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El papa Francisco hizo un llamado por la paz en Ucrania, advirtió por los «escenarios cada vez más alarmantes» que se abren en el país europeo ante la suba de tensión en el conflicto con Rusia y pidió que a las partes involucradas que se «abstengan» de nuevas acciones.

«Tengo un gran dolor en el corazón por el empeoramiento de la situación en Ucrania. No obstante los esfuerzos diplomáticos de las últimas semanas, se están abriendo escenarios cada vez más alarmantes», lamentó el pontífice durante la Audiencia General de este miércoles en el Vaticano.

«Como yo, tanta gente en todo el mundo está atravesando angustia y preocupación. Una vez más la paz de todos está amenazada por intereses de partes», advirtió el Papa desde el Aula Pablo Vi al terminar su tradicional encuentro semanal con fieles.

La de hoy fue la primera intervención de Jorge Bergoglio luego de que el lunes el presidente ruso Vladimir Putin reconociera la independencia de las dos provincias separatistas y rusoparlantes del este de Ucrania, Donetsk y Lugansk, en conflicto con Kiev desde 2014.

«Quiero apelar a los que tienen responsabilidades políticas para que hagan un serio examen de conciencia frente a Dios, que es un Dios de la paz y no de la guerra. El padre de todos no solo de algunos, que nos quiere hermanos y no enemigos», agregó el Papa.

En ese marco, el pontífice elevó su rezo «para que todas las partes involucradas se abstengan de toda acción que provoque aún más sufrimiento a las poblaciones, desestabilizando la convivencia entre las naciones y desacreditando el derecho internacional».

Así, de cara «a creyentes y no creyentes», el Papa convocó a «una jornada de ayuno por la paz» el próximo 2 de marzo.

El papa Francisco afirmó este miércoles que «la muerte no es un derecho» que pueda ser «programado», durante la audiencia general de este miércoles en el Vaticano en la que se mostró contrario a la eutanasia en medio del debate que se inicia en el Parlamento italiano para discutir una ley sobre el «fin de la vida».

«La muerte no es un derecho, no podemos programarla, tampoco evitarla. Toda persona tiene derecho a la vida, a los cuidados médicos y paliativos, para afrontar la muerte de manera más humana», aseguró el pontífice en su tradicional catequesis semanal en el Aula Pablo VI.

La referencia del Papa se dio a horas de que la Cámara de Diputados italiana empiece a discutir un proyecto de ley denominado «de fin de la vida» que busca regular el suicidio asistido y cuando se impulsa un referendo para aprobar la eutanasia.

Durante su catequesis, el Papa – que no usó las palabras eutanasia ni suicidio asistido – se mostró de modo contrario «a causar o a ayudar a cualquier tipo de suicidio».

«En efecto, la vida es un derecho, no la muerte, que hay que aceptar y no administrar. Y este principio ético concierne a todos, no sólo a los cristianos o a los creyentes», enfatizó.

En ese marco, el Papa aseveró que «tantas veces se ve que a los ancianos que no tienen medios les dan menos medicina de las que necesitan. Esto es inhumano, esto no es ayudarlos, es empujarlos más rápido a la muerte».

«Esto no es humano ni cristiano», insistió.

Para Jorge Bergoglio, «los ancianos deben ser cuidados como un tesoro de la humanidad: son nuestra sabiduría, son el símbolo de la sabiduría humana, son los que hicieron camino antes que nosotros y nos dejaron tantos recuerdos y cosas bellas», describió.

«Por favor,, no aíslen a los ancianos, no aceleren su muerte. Acariciar a un anciano tiene la misma esperanza que acariciar un niño: el inicio de la vida y el fin son siempre un misterio que debe ser respetado, acompañado, cuidado y amado», agregó.

Francisco intenta con su exhortación reducir las tensiones en la actual disputa entre Rusia, que exige a la OTAN que frene sus operaciones en Europa del Este, y las potencias occidentales, que acusan a Moscú de una eventual invasión ante el incremento de su presencia militar en la frontera con Ucrania y en Bielorrusia.

El papa Francisco pidió este miércoles rezar por la paz en Ucrania y pidió «por favor, nunca más la guerra», al encabezar desde el Vaticano la tradicional Audiencia General semanal en la que este miércoles agregó además su recuerdo a las víctimas de la «indecible crueldad» del Holocausto.

Durante la catequesis en el Aula Pablo VI del Vaticano, el pontífice convocó a rezar además para que «entre los responsables de la Tierra» prevalezca «el diálogo y el bien común».

