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La apuesta de la disidencia con la marcha de ayer fue intentar consolidar su fuerza movilizadora. El lunes el llamado a un levantamiento militar fracasó. Dudas sobre la convocatoria a una huelga.

Mientras Juan Guaidó pedía a sus seguidores no enfriar la calle, en el célebre distribuidor Altamira un puñado de militantes de la “Resistencia” se enfrentaba con piedras y gritos a militares que les disparaban perdigones y bombas lacrimógenas desde la base aérea Francisco de Miranda.

Poco más allá, la diputada Manuela Bolívar tomaba un megáfono para intentar convencerlos de dejar esa estrategia e ir a escuchar uno de los inminentes discursos de Guaidó, en los que hablaría de la hoja de ruta en esta cruzada para intentar desalojar del poder a Nicolás Maduro.

Mantener viva la calle es la estrategia del movimiento opositor encabezado por Guaidó, que reclama unas elecciones libres y competitivas, para propiciar cambios en un país arruinado y sin posibilidades de levantarse bajo el régimen chavista actual.

La tenaza de presiones que esgrime Guaidó tienes tres brazos: el apoyo internacional y las sanciones contra figuras del régimen; búsqueda de apoyo militar que le de fuerza física al movimiento; y el respaldo en la calle de los venezolanos comunes, los que padecen la mayor tragedia económica documentada en un país americano en tiempos de paz y sin huracanes, terremotos ni tsunamis.

El apoyo internacional es sólido en el mundo libre occidental, pero aparte de expresiones diplomáticas y fanfarronadas de EEUU, y de la promesa de liberar miles de millones de dólares desde el FMI, el BID y el Banco Mundial para la reconstrucción de un país en default, no está claro si ese respaldo alcanza para sacar al chavismo.

El apoyo militar no ocurrió, al menos este 30 de abril, cuando Guaidó apareció rodeado de un puñado de guardias nacionales –irónicamente la Guardia Nacional es el cuerpo que reprime con más saña, a sangre y fuego a los disidentes-. Ninguna guarnición militar se sumó, tampoco un general con poder de mando sobre las tropas.

En Venezuela es muy difícil conspirar, ha revelado una fuente con conocimiento del caso, pues la estructura blindada creada en su momento por Hugo Chávez con la asesoría de Fidel Castro, para protegerse de golpes, eleva los riesgos de ser descubierto ante de que un militar llegue a negociar ofertas de amnistía, o de una vida tranquila con la familia en el exterior. Por ejemplo, componentes militares están repartidos entre las Zodis (Zonas Operativas) y las Redis (Regiones Estratégicas) y oficiales de rangos similares están en posiciones parecidas, de modo que la mano izquierda suele saber en qué anda la mano derecha.

Hay más de 2.000 generales venezolanos, más que todos los de los países de la Otan juntos, según datos del Comando Sur de EE.UU. La mayoría son millonarios hombres de negocios sin incentivos para abandonar a Maduro. En ese mundo es sabido que las traiciones se pagan claras. Hay denuncias de torturas con especial alevosía contra los más de 200 militares que están siendo procesados por conspiradores o por sospechas de serlo.

“Nos vamos a poner de pie una y otra vez, así duela, así sea difícil, pero les juro que lo vamos a lograr, claro que sí se puede”, dijo Guaidó a sus seguidores, en una aparente alusión al fracaso de la víspera. “Mientras mantengamos la presión en las calles estaremos cada día más cerca”, de derrocar a Maduro, reafirmó.

Allí anunció la estrategia de paros escalonados hasta llegar a una huelga general. Pero, es otra jugada delicada, en un país que ya está postrado por una depresión económica que en cinco años pulverizó la mitad del tamaño de la economía y que este 2019 derrumbará entre 25 y 30% más, según el FMI y economistas privados. El comercio, los servicios, la manufactura y la industria petrolera están trabajando a menos de la mitad de su capacidad instalada; los sistemas de transporte público, electricidad, agua y gas natural están colapsados; el salario mensual mínimo equivale hoy a 7,6 dólares; y la gente necesita dos y tres empleos en la informalidad para mal comer.

El Estado es el principal empleador y expresar apoyo a Guaidó o gritar contra Maduro desde una ventana puede significar que los comités del partido le quiten a un menesteroso la cesta mensual de comida racionada, vendida por el partido de gobierno.

La oposición se esfuerza por seguir en las calles, por dar la cara y por demostrar que tiene planes para salir de Maduro y reconstruir el país. Pero líderes como Guaidó enfrentan el cansancio y el desespero de la gente.

