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Centenares de miles de personas manifestaron hoy en la tercera jornada de movilización contra el proyecto del Gobierno del presidente Emmanuel Macron de reforma previsional, en el decimotercer día consecutivo de huelgas de transportes, en la educación y de empleados públicos que paralizan parcialmente a Francia.

La prolongada medida de fuerza plasmó hoy una inédita unión entre los cinco sindicatos de los trabajadores franceses contra el proyecto de reforma que Macron quiere ver aprobado para el próximo verano europeo.

La Confederación General del Trabajo (CGT), principal opositora al plan gubernamental, reclama la retirada completa del proyecto, y el mayor sindicato de la segunda economía europea, la moderada Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT), apuesta por quitar la llamada «edad de equilibrio», a partir de la cual los franceses podrán cobrar su pensión completa, y que en la práctica eleva la jubilación de los 62 a los 64 años.

Asimismo, la reforma pretende unificar los 42 regímenes jubilatorios actuales (y la desaparición de los regímenes especiales con privilegios) en un solo sistema por puntos universal, algo que los sindicatos consideran una «regresión» social.

Desde el mediodía, la parisina plaza de la República marcó el punto de partida de una movilización que finalizó por la tarde en la plaza de la Bastilla, con incidentes en el momento de la desconcentración.

Según el ministerio del Interior 615.000 personas manifestaron en toda Francia (75.000 en París), mientras que de su lado, la CGT estimó en 1,8 millones a los manifestantes en las 70 ciudades galas donde fueron convocadas movilizaciones.

Al margen del transporte, la huelga también afecta a la educación, con clases y escuelas cerradas a ciertos sectores de la función pública y a museos y monumentos nacionales, como por ejemplo, la Torre Eiffel que continúa cerrada para los turistas por el paro de su personal.

En otro orden, la CGT reivindicó hoy los cortes de luz que se registraron en el suroeste y el centro-este del país, privando de electricidad a más de 100.000 personas, al tiempo que amenazaba con «cortes más masivos» en los próximos días y con extender las protestas a las fiestas navideñas si no se retira el proyecto, informó la agencia de noticias EFE.

Desbloquear la situación, a juicio del secretario general de la CGT, Philippe Martinez, está en manos de las autoridades:

«El Gobierno es el que puede decir está bien, escuchamos a la calle y paramos el proyecto de ley», dijo poco antes del inicio de la manifestación a la radio France Info.

«Todos aquellos que deseen una reforma justa deben estar en las calles», pidió, por su parte, el secretario general del sindicato CFDT, Laurent Berger, presente en la manifestación de París.

Sin embargo, el primer ministro Edouard Philippe dejó en claro hace una semana en la Asamblea Nacional (Diputados) su voluntad de seguir adelante:

«Queremos reformar el sistema de pensiones para crear un sistema universal. Esto implica la desaparición de los regímenes especiales. Mi determinación y la del Gobierno en este proyecto es total», remarcó hoy el premier citado por el diario Le Monde.

Philippe invitó a los sindicatos y a las organizaciones patronales a mantener «reuniones de trabajo» mañana y el jueves para jornadas de consultas multilaterales con las que intenta desactivar el conflicto antes de las vacaciones invernales de fin de año.

«¿Se quedarán los franceses en el andén por Navidad?», se preguntó hoy el diario francés Le Figaro.

A una semana de Navidad, el tiempo apremia para el Gobierno galo.

La compañía ferroviaria francesa, la SNCF, ya ha advertido que, a menos que la huelga termine pronto, no habrá tiempo de volver a la normalidad para los viajes previstos en vacaciones.

El gobierno llamó a los sindicatos a respetar una «tregua» navideña, una idea que divide a los sindicatos, que esperan repetir la hazaña de 1995, cuando obligaron al gobierno a retirar una reforma de las pensiones después de tres semanas de huelga en los transportes, justo antes de Navidad.

Hasta entonces, las distintas centrales mantienen su pulso apoyadas por los ciudadanos.

Una encuestas del instituto demoscópico Harris Interactive publicada hoy por la emisora RTL, el 62% de los franceses respaldan la huelga, aunque siete de cada diez desean una tregua para las fiestas de fin de año, informó Télam.

