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La realidad se está asentando entre los aliados del presidente electo Joe Biden de que la transición previa a su toma de posesión, el 20 de enero, puede ser más difícil de lo que muchos dentro del mundo de Biden habían asumido, dijeron dos funcionarios este lunes, con una pelea legal que ahora es una posibilidad.

Biden les dijo a sus aliados, durante el fin de semana, que quería darles a los republicanos, y al presidente Donald Trump, un poco de tiempo para aceptar los resultados de las elecciones.

Pero la administradora de la Administración de Servicios Generales (GSA, por sus siglas en inglés) designada por Trump, Emily W. Murphy, cuyo trabajo es declarar que hay un presidente electo, una medida que desencadena el proceso de transición, aún no ha hecho esa declaración.

Y la GSA emitió un comunicado, el lunes, comparando incorrectamente la victoria de Biden con la elección de George W. Bush contra Al Gore de 2000, en la que el resultado en esta etapa estaba en duda.

La transición en Estados Unidos se sumió aún más en la incertidumbre luego de que el presidente Donald Trump bloqueara el proceso de traspaso del poder al mandatario electo Joe Biden y de que su fiscal general autorizara al Departamento de Justicia a investigar si hubo fraude en las elecciones de este mes.

Algunos republicanos, entre ellos el líder de la bancada del Senado, Mitch McConnell, cerraron filas tras los esfuerzos de Trump de disputar los resultados electorales, luego de que pocos legisladores oficialistas reconocieran el lunes la victoria de Biden u objetaran otra polémica decisión del presidente: echar al jefe del Pentágono, Mark Esper.

Los acontecimientos profundizan las dudas sobre si Estados Unidos podrá en esta ocasión atravesar el tipo de transición ordenada que lo ha caracterizado históricamente.

El Colegio Electoral tiene previsto confirmar oficialmente el triunfo del demócrata Biden el 14 de diciembre, allanando el camino para que asuma la Presidencia, el 20 de enero.

Proyecciones de los medios en base a resultados oficiales muestran que Biden, de 77 años, y su vicepresidente electa Kamala Harris tienen una ventaja insuperable con el escrutinio finalizado en casi todo el país. Y aunque la certificación de los resultados finales puede demorar semanas, no se esperan cambios importantes.

El lunes por la noche, el fiscal general y secretario de Justicia, William Barr, autorizó a cualquier fiscal federal a investigar «denuncias significativas de irregularidades en el voto y en el conteo», pese a que no existen denuncias extendidas de anormalidades más que las de fraude que, sin mostrar pruebas, lanzó Trump desde la noche misma de los comicios.

De hecho, funcionarios electorales de ambos partidos manifestaron públicamente que la votación transcurrió sin problemas, y observadores internacionales también confirmaron que no hubo irregularidades serias.

El jefe de los abogados del equipo de campaña de Biden, Bob Bauer, dijo que el memorándum por el que Barr autorizó investigaciones «sólo alimentará las afirmaciones especiosas, caprichosas o inverosímiles contra las que profesa protección», informó la cadena CNN.

El jefe del servicio responsable de delitos electorales, que supervisa las investigaciones de fraude, Richard Pilger, anunció su renuncia «después de estudiar las nuevas reglas y sus ramificaciones», según dijo.

Habitualmente, las investigaciones de fraude son competencia de los estados, que establecen sus reglas.

La política hasta ahora del Departamento de Justicia ha sido de esperar que los recuentos de votos estén certificados, se complete el recuento y que ya hayan concluido las elecciones antes de implicarse.

Biden prepara su gobierno y Trump no deja la Casa Blanca

Biden, en tanto, sigue adelante con los preparativos de su futuro Gobierno, y el lunes nombró a un comité de científicos que encabezará la lucha contra el coronavirus.

Pero el organismo federal que debe dar la luz verde al inicio de la transición se abstuvo hasta ahora de dar ese paso.

Mientras la Administración de Servicios Generales (GSA), cuya jefa fue designada por Trump, no notifique que Biden es el presidente electo, no pueden entregarse las oficinas y los fondos para el proceso.

