular que recaba información para poner tener una base de datos precisa, a la hora de una definición concreta respecto del problema», expresaron desde la entidad monetaria.

Al ser consultadas por Télam, en las entidades bancarias dijeron que ya «están trabajando» en el tema, tanto en los bancos públicos como privados, si brindar mayores precisiones.

En base a relevamientos existentes, los bancos públicos son los que mayor cantidad de créditos hipotecarios UVA otorgaron desde su puesta en marcha en los últimos años.

La fuerte suba de la inflación y la pérdida del poder adquisitivo del salario registrada esencialmente en el último año y medio fue el principal detonante que enfrentan los tomadores de créditos hipotecarios UVA para poder cumplir con sus compromisos.

Una de las entidades que agrupa a estos tenedores, llamada Hipotecados UVA Autoconvocados, solicitó al gobierno la conformación de una mesa de diálogo que los incluya, “a fin de ir diagramando una salida definitiva de este sistema».

«A diferencia de lo que ocurrió con el anterior gobierno, encontramos en esta administración voluntad de diálogo y disposición para ir buscando una salida a esta pesada herencia», dijeron los autoconvocados a través de cuentas que poseen en redes sociales.

Otra de las cuestiones sobre la que hacen foco es que el congelamiento de la cuota de los créditos UVA no alcanza a todos los hipotecados que se encuentran bajo esta modalidad.

 

El dólar mayorista cerró en $59,75 / $59,95, trece centavos por encima del cierre de la cotización del viernes. Con su intervención, el BCRA evitó una suba mayor.

Pese a las restricciones cambiarias existentes, el Banco Central debió vender USD 60 millones en el mercado cambiario para responder a la demanda, según fuentes del sector finaciero. El dólar oficial mayorista cerró a $ 59.75 para la compra y $59,95 para la venta, trece centavos por encima de cierre del viernes, en una rueda cuyo volumen fue algo menor a USD 350 millones.

Se trata de la primera intervención vendedora del BCRA en lo que va del año, ya que había comprado en todas las ruedas para fortalecer sus reservas internacionales, que subieron cerca de USD 600 millones en lo que va de 2020. La última venta de reservas del BCRA se había producido el 23 de diciembre pasado, también por USD 60 millones

Según el analista Gustavo Quintana, analista de PR Corredores de Cambio, en la jornada se produjo “un cambio brusco de tendencia que potenció la demanda autorizada de divisas y, con una menor oferta, el BCRA tuvo que efectuar ventas para atender los pedidos de compra insatisfechos”.

El dólar minorista se ubicó en $58,058 / $62,960, según el promedio de cotizaciones de ese segmento publicado por el BCRA. El dólar “solidario”, que incluye el impuesto del 30% dispuesto por la ley de emergencia economíca, se ubicó en $81,85, agrega INFOBAE.

Desde las PASO las arcas de la autoridad monetaria habían caído U$S22.000 millones. Por los controles cambiarios, la divisa se mantuvo estable tras las elecciones.

El cierre casi total de la demanda de dólares con el endurecimiento del cepo cambiario le permitió al Banco Central dejar de vender reservas para tratar de mantener a raya el tipo de cambio. El nuevo contexto dejó preparado el terreno para que la autoridad monetaria recomprara divisas y reforzara sus arcas, que habían tenido una caída superior a los U$S22.000 millones entre las PASO y las elecciones generales.

Desde la implementación de los controles de cambio reforzados, el BCRA recompró en el mercado poco más de U$S1000 millones. Solo el viernes, aprovechando que las compras de moneda extranjera por parte de ahorristas es mínima, la autoridad monetaria que preside Guido Sandleris se hizo de U$S300 millones.

La baja demanda que tiene la divisa estadounidense desde las elecciones presidenciales se reflejó en el hecho de que el tipo de cambio se mantenga prácticamente sin cambios a lo largo de dos semanas. De hecho, el primer día poselectoral -28 de octubre-, el dólar mayorista cerró a $59,50, el mismo valor con el que terminó el viernes. Y el precio minorista incluso bajó de $63,46 a $63,05.

En ese mismo lapso, incluso, las cotizaciones paralelas del dólar también se desinflaron. El dólar blue pasó de $73 a $64,50 el último viernes. De esa forma, la brecha entre el mercado informal y el oficial se redujo a apenas 3%. El contado con liquidación, que es el precio que pagan las empresas para comprar dólares -el cepo prohíbe las adquisiciones para atesoramiento a las personas jurídicas- también cayó desde $81,53 a $78,78.

Con la mayoría de los jugadores del mercado prácticamente excluidos de la ventanilla oficial de dólares, el Banco Central quedó como la única opción para evitar una apreciación mayor del peso por la entrada de divisas al país por parte del complejo agroexportador, que se aceleró en los últimos días según operadores cambiarios.

Por otra parte, los importadores reclamaron en los últimos días que la nueva normativa que implica la imposición del cepo cambiario reforzado obstaculizó el trabajo de las empresas que trabajan con insumos comprados en el exterior.

La recompra de divisas para alimentar las reservas tiene lugar en un contexto en el que las arcas del BCRA sufrieron una sangría pronunciada por la incertidumbre electoral de los últimos meses. El 8 de agosto, antes de las elecciones primarias, el colchón de divisas de la autoridad monetaria rondaba U$S66.300 millones. Este último viernes cerraron en U$S43.336 millones.

El cepo reforzado, sin embargo, puso un freno al escape de reservas. El 28 de octubre, el día posterior a las elecciones que ganó Alberto Fernández, las arcas del Central cerraron a U$S43.402 millones. En los últimos quince días, entonces, la caída de reservas fue de apenas U$S66 millones, informó El Once.

Las reservas internacionales bajaron este martes 94 millones y finalizaron en US$ 43.308 millones, según datos oficiales.

El día anterior, la baja había sido de US$ 101 millones, con lo que en dos jornadas la disminución acumulada fue de US$ 195 millones.

De ese modo, en lo que fueron los primeros dos días con la profundización del cepo cambiario, se registró un freno en el ritmo de caída de reservas.

El viernes habían experimentado una merma de US$ 1.755 millones en medio de un clima de nerviosismo a la espera de las elecciones presidenciales.

A lo largo de octubre, las reservas acumularon una pérdida de US$ 5.395 millones frente a un elevado nivel de retiro de depósitos y una fuerte demanda de divisas por cobertura.

El presidente del Banco Central, Guido Sandleris, argumentó que el endurecimiento del cepo tiene el fin de «preservar las reservas durante la transición», aunque admitió que esta medida «no es gratuita para la economía».