“Señor, tiene una galleta o agua, algo de energía para seguir peleando”, pedía en Altamira un adolescente esmirriado, con el rostro cubierto. Recogía piedras para lanzárselas a los militares represores de una manifestación que había comenzado de forma pacífica.

“Ojalá haya un cambio amigo, pero no sabemos”, dice su acompañante, también encapuchado para distraer el efecto de las bombas lacrimógenas.

Decenas de personas que querían ocupar esta arteria clave de las marchas del pasado, cuando en 2017 fuerzas de Maduro asesinaron a más de 120 manifestantes en todo el país. Restos de motocicletas quemadas, concertinas de alambre de púas arrancadas de la cerca de la base aérea y neumáticos a medio arder, recordaban la pequeña batalla del martes, cuando Guaidó intentó levantar una rebelión militar.

Era medio día bajo el ardiente sol tropical. “La fuerza y la voluntad prevalece. Queremos volver a tener el país que teníamos”, dice el jubilado Elio Arismendi, de 65 años, mientras caminaba, llorando de rabia y de gases. Gana el equivalente a tres dólares por quincena, y recuerda con nostalgia los buenos tiempos en que recibía US$ 800 mensuales y le alcanzaba hasta para llevar a la familia de vacaciones.

 

Fuente: Clarín

Por su parte el presidente interino de Venezuela advirtió que si es detenido hoy lunes, cuando prevé regresar, sería uno de los últimos errores que cometa el régimen chavista, al que tachó de dictatorial.

El asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Bolton, advirtió ayer  que su país lanzará una «respuesta fuerte y significante» a cualquier acto contra el regreso seguro del líder opositor Juan Guaidó a Venezuela.

«El presidente interino Juan Guaidó ha anunciado su planeada vuelta a Venezuela. Cualquier amenaza o acto contra su retorno seguro se encontrará con una respuesta fuerte y significante por parte de Estados Unidos y de la comunidad internacional», advirtió Bolton en Twitter.

Guaidó, que asumió como presidente a cargo del país el pasado 23 de enero, dijo este domingo que si es detenido hoy lunes, cuando prevé regresar, sería uno de los últimos errores que cometa el régimen de Nicolás Maduro, al que tachó de dictatorial.

«Si se atreve el régimen a secuestrarme será uno de los últimos errores, sin duda, que cometa», apuntó Guaidó, que ha sido reconocido por medio centenar de naciones, en una declaración que transmitió por redes sociales en la que dio detalle de la gira que hizo esta semana por cinco países, Colombia, Brasil, Paraguay, Argentina y Ecuador, en busca de apoyo político.

El opositor abandonó el pasado 22 de febrero el territorio venezolano pese a la prohibición de salir del país dictada por la Justicia, que está investigando su proclamación como presidente interino, lo que el Tribunal Supremo no avala ya que solo reconoce a Maduro como jefe de Estado.

En una entrevista ayer domingo  a la cadena de televisión CNN, Bolton afirmó que EE.UU. busca una «coalición amplia» internacional para reemplazar al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y a «todo el régimen corrupto».

«Me gustaría ver una coalición tan amplia como podamos reunir para reemplazar a Maduro, reemplazar a su régimen corrupto. Eso es lo que estamos intentando hacer», indicó Bolton.

Infobae

Al menos ocho toneladas de oro salieron de las bóvedas del Banco Central de Venezuela en la última semana en camionetas del oficialismo para presuntamente ser vendidas fuera de ese país.

La información fue confirmada a medios internacionales por un diputado opositor y tres fuentes de gobierno que tuvieron conocimiento de los movimientos.

Según el legislador Ángel Alvarado, en los tres días en los que fue retirado el oro no había personal de custodia del banco, y se contó con apoyo de vehículos de gobierno.

Otras tres fuentes del Gobierno confirmaron a la agencia de noticias Reuters el traslado de los lingotes de las reservas y la falta de los guardias regulares en esos días, en los que el jefe del ente, Calixto Ortega, estaba de viaje.

“Han estado sacando oro en cuatro camionetas por las puertas 3 y 4 del banco, usando un acta con fecha 2018 para despistar”, dijo Alvarado.

“Pretenden venderlo de contrabando fuera del país”, agregó sin dar detalles del supuesto destino de las barras.

La Casa Blanca y decenas de países han reconocido al líder opositor Juan Guaidó como presidente legítimo de Venezuela, por considerar que el mandatario Nicolás Maduro ganó su reelección en comicios que no tuvieron garantías democráticas y en los que no se pudieron presentar los principales líderes opositores.

Violación de derechos humanos

Este martes, Christoph Heusgen, embajador de Alemania ante las Naciones Unidas, declaró en la reunión del Consejo de Seguridad que la crisis política, económica y social en Venezuela “es una amenaza para la paz y la seguridad internacional”.