Tras la crisis desatada por las protestas sindicales para rechazar la reforma jubilatoria, que ya llevan más de dos semanas, Jean Paul Delevoye, el Alto Comisionado del gobierno galo y artífice de los cambios, anunció su renuncia.

A un día de una jornada de protestas clave para la crisis desatada por el proyecto de reforma jubilatoria del presidente Emmanuel Macron, el referente del gobierno francés en el tema y principal interlocutor con los sindicatos, Jean Paul Delevoye renunció hoy, tras reconocer que no había declarado 13 cargos en empresas e instituciones, la mayoría honoríficos, pero dos muy bien remunerados.

El funcionario de 72 años anunció su dimisión a través de su Twitter y luego al presidente Macron explicó a la prensa que aceptó la renuncia de su alto comisionado de las jubilaciones y negociador con los sindicatos “con pesar”.

Su gobierno ya anunció que Delevoye “será reemplazado cuanto antes”.

Pese a que su imagen quedó muy golpeada por el escándalo de los múltiples cargos no declarados, tanto Macron como el primer ministro Édouard Philippe y hasta líderes sindicales destacaron la figura del veterano funcionario.

Desde el gobierno, la vocera Sibeth Ndiaye reconoció que Delevoye era la cara visible del proyecto de reforma de jubilaciones, y por eso, aclaró que “La reforma no se va con él”.

Los sindicatos mantienen hace nueve días una protesta contra el proyecto oficial de reforma previsional.

El Gobierno francés busca puntos de negociación con los sindicatos para poder desactivar la huelga contra su proyecto de reforma previsional, que mantiene parcialmente paralizado al país, sobre todo los transportes públicos de las grandes ciudades.

Mientras numerosos miembros del Ejecutivo recorren el país para explicar directamente a los ciudadanos los puntos claves de su plan, se multiplican los llamamientos al diálogo y la petición de que reactiven los transportes, sobre todo, de cara a las vacaciones de Navidad.

La secretaria de Estado de Economía, Agnès Pannier-Runacher, aseguró hoy que hay numerosos puntos de su reforma sobre los que se puede negociar, en particular la bautizada como «edad de equilibrio» para la jubilación, fijada por el Gobierno en 64 años (actualmente es de 62 años).

Precisamente ese es el punto que más oposición ha despertado en el frente sindical, que lo considera, de facto, un retraso de la edad mínima de jubilación.

De hecho, el proyecto prevé que aquellos que quieran jubilarse antes de esa edad perderán parte de su pensión y quienes decidan prolongar su vida laboral verán aumentada su remuneración.

Esa edad de 64 años «es negociable, es solo una propuesta y nuestra puerta está abierta», señaló Pannier-Runacher en la cadena de televisión BFM TV.

Ese puede ser el eje con el que el Ejecutivo pueda entrar en contacto con los sindicatos, al menos con los más reformistas, como la CFDT, mayoritario en el sector privado, cuyos responsables ya aseguraron que es precisamente el retraso de la edad de jubilación lo que les hace rechazar el proyecto, informó el diario Le Parisien.

Más complejo parece el diálogo con otros sindicatos, como la CGT, que no se conforma con retirar ese punto de la reforma y exige la supresión completa de la misma.

Este sindicato, mayoritario en el sector de los transportes públicos, defiende los regímenes especiales que tienen esos trabajadores, que el Gobierno quiere igualar con el resto de los empleados.

El primer ministro, Edouard Philippe, ya ha establecido un calendario de negociaciones con los sindicatos la semana próxima, pero parece poco probable que obtenga avances antes del próximo martes, cuando están convocadas manifestaciones en todo el país a petición de la totalidad de las centrales obreras, analizó la agencia de noticias EFE.

Esa fecha aparece como el punto clave para poder desactivar la huelga antes de navidades, puesto que medirá la fuerza real de los sindicatos en este envite con el Ejecutivo.

Si el Gobierno cede en la edad mínima de jubilación, los sindicatos reformistas pueden abrir la puerta a aceptar el resto de las medidas y aislar a los más radicales, como la CGT.