El Papa intenta con su exhortación reducir las tensiones en la actual disputa entre Rusia, que exige a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) que frene sus operaciones en Europa del Este, y las potencias occidentales, que acusan a Moscú de una eventual invasión ante el incremento de su presencia militar en la frontera con Ucrania y en Bielorrusia.

«¡Por favor, nunca más guerra!», imploró Francisco y añadió que Ucrania «es un pueblo que sufre; han pasado hambre, han sufrido mucha crueldad y merecen la paz».

El líder de la Iglesia católica pidió orar por la paz y para que entre los líderes de la tierra «prevalezca el diálogo y se anteponga el bien de todos a los intereses partidistas», dijo al término de la audiencia general.

Pido «al Señor con insistencia que esa tierra pueda ver florecer la fraternidad y supere las heridas, los miedos y divisiones», manifestó.

El domingo pasado Francisco confesó que seguía «con preocupación» las crecientes tensiones en Ucrania y convocó una jornada de oración por la paz para mañana.

«Sigo con preocupación el aumento de las tensiones que amenazan con asestar un nuevo golpe a la paz en Ucrania, y ponen en cuestión la seguridad del continente europeo, con repercusiones cada vez más amplias», advirtió tras su oración dominical del Ángelus, en la Plaza de San Pedro.

Rusia desplegó más de 100.000 soldados en la frontera con Ucrania, lo que genera temores de una invasión inminente, algo que el Kremlin niega.

Por su parte, varios países occidentales anunciaron el envío de tropas y material militar a Ucrania en los últimos días, y la Casa Blanca informó el lunes que ordenó el estado de alerta «elevada» a 8.500 soldados que mantiene desplegados en sus bases europeas.

En la Audiencia General de este miércoles, el Papa se refirió también al Día Internacional de la Memoria, en el 76º Aniversario de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau, símbolo del Holocausto.

«Es necesario recordar el exterminio de millones de judíos y de personas de diferentes nacionalidades y confesiones religiosas. Esta indecible crueldad no debe repetirse jamás», planteó.

«Que no se olvide nunca», pidió, «para que podamos construir un futuro en el que la dignidad humana no vuelva a ser pisoteada».

El papa Francisco calificó este jueves como «héroes» a los padres y las madres migrantes que escapan de las guerras con sus hijos y que «son rechazados en los confines de Europa» y en otros lugares.

«Pienso también en tantos padres, en tantas madres, en tantas familias que escapan de las guerras, que son rechazadas en los confines de Europa» y otras regiones, afirmó el pontífice en una entrevista con la prensa oficial del Vaticano sobre San José y la paternidad publicada este jueves.

«Quisiera decir a estos padres, a estas madres, que para mí son héroes, porque encuentro en ellos el coraje de quien arriesga su propia vida por amor a sus hijos, por amor a su familia»
Papa Francisco

Francisco denunció que esos padres y madres migrantes «viven situaciones de dolor, de injusticia, y que nadie toma en serio o se ignoran deliberadamente»,

«Quisiera decir a estos padres, a estas madres, que para mí son héroes, porque encuentro en ellos el coraje de quien arriesga su propia vida por amor a sus hijos, por amor a su familia», agregó el Papa.

En la entrevista, publicada en el diario oficial de la Santa Sede L’Osservatore Romano y en los portales oficiales del Vaticano, Jorge Bergoglio trazó un paralelismo entre los migrantes de hoy y figuras de la tradición católica, como María y San José, padres de Jesús, que según la Biblia huyeron a Egipto desde Israel para salvar a su hijo de la muerte.

Así, expresó que «también María y José han experimentado este exilio, esta prueba, debiendo escapar a un país extranjero a causa de la violencia y del poder de Herodes», el rey judío vasallo de Roma que mandó matar a todos los niños nacidos en Belén menores de dos años, según el Evangelio de Mateo.

«Este sufrimiento suyo les hace cercanos precisamente a estos hermanos que hoy sufren las mismas pruebas», añadió luego Francisco, y planteó que recuerda a los migrantes «siempre».

Además, Bergoglio prometió que «en la medida de lo posible» seguirá «dándoles voz» y no los olvidará.

Además de las familias migrantes, el Papa manifestó que se acuerda de quienes perdieron el trabajo durante la emergencia del coronavirus y en especial «de esas familias, de esos padres y de esas madres que están viviendo una particular dificultad, agravada sobre todo a causa de la pandemia».