Un vocero de la GSA dijo la noche del lunes que aún no había habido una «comprobación» fehaciente del ganador e insinuó que no pondría en marcha la transición hasta que Trump acepte su derrota o hasta la reunión del Colegio Electoral del mes que viene.

Trump permanecía en la Casa Blanca y continuaba sin mostrarse en público, en medio de conversaciones en curso sobre cómo pasará los próximos días y semanas mientras disputa el veredicto de las urnas.

Trump permanecía en la Casa Blanca y continuaba sin mostrarse en público, en medio de conversaciones en curso sobre cómo pasará los próximos días

Varios allegados al presidente no identificados citados por CNN y otros grandes medios del país afirmaron que el mandatario no prevé aceptar formalmente la victoria de Biden, algo que es una costumbre, no una ley que deba cumplir, pero que probablemente dejará vacante la Casa Blanca, aunque a regañadientes, al cumplir su mandato.

Además, mientras el mandatario republicano sigue negando su derrota, la Casa Blanca lanzó una purga de funcionarios a los que ve como insuficientemente leales.

Se espera que la destitución de Esper, el secretario de Defensa, sea el primera de una serie más larga de despidos ordenados por Trump, ahora liberado de tener que enfrentar otra vez a los votantes y molesto con aquellos a los que percibe como fieles en estos momentos de deriva.

Los directores del FBI y de la CIA, Christopher Wray y Gina Haspel, respectivamente, y el principal epidemiólogo del Gobierno, doctor Anthony Fauci, podrían ser los siguientes en caer en desgracia.

El presidente recibió la noche del lunes un espaldarazo a su pelea de parte de McConnell.

«Tenemos en su lugar el sistema para considerar este tipo de temores (de fraude), y el presidente Trump está ciento por ciento en su derecho de investigar denuncias de irregularidades y de sopesar sus opciones legales», dijo McConnell en el Senado.

El líder de la bancada demócrata, Chuck Schumer, respondió que la negativa a aceptar los resultados era «extremadamente peligrosa, extremadamente venenosa para nuestra democracia».

Un senador republicano felicitó a Trump y otra habló de su «aparente victoria», pero el resto de los legisladores del partido han guardado silencio sobre los comicios, teniendo en cuenta el enorme apoyo que cuenta el presidente entre los seguidores más ardorosos de la agrupación, señaló Télam.

Los demócratas festejaron en las calles con champagne y bailes hasta el amanecer, pero los trumpistas permanecían desconcertados, muchos con la sensación de que le habían robado la elección del 3 de noviembre, la teoría que bajaba desde la Casa Blanca. La tensión en Estados Unidos continúa en este escenario inédito: Donald Trump sigue denunciado que hubo un fraude y Joe Biden, tras haber ofrecido su discurso de victoria, mira hacia adelante y ya comienza a delinear sus primeros actos de gobierno.

Trump sigue sin reconocer su derrota a 6 días de la elección y clama que aún tiene chances porque pidió recuento en varios estados, aunque no ha presentado pruebas. “¿Desde cuándo son los penosos medios dominantes los que dan por ganador al próximo presidente?”, se quejó Trump en un tuit.

El presidente saliente planea redoblar su ofensiva judicial para impugnar los resultados en la próxima semana, según su abogado Rudy Giuliani, que afirmó que hay “mucha evidencia” de fraude. Hasta ahora han hablado de “irregularidades” pero no han mostrado pruebas.

Biden está dispuesto a no dejarse llevar por esa estrategia judicial que, según los expertos, tiene pocas probabilidades de prosperar y porque el demócrata llevaba ventaja en varios estados. Luego de que las proyecciones de todas las cadenas televisivas –incluso la conservadora Fox— lo dieran como ganador el sábado, esperó en vano el tradicional llamado del perdedor deseándole suerte. Pero ya se sabe que Trump detesta admitir una derrota y que tampoco es alguien apegado a las formas.