Entretanto, el país aparece por noveno día parcialmente bloqueado, con los transportes públicos casi desiertos en las grandes ciudades, sobre todo en París, largas colas en las pocas estaciones que funcionan y una circulación más densa de coches de lo que corresponde a un sábado.

Philippe lanzó un llamamiento para que los paros finalicen antes de las vacaciones de Navidad, pero los sindicatos consideran que la pelota está en el tejado del Ejecutivo, a quien exigen retirar su reforma, informó Télam.

En el octavo día seguido de protesta, los gremios llamaron a redoblar la protesta contra la reforma del sistema de jubilaciones impulsada por el presidente Macron.

Un día después de que el gobierno francés diera a conocer los detalles de la reforma previsional y anunciara concesiones, los sindicatos anunciaron hoy en el octavo día de huelga que mantendrán las medidas de fuerza, llamando a la ciudadanía a aumentar la movilización y advirtiendo que «no habrá tregua de Navidad».

«La huelga continúa y lo sentimos, porque no lo habíamos previsto de esta manera», aseguró hoy el líder de la CGT de los trabajadores ferroviarios, Laurent Brun, en declaraciones a la cadena de radio France Info.

«Nos hemos dado cuenta de que el gobierno no da su brazo a torcer y esto va a durar tiempo. No habrá tregua de Navidad salvo si el gobierno entra en razón», agregó, subiendo la apuesta en su enfrentamiento con el presidente Emmanuel Macron.

Las declaraciones llegan un día después de que el primer ministro, Edouard Philippe, presentara los detalles del proyecto con el que pretenden unificar los 42 sistemas actuales de jubilaciones en uno con el que «todo el mundo saldrá ganando», prometió.

El proyecto es una de las promesas electorales del liberal Macron, quien, por la movilización en las calles se vio obligado a flexibilizar algunos puntos.

«Mi puerta está abierta, mi mano está tendida», dijo Philippe, considerando que los anuncios del gobierno eran suficientes para poner fin a la huelga.

Sin embargo, los sindicatos llamaron a intensificar la protesta al evaluar que las modificaciones son insuficientes y que el gobierno «cruzó una línea roja».

El gobierno, por su parte, quiere impedir un nuevo estallido social tras la crisis por las protestas de este año del movimiento de los «chalecos amarillos», y por eso intentó tender un puente con los sindicatos, según analistas.

«Hay lugar para la negociación», expresó el ministro de Economía, Bruno Le Maire.

Mientras, en ciudades como París, hoy era casi imposible conseguir transporte público para movilizarse y los pocos trenes que funcionaban lo hacían abarrotados de gente, informó France Info.

Asimismo, el centro de la ciudad estaba colapsado de vehículos particulares, bicicletas, monopatines y gente de a pie que intentaba sortear la huelga para llegar a sus trabajos.

Está prevista una marcha esta tarde en París y Marsella mientras que se convocó una huelga general y una nueva jornada de de movilización nacional para el martes 17 de diciembre, la tercera en menos de dos semanas.

Además, el puerto marítimo de El Havre, el segundo más grande del país, amaneció bloqueado por un millar de manifestantes.

«Tenemos bloqueados los ocho principales puntos (de entrada). Vamos a seguir aquí todo el día», aseguró la vocera de la CGT Sandrine Gérard.

Entretanto, los ciudadanos aguantan la respiración, al tiempo que se dividen entre el hartazgo por los problemas derivados de la parálisis del transporte público y el apoyo a las reivindicaciones de los huelguistas que revelan las encuestas, reportó la agencia de noticias EFE.

Algunos empiezan a pensar ya en cómo pasarán la Navidad con sus familias si persisten los paros y las cancelaciones de vuelos y trenes.

Uno de los puntos más cuestionados de la reforma es el aumento de la edad para obtener la jubilación completa de 62 a 64 años.

Con la reforma podrán acceder a la jubilación a los 62, aunque solo cobrarán una parte.

«Todo el mundo trabajará más tiempo, es inaceptable», sentenció Philippe Martinez secretario general de la CGT, que reclama el retiro del proyecto.

Además de la CGT, otras asociaciones expresaron su descontento con el gobierno y advirtieron con endurecer su postura, entre ellas el Consejo de Colegios de Abogados, los principales sindicatos policiales y los docentes.