El papa Francisco pidió este miércoles «que los gobernantes den a todos la posibilidad de ganarse el pan», al destacar en el Vaticano la «dignidad» que da el empleo y tras denunciar que aún hay «tanto trabajo en negro» en el mundo.

«Los gobernantes le tienen que dar a todos la posibilidad de ganarse el pan: es una opción de dignidad», reclamó el pontífice durante la Audiencia General que encabezó en el Aula Pablo VI del Vaticano.

En su catequesis semanal, el Papa dijo que piensa en «todos los trabajadores del mundo, de forma particular en aquellos que hacen trabajos duros en las minas y en ciertas fábricas; en aquellos que son explotados con el trabajo en negro; en las víctimas del trabajo».

Jorge Bergoglio se refirió, además, «a los que reciben el sueldo a escondidas, sin jubilación, sin nada» y criticó que «hoy hay trabajo en negro, y tanto».

Francisco posó además sus oraciones «en los niños que son obligados a trabajar y en aquellos que hurgan en la basura en busca de algo útil para intercambiar».

«Muchos jóvenes, muchos padres y muchas madres viven el drama de no tener un trabajo que les permita vivir serenamente»

«Pero pienso también en quien está sin trabajo; en los que se sienten justamente heridos en su dignidad porque no encuentran un trabajo. Muchos jóvenes, muchos padres y muchas madres viven el drama de no tener un trabajo que les permita vivir serenamente», lamentó en esa dirección.

Para el Papa, «muchas veces la búsqueda se vuelve tan dramática que les lleva hasta el punto de perder toda esperanza y deseo de vida», en un marco en el que «en estos tiempos de pandemia muchas personas han perdido el trabajo y algunos, aplastados por un peso insoportable, han llegado al punto de quitarse la vida».

«Son hermanos y hermanas nuestros que se ganan la vida así, esto sucede hoy en el mundo. Pienso también en los que no tienen trabajo: cuánta gente va a golpear las puertas de las fábricas», insistió luego.

Así, para el Papa, esta situación mundial «es una injusticia social si no les damos la posibilidad de ganar el pan».

El papa Francisco planteó hoy que las vacunas son «la solución más razonable» contra el coronavirus y dijo que recibirlas es «una obligación moral», al dar su tradicional mensaje a los diplomáticos acreditados en el Vaticano, frente a quienes también lamentó las «desigualdades profundas, las injusticias y la corrupción endémica» que hay en América.

En un discurso en el que repasó varios de los conflictos abiertos a nivel mundial, el Papa pidió además por los migrantes y el cuidado de la Tierra, al tiempo que advirtió por los riesgos de la denominada «cultura de la cancelación» que podría derivar en «un pensamiento único».

«Hemos podido constatar que en los lugares donde se ha llevado adelante una campaña de vacunación eficaz, ha disminuido el riesgo de un avance grave de la enfermedad», aseveró el pontífice en el tradicional encuentro con el que abre el año político de la Santa Sede frente a representantes de los 183 estados con relaciones con el Vaticano.

Así, para el Papa, «es importante que se continúen los esfuerzos para inmunizar a la población lo más que se pueda», en un marco en el que la tarea «requiere un múltiple compromiso a nivel personal, político y de la comunidad internacional en su conjunto».

En el plano personal, según Jorge Bergoglio, «todos tenemos la responsabilidad de cuidar de nosotros mismos y de nuestra salud, lo que se traduce también en el respeto por la salud de quien está cerca de nosotros».

En el inicio de un mensaje con fuerte énfasis en las ventajas de la inmunización contra la Covid-19, el Papa aseveró que «el cuidado de la salud constituye una obligación moral».

«Muchas veces nos dejamos influenciar por la ideología del momento, a menudo basada en noticias sin fundamento o en hechos poco documentados», agregó luego, en lo que se leyó como una crítica a los movimientos antivacunas.

Para el Papa, entonces, «toda afirmación ideológica cercena los vínculos que la razón humana tiene con la realidad objetiva de las cosas».

«Las vacunas no son instrumentos mágicos de curación, sino que representan ciertamente, junto con los tratamientos que se están desarrollando, la solución más razonable para la prevención de la enfermedad», sentenció en esa dirección.

En su discurso, Francisco planteó que además del plano personal, «la política debe comprometerse a buscar el bien de la población por medio de decisiones de prevención e inmunización, que interpelen también a los ciudadanos para que puedan sentirse partícipes y responsables».