Biden ofreció igual su discurso de triunfo en Wilmington, Delaware, donde el sábado llamó a la unidad, a sanar las heridas del país. Pero ya dejó la elección atrás y puso en marcha una batería de medidas.

Este domingo pusieron en funcionamiento un sitio web especial para la transición, en el que dicen que se enfocarán urgentemente el cuatro áreas: Covid19, recuperación económica, igualdad racial y cambio climático.

Este lunes presentará un equipo de expertos para manejar el tema más candente que tiene en sus manos que es el rebrote del coronavirus que puede agravarse más aún con el inminente invierno. Estados Unidos ya tiene 10 millones de contagiados y casi 240.000 muertos. El grupo de trabajo estará liderado por el ex Cirujano General Vivek Murthy (especialista que supervisa las políticas públicas) y David Kessler, ex comisionado de la Food and Drug Administration (FDA).

Y trascendieron las primeras decisiones que el demócrata concretará, por decreto, el mismo día de su asunción, el 20 de enero, y que tiene como mensaje transmitir una drástica reversión de varias controvertidas políticas de Trump.

En primer lugar, volverá a suscribirse al Acuerdo climático de París, el compromiso de 196 países al que Barack Obama se había suscripto en 2016 para intentar reducir las emisiones contaminantes y del que Trump se había retirado argumentando que imponía regulaciones que contribuían a frenar la economía estadounidense.

Además, volverá a dar una señal al multilateralismo porque revertirá la retirada de Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud, un organismo con el cual el presidente saliente se había enfrentado durante la pandemia. Biden considera que hay que cooperar en forma global para frenar el virus y distribuir la vacuna.

Más medidas
También revertirá la prohibición del ingreso de habitantes de países de mayoría musulmana –Trump consideraba que podían amenazar la seguridad nacional—y dará además otra fuerte señal de apertura a los inmigrantes al reinstalar el programa que permite a los “dreamers” (los que llegaron con sus padres sin papeles a EE.UU. cuando eran chicos) quedarse en el país con permisos de trabajo y de estudio.

Si bien en Estados Unidos las transiciones en el poder pueden generar abruptos cambios de políticas, el giro de Trump a Biden –de un presidente que buscó minar las instituciones y las normas a otro que intenta restaurar el orden establecido— será entre los más drásticos que se han visto en el país.

Sus asesores dijeron que muchas de esas medidas las tomará con órdenes ejecutivas, más decretos de lo que él desearía, porque en el Congreso la batalla puede vérsele más complicada porque es posible que los republicanos conserven la mayoría en el Senado.

A pesar de ser ya presidente electo, Biden no ha alterado sus rutinas de domingo. Católico practicante, fue por la mañana a misa en Wilmington y luego visitó las tumbas de su difunto hijo, Beau Biden, y de su primera esposa, quien murió en un accidente de automóvil junto con su primera hija de un año. Luego se puso a trabajar con sus asesores en la transición. Mientras tanto, en un día soleado e inusualmente cálido para esta altura del año, Trump fue a jugar al golf en su campo de Sterling, Virginia, al mismo lugar donde fue el sábado.

Después de la derrota, el presidente saliente tuvo un par de golpes cuando el ex jefe de la Casa Blanca republicano George W. Bush felicitó a Biden y a Kamala Harris por su triunfo, una señal de que ya daba por terminada la discusión electoral. “Se que Joe Biden es un buen hombre”, dijo Bush. En el mismo sentido se pronunció el senador y ex candidato Mitt Romney. Otros republicanos se llamaron directamente a silencio.

Hay reportes que señalan que algunos allegados como su yerno Jared Kushner y su esposa Melania buscan convencerlo de que levante el teléfono y admita ante Biden que perdió. Ante esos informes, la primera dama salió a tuitear: “Cada voto debe ser contado”.

La agencia AP habló con 10 altos funcionarios, asesores de campaña y aliados de Trump que declararon bajo condición de anonimato y reconocieron que las disputas legales impulsadas por el magnate, en el mejor de los casos, sólo prolongarían lo inevitable. También señalaron que Trump y un grupo clave de aliados intentaban mantener de su lado a sus simpatizantes más leales incluso en la derrota.