El gobierno planea presentar el proyecto ante el Consejo de Ministros el 22 de enero para que pase al Parlamento a finales de febrero, señaló Télam.

El plan del gobierno no ha conseguido por ahora aplacar los ánimos de los sindicatos, que centran sus críticas en la edad de jubilación y en la supresión de los regímenes especiales.

La reforma de las jubilaciones presentada en detalle este miércoles por el primer ministro francés, Édouard Philippe, no ha conseguido por ahora aplacar los ánimos de los sindicatos, que centran sus críticas en la edad de jubilación y en la supresión de los regímenes especiales.

Estos son los principales ejes del proyecto presentado por el Gobierno francés:

1. Adiós a los regímenes especiales

Los 42 regímenes de pensiones que existen actualmente en Francia se eliminarán para dar paso a partir de 2025 a un sistema universal por puntos (y no por trimestres como hasta ahora).

Eso significará el fin de los llamados «regímenes especiales», muchos de los cuales ofrecen beneficios particulares como la posibilidad de jubilarse de forma anticipada (a partir de los 52 años en algunos puestos de la compañía pública de ferrocarriles o del transporte metropolitano de París).

2. Sube a 64 años la edad para jubilarse

Legalmente se mantendrá la edad mínima de jubilación a los 62 años, según el compromiso electoral del presidente, Emmanuel Macron.

Pero en la práctica, para garantizar la viabilidad financiera, se establecerá una «edad de referencia» que subirá progresivamente hasta los 64 años en 2027. Aquellos que decidan jubilarse antes tendrán penalizaciones en su pensión, y quienes lo hagan más tarde recibirán bonificaciones.

3. Pensión mínima de mil euros

La reforma garantizará una pensión mínima de 1.000 euros a todos los que tengan el periodo de cotización completo (42 años actualmente, que deben pasar progresivamente a 43).

Esto hará que aumenten las pensiones de trabajadores que cobran el salario mínimo y de colectivos como agricultores y comerciantes, que tienen unas reglas de cotización propias.

Esa pensión mínima de 1.000 euros entrará en vigor en 2022 y tres años después, en lugar de ser una cantidad fija inmutable pasará a convertirse en el 85% del salario mínimo.

4. Una «regla de oro»

Se garantizará por ley una «regla de oro» que asegure que el valor de los puntos por los que se calculará el monto no pueda bajar. Las pensiones no estarán indexadas sobre la inflación, sino sobre los salarios.

5. Aplicación progresiva

El proyecto de ley de reforma que el Gobierno presentará el 22 de enero debería quedar aprobado en el Parlamento en verano para que empiece a entrar en vigor en 2022 para la generación nacida en 2004, que será la primera a la que se aplicará íntegramente el sistema por puntos.

En 2025 la reformará comenzará a aplicarse de forma progresiva y parcial para las generaciones posteriores a 1975. Los nacidos antes de ese año no se verán afectados y se seguirán rigiendo por el sistema actual.

6. Bonificaciones por primer hijo

Por cada hijo que nazca desde el momento de entrada en vigor de la reforma, uno de los padres podrá beneficiarse de una bonificación del 5% en puntos para la jubilación. A partir del tercer hijo, a ese 5% se le añadirá un 2% adicional. Por defecto, esos derechos se atribuirán a las madres.

También en dirección de las familias, el proyecto del Gobierno establece que la pensión de viudedad será del 70% de los derechos de los que se hubiera beneficiado la pareja.

7. «Cotización de solidaridad» 

Quienes tengan ingresos superiores a los 120.000 euros anuales deberán pagar una «cotización de solidaridad» más elevada, que no repercutirá en su propia jubilación sino en nutrir las arcas de la hucha de las pensiones, informó Clarín.

La lucha contra la reforma del sistema de pensiones que impulsa el gobierno del presidente Emmanuel Macron tuvo hoy un nuevo capítulo, con una huelga que paralizó la mayor parte de los servicios en el transporte público y afectó las actividades en las principales ciudades de Francia.

La quinta jornada de huelga se cumplió con altos niveles de adhesión en trenes y subterráneos, mientras los sindicatos en lucha aspiran con continuar con el cese de actividades por tiempo indefinido.