El Papa, de 85 años y que ya recibió tres dosis de vacuna, reclamó en esa línea «una comunicación transparente de las problemáticas y de las medidas idóneas para afrontarlas», al tiempo que lamentó que «la falta de firmeza en las decisiones y de claridad comunicativa genera confusión, crea desconfianza y amenaza la cohesión social, alimentando nuevas tensiones».

El Papa deseó este sábado 25 de diciembre «paz y concordia» para el mundo y reclamó que haya «diálogo» para resolver los «conflictos, crisis y contradicciones» a nivel global, en un mensaje navideño en el que además pidió «solidaridad, reconciliación y pacífica convivencia» en toda América.

«Niño Jesús, concede paz y concordia a Oriente Medio y al mundo entero», pidió el pontífice desde la Basílica de San Pedro al dar la bendición Urbi et Orbi (A Roma y al mundo), tradicional de la Navidad.

En un mensaje en el que pidió por varios conflictos abiertos en el mundo, el Papa lamentó que «en el ámbito internacional existe el riesgo de no querer dialogar, el riesgo de que la complejidad de la crisis induzca a elegir atajos, en vez de los caminos más lentos del diálogo; pero son estos, en realidad, los únicos que conducen a la solución de los conflictos y a beneficios compartidos y duraderos».

Además lamentó que hay «muchos conflictos, crisis y contradicciones» que «parece que no terminan nunca y casi pasan desapercibidos». Y agregó: «nos hemos habituado de tal manera que inmensas tragedias ya se pasan por alto; corremos el riesgo de no escuchar los gritos de dolor y desesperación de muchos de nuestros hermanos y hermanas».

En su novena Navidad como Papa, Francisco deseó «que en los corazones de los pueblos del continente americano prevalezcan los valores de la solidaridad, la reconciliación y la pacífica convivencia, a través del diálogo, el respeto recíproco y el reconocimiento de los derechos y los valores culturales de todos los seres humanos».

En una referencia explícita a la situación global por la difusión del coronavirus, el Papa aprovechó el mensaje para pedir por «las víctimas de la violencia contra las mujeres que se difunde en este tiempo de pandemia», así como dedicó también un mensaje «a los niños y a los adolescentes víctimas de intimidación y de abusos».

Tras reiterar sus pedidos para que se «encuentren las soluciones más adecuadas que ayuden a superar la crisis sanitaria y sus consecuencias», Francisco insistió con el reclamo para «hacer llegar la asistencia necesaria, especialmente las vacunas, a las poblaciones más pobres». Y no olvidó recordar «el drama de los emigrantes, de los desplazados y de los refugiados».

Al recorrer varios de los conflictos abiertos en el mundo por los que la Santa Sede mantiene su preocupación, Francisco lamentó la situación del «pueblo sirio, que desde hace más de un decenio vive una guerra que ha provocado muchas víctimas y un número incalculable de refugiados».

«Miremos a Irak, que después de un largo conflicto todavía tiene dificultad para levantarse», recordó luego sobre el país al que visitó en marzo de este año. Luego de volver a reclamar por la «enorme tragedia olvidada por todos» de Yemen, el Papa pidió recordar «las continuas tensiones entre israelíes y palestinos que se prolongan sin solución, con consecuencias sociales y políticas cada vez mayores».

Entre las problemáticas de Medio Oriente, incluyó también al Líbano, al que aspira visitar en 2022, y lamentó que el denominado «País de los cedros» sufre «una crisis sin precedentes con condiciones económicas y sociales muy preocupantes»

Así, Bergoglio indicó además su pedido de apoyo «a todos los que están comprometidos en la asistencia humanitaria a las poblaciones que se ven forzadas a huir de su patria», en particular en el «pueblo afgano, que desde hace más de cuarenta años es duramente probado por conflictos que obligan a muchos a dejar el país».

Además del repaso por las tensiones en Medio Oriente, el Papa hizo un pedido para que «las autoridades políticas» del mundo puedan «pacificar las sociedades devastadas por tensiones y conflictos». En esa línea, pidió por el diálogo en Myanmar y reclamó que no «se propaguen en Ucrania las metástasis de un conflicto gangrenoso» que sacude al país europeo.

El papa Francisco instó a Europa a «derribar los muros» contra los inmigrantes y aseveró que la política de «brazos abiertos» es también un «mensaje importante» para la Iglesia del Viejo Continente, en el primer discurso de su gira mediterránea de cinco días por Chipre y Grecia.