El mandatario se refirió al triunfo del presidente electo de Estados Unidos, desde Bolivia, donde se encuentra para asistir a la asunción de Luis Arce

El Presidente de la Nación, Alberto Fernández, dio anoche declaraciones a la prensa boliviana durante su visita a ese país y se refirió al reciente triunfo de Joe Biden, en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. «Es un cambio de época para América Latina», manifestó.

Y continuó: «Fue una elección impresionante en cantidad de votantes, inusual en los Estados Unidos, este cambio es muy importante. Espero que se abra un escenario distinto para América Latina, y lo necesita Estados Unidos también porque no fueron cuatro años gratos».

Fernández llegó este sábado por la noche a Bolivia para participar de la ceremonia de asunción del presidente electo de ese país, Luis Arce. El acto oficial en el que asumirá la presidencia boliviana será este domingo en la Asamblea Legislativa Plurinacional, en la ciudad de La Paz.

El candidato demócrata, Joe Biden, fue electo presidente de Estados Unidos tras triunfar en Pensilvania, de acuerdo a la proyección que realizaron este sábado varios medios de comunicación.

Con los 20 votos electorales de ese estado, el exvicepresidente de Barack Obama, obtiene el apoyo necesario para derrotar a Donald Trump, que hasta ahora no salió oficialmente a reconocer la derrota, señaló Télam.

El candidato demócrata a la Casa Blanca, Joe Biden, afirmó este viernes, mientras avanza la cuarta noche de escrutinio en Estados Unidos, que tendrá una «victoria clara y contundente» y anunció que ya se ha puesto a trabajar para el país.

«Aunque esperamos los resultados finales, no estamos esperando para empezar a trabajar», afirmó Biden en un breve discurso desde Wilmington (Delaware), en el que dijo haber recibido ya «un mandato para actuar».

El candidato presidencial demócrata Joe Biden roza este miércoles la victoria en las elecciones de EE.UU., mientras que su rival, el mandatario Donald Trump, desafió el escrutinio en tres estados clave a medida que se reducían sus opciones de reelección.

Al anotarse los estados clave de Michigan y Wisconsin, según las proyecciones de los principales medios de comunicación, Biden sumó 264 delegados en el Colegio Electoral y quedó a un paso de lograr los 270 compromisarios que dan las llaves de la Casa Blanca, frente a los 214 que acumulaba Trump.

¿Qué sucede después del día de las elecciones? Así es el proceso para conocer el resultado de las elecciones
Hemos esbozado los mecanismos legales que van desde el día de las elecciones hasta el día de la inauguración. Junto a cada elemento indicamos si las leyes estatales o las leyes federales son relevantes.

3 de noviembre – Día de las elecciones
Los votantes votan, los votos se cuentan. (Leyes estatales y federales)

Si bien muchos millones de estadounidenses emitieron sus votos en las semanas previas al día de las elecciones, ya sea por correo o como votantes ausentes, la ley estadounidense dice que el día de las elecciones ocurre el primer martes después del primer lunes de noviembre. Los votos se cuentan en todo el país el día de las elecciones. Si bien las cadenas de noticias proyectarán a los ganadores en ciertas contiendas, siempre hay tiempo después del día de las elecciones para que se cuenten los votos provisionales o por correo.

4 de noviembre – 23 de noviembre
Resultado de las elecciones: se cuentan más votos. (Leyes estatales)

Las boletas electorales por correo deben tener matasellos del 3 de noviembre en todos los estados de EE.UU., pero se pueden recibir tarde y aún así contar en muchos estados. En la mayoría de los casos, deben recibirse dentro de uno o dos días antes del día de las elecciones. Pero en el estado de Washington, las boletas electorales por correo se pueden recibir hasta el 23 de noviembre, el día antes de que el estado certifique sus resultados electorales. En los estados clave de votación incierta Carolina del Norte y Pensilvania, los votos por correo se pueden recibir hasta el 6 de noviembre.