En promedio, circuló 25% de los trenes, mientras 10 de las 16 líneas del subterráneo parisino estuvieron inactivas.

En una jornada lluviosa, muchos franceses optaron por asistir a sus trabajos en automóviles, motos y bicicletas, lo cual generó gigantescos embotellamientos en los ingresos a París y otras ciudades.

La Confederación General de Trabajadores (CGT) y otras organizaciones sindicales invitaron a seguir mañana con las medidas de fuerza, mientras se espera que primer ministro, Édouard Philippe, presente formalmente este miércoles el proyecto de reforma del gobierno, del cual solo se conocen unos pocos conceptos.

El punto que más inquieta a los sindicatos es el que procura crear un único régimen de pensiones, contra los 42 que existen en la actualidad y que tienen en cuenta ciertas particularidades de los oficios o actividades.

También resisten a un artículo según el cual el cálculo de las pensiones se hará en virtud de los ingresos obtenidos durante toda la vida laboral y la suspensión de planes de prejubilación para agentes del transporte público y personal médico.

Macron promete que se trata de un régimen más justo, pero casi todos los sindicatos de trabajadores y la izquierda temen que se trate de una precarización de los jubilados encubierta bajo una supuesta modernización del sistema.

Es un tema muy sensible y los opositores más radicales están preparados para hacer durar la movilización el tiempo que haga falta y a paralizar el país, como ya ocurrió en diciembre de 1995.

Ese año, la huelga duró tres semanas y obligó al gobierno a dar marcha atrás.

Desde el gobierno, varios ministros defendieron la necesidad de cambiar el sistema de jubilaciones y pensiones.

«Creo que la CGT defiende más a sus tropas que a los franceses», sostuvo el ministro de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, citado por la agencia EFE, mientras que la responsable de Transportes, Elisabeth Borne, criticó que ese mismo sindicato entorpezca encontrar una salida al conflicto.

«Nos mantendremos firmes hasta que la reforma sea retirada», replicó Philippe Martinez, secretario general de la CGT, según Télam.

Los sindicatos impulsan la protesta contra el proyecto del presidente Emmanuel Macron, ya que aseguran que «degradará los derechos de todos, especialmente de los más precarios y de las mujeres».

Un paro masivo contra la reforma previsional impulsada por el presidente galo, Emmanuel Macron, amenaza con paralizar este jueves Francia, una pulseada entre la mayoría de los sindicatos y el Ejecutivo que podría bloquear el país por tiempo indefinido.

Trabajadores del transporte público, estudiantes, policías, abogados, médicos, profesores, recolectores de basura y personal aéreo, entre otros, adherirán a la huelga para protestar contra la polémica reforma que hace tambalear a uno de los pilares del modelo francés.

Para los gremios, el nuevo sistema jubilatorio propuesto por el gobierno «degradará los derechos de todos, especialmente de los más precarios y de las mujeres».

Según los sindicatos, el nuevo régimen reduciría la cuantía de las pensiones y podría retrasar incluso la jubilación, actualmente prevista a los 62 años.

El Ejecutivo, en cambio, aseguró defender un sistema «más justo y más simple» en el que «cada euro cotizado dará los mismos derechos a todos».

La reforma previsional, uno de las medidas estrella del programa electoral de Macron, pretende reemplazar los 42 regímenes especiales existentes por un sistema de jubilación universal por puntos.

Entre los perjudicados por esta medida, se encuentran los ferroviarios de la Sociedad Nacional de Ferrocarriles (SNCF) y los empleados de la red metropolitana de transportes de París (RATP), impulsores del paro, que ya no podrían jubilarse entre los 52 y 57 años, como sí pueden optar actualmente según las categorías.

Por eso, la convocatoria de mañana se sentirá fuertemente en el transporte de pasajeros.

La huelga pretende paralizar nuevamente al país, como lo hizo el 13 de septiembre en la primera gran movilización contra la reforma de Macron, la peor de los últimos 12 años.

La SCNF canceló el 90% de sus trenes de alta velocidad y el 80% de sus trenes regionales, mientras que el tráfico internacional se verá «muy perturbado».