«En esta isla es precioso el trabajo que llevan adelante en la acogida de nuevos hermanos y hermanas que llegan desde otros lugares del mundo», dijo el pontífice en Nicosia, la capital de Chipre, desde la Catedral maronita de Nuestra Señora de las Gracias, durante un encuentro con religiosos en su primera actividad en suelo chipriota.

«La Iglesia en Chipre tiene estos brazos abiertos: acoge, integra y acompaña. Es un mensaje importante también para la Iglesia en toda Europa, marcada por la crisis de fe», agregó Francisco, horas después de arribar a Chipre tras un viaje de tres horas desde Roma, con Télam como único medio latinoamericano a bordo del avión papal.

Con el eje migratorio como uno de los centrales del viaje ante el aumento de personas que ven en Chipre y Grecia una puerta de entrada a Europa, Francisco recordó las «numerosas civilizaciones» que han habitado el Mediterráneo, «un mar del que todavía hoy desembarcan personas, pueblos y culturas de todas partes del mundo», dijo .

«Con su fraternidad pueden recordar a todos, a toda Europa, que para construir un futuro digno del hombre es necesario trabajar juntos, superar las divisiones, derribar los muros y cultivar el sueño de la unidad. Necesitamos acogernos e integrarnos, caminar juntos, ser todos hermanos y hermanas», convocó en ese marco.

Chipre, una isla del Mediterráneo que es el país más oriental de la Unión Europea (UE), vio en lo que va de 2021 un aumento de cerca del 40% en la cantidad de migrantes frente al año anterior, según cifras oficiales.

El domingo próximo, como parte de la etapa griega de la gira, el Papa visitará un centro de refugiados de la isla de Lesbos, en el mar Egeo, símbolo de los migrantes que buscan llegar a Europa a través del Mediterráneo desde Medio Oriente y África.

«Saludo también a la Iglesia latina, presente aquí por milenios, que ha visto crecer en el tiempo, junto a sus hijos, el entusiasmo de la fe y que hoy, gracias a la presencia de tantos hermanos y hermanas migrantes, se presenta como un pueblo multicolor, un auténtico lugar de encuentro entre etnias y culturas diferentes», aseveró Francisco al destacar a una de las comunidades católicas presentes en un lugar de mayoría ortodoxa.

«Este rostro de la Iglesia refleja el rol de Chipre en el continente europeo: una tierra de campos dorados, una isla acariciada por las olas del mar, pero sobre todo una historia que es cruce de pueblos y mosaico de encuentros», agregó desde la Catedral ubicada en medio de la «línea verde» que separa a Chipre de la República Turca del Norte de Chipre establecida tras la ocupación de 1974.

«Aquí en Chipre existen muchas sensibilidades espirituales y eclesiales, varias historias de procedencia, ritos y tradiciones diferentes; pero no debemos sentir la diversidad como una amenaza contra la identidad, ni debemos recelar y preocuparnos de los respectivos espacios», animó Jorge Bergoglio, en un mensaje dirigido al diálogo entre los distintos grupos cristianos presentes en el país.

El Papa iniciará este jueves una visita de cuatro días a Chipre y a Grecia, en un viaje a las «fuentes» de Europa con el que buscará llevar la mirada de la dirigencia política regional a la problemática migratoria por la que el Mediterráneo se ha convertido «en un gran cementerio» y frente a la que reclama una política de «puertos abiertos» para quienes «huyen de las guerras y la pobreza, que desembarcan en las costas del continente».

En su tercer viaje fuera de Italia en 2021, el pontífice llegará primero a Chipre, el país más oriental de Europa, desde donde hace de puente natural con Medio Oriente, y luego irá desde el sábado hasta el lunes a Grecia, donde todos los focos estarán puestos en la visita que hará el domingo 5 a la isla de Lesbos, símbolo de los migrantes que buscan llegar al Viejo Continente y a la que Jorge Bergoglio ya visitó en abril de 2016.

Así, con la visita que el Papa haga el domingo al campo de refugiados conocido como Moria 2, Lesbos se convertirá en el único destino europeo fuera de Italia al que Francisco haya ido más de una vez. Todo un mensaje sobre la centralidad que tiene la preoupación por los inmigrantes y refugiados en su mensaje. A nivel mundial, solo Cuba fue visitada más de una vez por el pontífice.