En estados de votación incierta Minnesota y Nevada, se pueden recibir hasta el 10 de noviembre. Y en Ohio, se pueden recibir hasta el 13 de noviembre.

10 de noviembre – 11 de diciembre
Los estados certifican los resultados de las elecciones. (Leyes federales)

Cada estado lo hace de manera un poco diferente, pero a partir de una semana después del día de las elecciones, los gobiernos estatales comienzan a certificar sus resultados electorales. Esos plazos se pueden cambiar en caso de un recuento estatal si hay un resultado extremadamente cercano. La mayoría de estas fechas ocurren en las últimas dos semanas de noviembre y todas, excepto las de California, deben ocurrir antes del 8 de diciembre.

8 de diciembre: «Puerto seguro» para determinar el resultado de las elecciones y asignar electores.
(Leyes federales)

Según la Ley de Conteo Electoral, esta es la fecha en la que los estados deben contar los votos, resolver disputas y determinar el ganador de los votos del colegio electoral. Se supone que los gobernadores deben crear certificados de verificación que enumeren al ganador de la elección y la lista de electores. En 2000, la Corte Suprema puso fin a un recuento específico en Florida porque no se pudo completar en esta fecha de puerto seguro. Ese recuento no habría cambiado el resultado de las elecciones, pero un recuento completo en todo el estado podría haber convertido a Al Gore en presidente. Aquí es cuando podría volverse muy importante para los republicanos que controlen más legislaturas estatales que los demócratas, incluso en la mayoría de los estados disputados en 2020.

14 de diciembre: se hace oficial el resultado de las elecciones
Resultado de las elecciones: votos electorales emitidos. (Leyes federales)

Según la ley, esta fecha es el primer lunes después del segundo miércoles de diciembre. Este año cae el 14 de diciembre. Seis días después de que se supone que se resolverán las disputas, se supone que los electores se reunirán en sus respectivos estados y emitirán votos para el presidente de Estados Unidos. Certifican seis conjuntos de votos y los envían a Washington. Muchos estados tienen leyes que requieren que sus electores apoyen al ganador de la elección de su estado y pueden imponer multas a los electores infieles que siguen su propio camino.

23 de diciembre
Resultado de las elecciones: los votos electorales deben llegar a Washington. (Leyes federales)

Los votos electorales certificados con el resultado de las elecciones tienen nueve días para llegar de sus estados al Capitolio.

3 de enero
Se juramenta el nuevo Congreso. (Leyes federales)

Los miembros de la Cámara y los nuevos miembros del Senado prestan juramento al mediodía. Este es el inicio oficial del 117º Congreso.

6 de enero
Resultado de las elecciones: votos electorales contados. (Leyes federales)

Los miembros de la Cámara y el Senado se reúnen. El presidente del Senado (el vicepresidente Mike Pence) preside la sesión y los votos electorales son leídos y contados en orden alfabético por dos personas designadas de la Cámara y del Senado. Luego entregan sus conteos a Pence, quien anuncia los resultados de las elecciones y escucha las objeciones.

Si hay objeciones o si hay, de alguna manera, múltiples listas de electores presentadas por un estado, la Cámara y el Senado las consideran por separado para decidir cómo contar esos votos.

¿Y si no hay un ganador en el resultado de las elecciones? Hay 538 votos electorales, uno para cada congresista y senador más tres para la ciudad de Washington, DC. Si ningún candidato obtiene 270, los 435 miembros de la Cámara deciden la elección. Cada estado obtiene un voto. Si bien hay más demócratas en la Cámara, los republicanos, a partir de ahora, controlan más delegaciones estatales, por lo que es muy posible que la Cámara pueda elegir a Donald Trump a pesar de que hay una mayoría demócrata. Se requiere una mayoría de votos estatales para convertirse en presidente. La Cámara tiene hasta el mediodía del 20 de enero para elegir al presidente. Si no pueden, sería el vicepresidente o la próxima persona elegible en la línea de sucesión presidencial. Si no se eligió ni a un presidente ni a un vicepresidente, la siguiente persona en la línea de sucesión es la presidenta de la Cámara, que hoy es Nancy Pelosi.