El transporte aéreo, por su parte, también se verá afectado: la Dirección General de la Aviación Civil recomendó a las aerolíneas suprimir el 20% de los trayectos con origen o destino en Francia, un porcentaje que se prevé mucho más elevado.

En consecuencia, Air France anunció la cancelación del 30% de sus vuelos de cabotaje y del 15% de sus vuelos de mediano alcance, en tanto que la británica EasyJet anuló un total de 233 vuelos.

La capital francesa será la ciudad más perturbada por la convocatoria, donde tendrán lugar a la tarde las marchas principales contra la reforma previsional.

De las 16 líneas de subte existentes, sólo funcionarán dos -automatizadas- con normalidad y otras tres únicamente en las horas pico, mientras que en los colectivos circularán uno de cada tres.

Peor es la situación para aquellos que viven en las afueras: sólo uno de cada diez trenes conectará a París con los suburbios.

Ante esta situación potencialmente calamitosa, las autoridades pidieron a los parisinos buscar soluciones alternativas para desplazarse, como las bicicletas, monopatines o compartir los viajes en auto.

Además del transporte, el paro afectará a la educación, ya que se prevé que un 55% de los docentes se una a la huelga, una cifra que alcanza al 78% en París, donde sólo permanecerán abiertas tres escuelas, reportó la agencia de noticias EFE.

La protesta se sentirá también en las calles del país, donde hay previstas numerosas concentraciones en diferentes ciudades.

Las más importantes serán en París, donde dos manifestaciones simultáneas convergerán en la Plaza de la Nación, en el este de la capital.

Las autoridades anunciaron el despliegue de cerca de 6.000 policías y gendarmes para evitar incidentes violentos, como los que han ensombrecido las protestas de los denominados chalecos amarillos.

El «jueves negro» fue el tema más tratado esta última semana por los medios franceses, que expresaron el temor de volver a vivir un paro indefinido como el de 1995, cuando el gobierno renunció entonces a su reforma previsional tras 22 días de huelga.

El gobierno de Macron, sin embargo, no da el brazo a torcer e insiste en continuar con su programa para modernizar el país.

La huelga de mañana sera una nueva prueba de fuego en las calles para el gobernante galo, que en sus dos años y medio en el poder ya ha logrado flexibilizar el mercado laboral por decreto, informó Télam.

Las autoridades locales encuentran cientos de kilos de droga que desde hace varias semanas llega en paquetes a la costa atlántica del país.

La Fiscalía de Rennes ha anunciado este martes la recuperación de un total de 1.010 kilos de cocaína en paquetes arrastrados por las olas hasta la costa atlántica de Francia. El flujo de droga no cesa desde que se localizara el primer paquete de un kilo el pasado 18 de octubre en la población de Saint-Jean-de-Monts, y las autoridades han decidido tomar medidas drásticas ante la constante ‘marea blanca’.

Desde el pasado sábado la Policía ha reforzado el control en playas y aparcamientos del departamento de Gironda, mientras que seis comunas —Lacanau, Hourtin, Naujac, Cap-Ferret, Le Porge y Arcachón— han restringido considerablemente el acceso a sus playas, reporta Le Figaro.

El lunes los agentes detuvieron a un joven de 17 años de la ciudad de Toulouse con cinco kilos de cocaína que había encontrado en una playa de Lacanau. El menor permanece detenido por «detección y adquisición de sustancias ilegales» y se enfrenta a un máximo de diez años de prisión.

Las autoridades instan a la población a no llevarse los paquetes de cocaína y a avisar a la Policía si encuentran uno. En ningún caso deben tocarlos si quieren evitar posibles consecuencias penales.

Se estima que la calidad de la droga es muy alta, con una pureza del 83 %, lo que eleva el riesgo de sobredosis. Las autoridades también advierten del riesgo de vender la cocaína hallada en la calle, ya que los potenciales vendedores podrían toparse con «matones reales» que controlan el mercado de la droga.

La zona a la que las olas siguen arrastrando la cocaína se extiende desde el extremo bretón, donde este martes se encontraron cinco kilos en una playa de la comuna de Camaret-sur-Mer (departamento de Finisterre), hasta Landes, informó Actualidad RT.