«Pienso en los que, en los últimos años y todavía hoy, huyen de las guerras y la pobreza, que desembarcan en las costas del continente y en otros lugares, y no encuentran hospitalidad, sino hostilidad e incluso son instrumentalizados. Son nuestros hermanos y hermanas. ¡Cuántos han perdido la vida en el mar! Hoy, el Mare Nostrum, el Mediterráneo, es un gran cementerio», afirmó el Papa en un videomensaje publicado antes de la nueva salida del Vaticano.

En el primer viaje que hará con la nueva aerolínea ITA Airways, tras el cierre en octubre de una Alitalia que había organizado 171 viajes papales consecutivos, Francisco estará acompañado por Télam como único medio latinoamericano durante la peregrinación a una zona a la que definió como «la fuente antigua de Europa», con Chipre que representa «una rama de Tierra Santa en el continente», mientras que «Grecia es el hogar de la cultura clásica».

La primera etapa de la gira será en Chipre, la isla de menos de un millón de habitantes en la que se encuentra el único muro que queda en pie en Europa, la denominada «línea verde» que divide el territorio en dos: en la parte Sur, la nación independiente que desde 2004 forma parte de la Unión Europea; en el Norte, la denominada República Turca del Norte de Chipre, que es reconocida internacionalmente por ningún Estado a excepción de Turquía. A lo largo de la línea, que tiene en el centro de su recorrido a la capital Nicosia, se encuentra desplegada una de las fuerzas de paz más longevas de las Naciones Unidas, a través de los cascos azules, con la presencia en la actualidad de 224 militares argentinos como parte de las operaciones.

Con las negociaciones para una solución al conflicto chipriota estancadas desde 2017, en julio pasado el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas rechazó el pedido del presidente turco Recep Tayyip Erdogan para crear dos estados en Chipre, y reclamó un acuerdo basado en «una federación con igualdad política para las dos comunidades» que desde la invasión turca de 1974 se dividen el territorio de la isla.

En el medio de un creciente acercamiento entre la Santa Sede y Chipre, por el que el Vaticano construirá en los próximos meses su primera Nunciatura en el país, la preocupación compartida por la problemática migratoria del Mediterráneo, que lleva a que miles de personas busquen llegar hacia la isla como «puerta de entrada» a Europa, se cristalizará en una iniciativa concreta a partir de la visita papal. Así, se espera que, entre Navidad y comienzos de 2022, unos 50 refugiados llegados a Chipre sean llevados a Roma como parte de la iniciativa papal para concretar en hechos sus prédicas pro-acogida y que buscará convertirse en una invitación al resto de los Estados europeos.

La iniciativa, confirmada a Télam por altas fuentes vaticanas, recuerda de forma inequívoca al gesto que Francisco hizo en abril de 2016, en su primera visita a Lesbos, cuando regresó a Roma con 12 refugiados de tres familias sirias que ún hoy viven en la capital italiana ya totalmente integrados. En ese marco, el viernes 3, en la Iglesia parroquial de la Santa Cruz de Nicosia, el Papa encabezará una oración ecuménica con refugiados.

Cuando Francisco visitó Lesbos hace cinco años y medio, más de 12.000 personas migrantes vivían en el centro de refugiados de Moria, arrasado por un incendio en 2020. Esta semana, el pontífice llegará en cambio a Moria 2, el lugar donde ahora son unas 7.000 las personas que esperan una oportunidad para poder ingresar de forma segura y legal dentro de las fronteras europeas.

«Peregrino en la fuente de la humanidad, iré de nuevo a Lesbos, con la convicción de que las fuentes de la vida en común sólo volverán a florecer en la fraternidad y la integración: juntos», sostuvo el Papa en la previa, y afirmó que «el mar, que acoge a muchos pueblos, con sus puertos abiertos nos recuerda que las fuentes de la convivencia están en la acogida».

Son dos países, además, en los que hay una clara mayoría ortodoxa, por lo que el diálogo ecuménico también estará presente con actividades en Atenas y en Nicosia.

El pontífice envió 75.000 dólares para las víctimas que sufrieron «las fuertes lluvias y las inundaciones devastantes que en agosto golpearon a Sudán del Sur», informó el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral en un comunicado.

Por otro lado, Francisco realizó «una primera contribución de 50.000 euros para ayudar a las poblaciones que en Grecia, también en agosto, tuvieron grandes pérdidas por los incendios en la Isla de Evia», entre otras regiones del país mediterráneo, agregó el texto.

Fuente: El Chubut