Mientras tanto, de acuerdo con la 12ª enmienda, los senadores eligen al vicepresidente. Es técnicamente posible que la Cámara se bloquee con el presidente y el Senado pueda elegir un vicepresidente que se convierta en presidente. Actualmente, los republicanos tienen la mayoría en el Senado, pero los demócratas esperan ganarla en noviembre.

Si hay un empate 50-50 en el Senado, es extrañamente posible que el vicepresidente Mike Pence pueda emitir el voto decisivo que le dé otro mandato.

20 de enero
Día de Inauguración. (Leyes federales)

Un nuevo presidente toma el juramento al mediodía. Si el presidente electo muere entre el día de las elecciones y la toma de posesión, el vicepresidente electo presta juramento y se convierte en presidente. En una elección disputada, si la Cámara no ha elegido un presidente pero el Senado ha elegido un vicepresidente, el vicepresidente electo se convierte en presidente interino hasta que la Cámara haga una elección. Y si no hay presidente electo ni vicepresidente electo, la Cámara nombra a un presidente hasta que se elija uno. Según la Ley de Sucesión Presidencial, la presidenta que ocupe el puesto probablemente sea Nancy Pelosi si renuncia al Congreso.

 

Un destacado grupo de expertos que monitorea la violencia en todo el mundo emitió una advertencia sin precedentes antes de las elecciones presidenciales del martes en Estados Unidos.

En un informe de 30 páginas, los rastreadores de amenazas del International Crisis Group (ICG), una organización que informa con frecuencia sobre la inestabilidad en estados fallidos y zonas de guerra, advierten que un Estados Unidos amargamente polarizado enfrenta un «peligro desconocido» en los próximos días.

«Si bien los estadounidenses se han acostumbrado a un cierto nivel de rencor en estas campañas cuatrienales, en la memoria viva no se han enfrentado a la perspectiva realista de que el presidente en el cargo pueda rechazar el resultado o que pueda producirse violencia armada», escribe el grupo.

«Retórica tóxica» en elecciones
En su informe, publicado la semana pasada, el ICG enumera varios factores que podrían resultar en violencia el día de las elecciones y días cercanos. Incluye la proliferación de desinformación en línea y discursos de odio, controversias recientes en torno a la justicia racial en Estados Unidos, el aumento de grupos armados y la posibilidad de elecciones presidenciales reñidas o controvertidas.

El grupo también responsabiliza al presidente Donald Trump de la violencia potencial y escribe que su «retórica tóxica y su voluntad de cortejar conflictos para promover sus intereses personales no tienen precedentes en la historia moderna de Estados Unidos».

En la campaña electoral, Trump ha afirmado que rechaza toda violencia.

Sin embargo, su negativa a denunciar y condenar enérgicamente a las facciones marginales y violentas de la ultraderecha, junto con los comentarios incendiarios sobre sus enemigos políticos percibidos, siguen planteando dudas sobre si está utilizando todo el peso de su cargo para sofocar la violencia potencial.

En su nueva advertencia, los expertos del ICG destacan el reciente llamado de Trump por un «ejército» de observadores electorales como un factor que podría contribuir a la violencia relacionada con las elecciones. El grupo escribe que «el uso de un lenguaje marcial por parte de Trump indicaría el deseo de que los partidarios, que no están entrenados en la observación de las elecciones, adopten una postura intimidante para disuadir la votación demócrata».

Los investigadores de conflictos del ICG también señalan los intentos de Trump de disminuir la confianza en el voto por correo como otro ingrediente de la violencia potencial en caso de que los resultados de las elecciones se prolonguen o impugnen. Escribieron: «Trump ya sembró la narrativa infundada de que el voto por correo ocasionó fraude masivo y buscó deslegitimar el recuento de votos posterior al día de las elecciones».