El origen de la droga sigue siendo un misterio. Existen varias hipótesis, inclinándose las autoridades por una pérdida de carga por daños o una tormenta, explicó a Le Figaro el fiscal de Rennes, Philippe Astruc. «La investigación, en la que participan unos 100 investigadores, entre ellos unos 50 a nivel central, se enfoca en el análisis de los flujos marítimos», agregó.

Un terremoto de magnitud 5,4 fue registrado en Montélimar, en la región montañosa de la Drome, cerca de los Alpes en Francia. El movimiento se sintió hasta Lyon y Valence, Avignon, Grenoble, Sainte Etienne y Marsella. Hay cuatro heridos, uno muy grave.

Cuando Francia celebraba el día de Armisticio, el Resseau National de vigilancia sísmica registró el movimiento a las 11,52 de la mañana, hora francesa.

Las primeras reacciones llegaron por las redes sociales. ”¿Hay un terremoto en Lyon o qué? Yo vivo en el quinto piso y nuestro departamento oscila”, escribió Ludo.

Los bomberos han recibido muchos llamados telefónicos y piden no saturar las líneas inútilmente.

En Teil, en la región montañosa de Ardeche, la destrucción es significativa. El alcalde ha abierto gimnasios para recibir a la población y los invita a desalojar sus casas por seguridad. Hay riesgos de réplicas y de caídas de mampostería.

Una célula de crisis se abrió en la prefectura de la policía en Privas, informó Contexto Tucumán.

Los manifestantes provocaron un embotellamiento de tránsito de varios kilómetros en un cruce de frontera en el primero de los tres días de protesta contra la condena de los líderes del proceso de secesión.

Cientos de independentistas catalanes provocaron hoy un kilométrico embotellamiento de tránsito al cortar un paso fronterizo entre España y Francia en el primero de tres días consecutivos de protestas contra las condenas a los líderes del fallido proceso de secesión de 2017 y para forzar a un diálogo al gobierno español.

«Esta movilización quiere ser un grito a la comunidad internacional para que haga entender al Estado español que el único camino es sentarse a hablar», afirmó en un comunicado la plataforma Tsunami Democrático, que está detrás de la medida de fuerza, que tiene lugar el día después de unos nuevos comicios generales en España.

El Partido Socialista (PSOE) del presidente del gobierno, Pedro Sánchez, volvió a ganar ayer las elecciones generales pero perdió tres diputados, lo que dificultará la formación de un nuevo Ejecutivo, que puede tener que depender de los independentistas, mientras el partido de extrema derecha Vox, consiguió un histórico tercer lugar.

En este marco, unos 2.000 manifestantes catalanes bloquearon esta mañana la autopista AP-7, la principal conexión entre España y Francia por carretera, en ambos sentidos a la altura del paso de La Jonquera, donde levantaron un escenario y barricadas con material de obra.

«Todos a la Jonquera», fue el mensaje masivo difundido por Tsunami, organización que está siendo investigada por la Audiencia Nacional de España en el marco de la causa de terrorismo contra nueve activistas detenidos a finales de septiembre en Cataluña, que presuntamente planeaban acciones violentas.

La principal consecuencia de la medida fueron los grandes embotellamientos de hasta 20 kilómetros que se registraron en la zona, que se pudo descomprimir un poco por el desvío del tráfico hacia otra ruta.

El cantautor catalán Lluis Llach, ferviente independentista, ha sido uno de los protagonistas de la jornada, cantando sobre el escenario «L Estacada», una canción que se convirtió en símbolo de la lucha por la libertad durante el franquismo, y que forma parte del cancionero popular independentista.

La policía catalana vigilaba a los manifestantes del lado español, mientras la gendarmería francesa lo hacía de su lado.

A mitad de la tarde, no obstante, las autoridades francesas avisaron a los manifestantes que iban a intervenir para despejar la vía por la fuerza.

Frente a la amenaza, los activistas avanzaron unos metros hacia el lado francés y se sentaron delante del cordón de los antidisturbios franceses y levantaron barricadas, elevando la tensión.

Mercabarna, el principal mercado de abastecimiento de pescado y frutas de Cataluña, advirtió de un desabastecimiento sin el corte persiste hasta mañana, informó Télam.