«Nunca había visto algo así»
El potencial de violencia relacionada con las elecciones es algo que las agencias policiales de todo el país se han estado preparando para combatir.

En Los Ángeles, el departamento de policía de la ciudad ha estado llevando a cabo sesiones especiales de capacitación de una hora para el personal sobre manejo de multitudes, incluido el uso de fuerza menos que letal.

Un agente de policía veterano de alto rango dijo que no recordaba este nivel de preparación antes de cualquier elección en sus más de tres décadas en el trabajo.

“Nunca había visto algo así”, dijo la fuente, quien solicitó el anonimato porque no estaba autorizada a hablar públicamente sobre el asunto. «Estamos haciendo todo lo posible para estar preparados para proteger la ciudad, no hacernos daño y no convertirnos en la historia», dijo la fuente.

El Departamento de Policía de la Ciudad de Nueva York (NYPD) ya ha desplegado cientos de policías adicionales en la ciudad para ayudar con cualquier problema relacionado con los lugares de votación.

Mientras algunas empresas en la ciudad están tapando ventanas en previsión de disturbios, incluida la emblemática tienda insignia de Macy’s en Manhattan, el comisionado de NYPD, Dermot Shea, dijo a «Good Day New York» el viernes que la policía «no le está diciendo a la gente que tape sus tiendas, pero estamos recibiendo esas preguntas de la gente».

«No estamos adoptando una postura», dijo. «Pueden tomar las precauciones que quieran. No estamos recomendando a las personas que tapen sus tiendas».

CNN se puso en contacto con muchos otros departamentos de policía en todo el país, muchos de los cuales indicaron que se están preparando para cualquier controversia relacionada con las elecciones. Han reducido el tiempo libre discrecional para los agentes alrededor del día de las elecciones y estarán operando centros de comando para monitorear posibles problemas.

Frenar la violencia
En su informe, ICG enumera varios remedios que podrían ayudar a asegurar la integridad de las elecciones estadounidenses de 2020 y potencialmente prevenir el conflicto resultante.

Por ejemplo, los expertos instan a los funcionarios del gobierno estatal y local a «familiarizarse lo más posible con las herramientas y los recursos que están a su disposición para evitar la intimidación de los votantes si surge la necesidad. Así como los mecanismos que pueden utilizar para extender el horario de votación y realizar otras adaptaciones en caso de que la votación se ralentice o se interrumpa por cualquier motivo».

Los observadores de conflictos del ICG también dicen que la prensa y las plataformas de redes sociales tienen un papel importante que desempeñar para garantizar que la desinformación no provoque violencia.

«Las redes sociales y tradicionales deben tomar precauciones adicionales para no pronunciar a los ganadores prematuramente, lo que puede crear la impresión de que el resultado ha sido arreglado o, por el contrario, fomentar el resentimiento en caso de que la llamada deba revertirse», indica el informe.

Los expertos también advierten que tales precauciones serán especialmente críticas para cubrir los estados de campo de batalla de 2020.

Los pasos de Twitter para frenar desinformación
Como informó anteriormente CNN, la plataforma de redes sociales Twitter anunció recientemente los pasos que está tomando para frenar la desinformación electoral.

La compañía dijo que los usuarios, incluidos los candidatos políticos, no pueden reclamar una victoria electoral antes de que se anuncie oficialmente.

El nuevo criterio de Twitter para eso requiere un anuncio de los funcionarios electorales estatales o una proyección pública de al menos dos medios de comunicación nacionales autorizados.

ICG indica que los gobiernos extranjeros también tienen la responsabilidad de prevenir la violencia relacionada con las elecciones dentro de Estados Unidos.

El informe advierte a los líderes extranjeros contra el reconocimiento prematuro de un ganador de las elecciones presidenciales de 2020 antes de que se hayan certificado los votos.

Y en un lenguaje que los estadounidenses no están acostumbrados a escuchar por parte de investigadores que cubren estados en vía de desarrollo y estados fallidos, el ICG escribe que «los líderes extranjeros deberían presionar a sus homólogos estadounidenses para que respeten las normas democráticas».