Heusgen argumentó su posición considerando que hay 3,4 millones de refugiados que han salido de Venezuela y viven ahora en diversos países de Sudamérica, generando inestabilidad en la región.

Países europeos hacen llamado

“Hay que permitir que la ayuda humanitaria ingrese al país”, coincidieron ocho países europeos, incluidos cinco que integran el Consejo de Seguridad (Alemania, el Reino Unido, Francia, Bélgica y Polonia), en una declaración divulgada este martes.

Los europeos también llamaron a organizar elecciones presidenciales “libres, transparentes y creíbles” en Venezuela, y pidieron evitar el recurso a la fuerza.

 

El mandatario bolivariano rechaza la asistencia enviada por EEUU y otros países y, en cambio, anunció la llegada de unas 300 toneladas de ayuda procedentes de Rusia. El lunes pasado, se había anunciado el cierre de las comunicaciones por aire, mar y tierra con las islas caribeñas de Aruba, Curazao y Bonaire.

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció este jueves el cierre de la frontera terrestre con Brasil y advirtió que evalúa tomar idéntica medida con relación a los pasos limítrofes que comunican a su país con Colombia.

«He decidido en el sur de Venezuela, a partir de las 20 horas (19 de Argentina), que queda cerrada total y hasta nuevo aviso la frontera terrestre con Brasil», anunció Maduro durante una videoconferencia con el alto mando militar desde el Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Ceofanb), informaron los medios de prensa locales.

La drástica medida del gobernante venezolano se conoció en medio de la puja política desatada en torno a la ayuda humanitaria que pretenden hacer ingresar a Venezuela los países que apoyan a Juan Guaidó, quien se autoproclamó como presidente del país el 23 de enero pasado por encargo de la Asamblea nacional (AN, Parlamento), dominada por la oposición.

Esa ayuda fue almacenada en centros de acopio situados en la fronteriza ciudad colombiana de Cúcuta, en el estado brasileño de Roraima y en la isla caribeña de Curazao, bajo dominio del Reino de los Países Bajos.

«Estoy evaluando un cierre total de la frontera con Colombia. Hombre prevenido vale por dos, pueblo prevenido vale por dos», dijo Maduro tras anunciar la decisión de bloquear los pasos con Brasil.

Maduro rechaza la ayuda humanitaria, mayormente medicinas y alimentos, enviada por Estados Unidos y otros países que reconocen a Guaidó como presidente y, en cambio, anunció la llegada de unas 300 toneladas de ayuda procedentes de Rusia, que mantiene con firmeza su apoyo al chavismo.

El lunes pasado, se había anunciado el cierre de las comunicaciones por aire, mar y tierra con las islas caribeñas de Aruba, Curazao y Bonaire.

«Las provocaciones continúan con la supuesta y falsa ayuda humanitaria. Ya lo he dicho en varias oportunidades, es una campaña de un cinismo sin límites, cínica, farisea, hipócrita. Qué ayuda humanitaria van a ser cuatro gándolas de comida podrida que le sobraban al Ejército de Estados Unidos, que ha provocado incluso heridos y hasta fallecidos en Cúcuta», afirmó Maduro.

 

ambito.com

La semana que se inicia tendrá como evento descollante la Asamblea General de Naciones Unidas, UNGA. Todas las tragedias del mundo en una semana y días, para el hemisferio occidental hay una que se destaca sobre cualquier otra: Venezuela. Allí en Nueva York, cinco países latinoamericanos denunciarán al gobierno de Maduro ante la Corte Penal Internacional por la comisión de crímenes de lesa humanidad.

Referirán el caso a la Fiscalía de la Corte, en la terminología técnica. Argentina, Chile, Colombia, Paraguay y Perú, y tal vez alguno más, le solicitarán a la Fiscal que inicie una investigación plena de los responsables de asesinatos y ejecuciones extrajudiciales, detenciones arbitrarias, tormentos, violaciones y torturas de carácter sexual, encarcelamientos por razones políticas y el uso de la desaparición forzada como táctica represiva.

Jamás ocurrió denuncia semejante, por ello debe destacarse la valentía de estos cinco presidentes. Debe elogiarse el liderazgo de Iván Duque, sin él ni siquiera habría existido suficiente capacidad de acción colectiva para esta iniciativa. Nada de esto habría sido posible con Santos en la presidencia, quien tenía a Maduro como garante de su proceso de paz con las FARC, nada menos.

Lo de Duque no sorprende. Siendo senador ya había denunciado a Maduro ante la Corte junto a senadores colombianos y chilenos. La denuncia es elemental política de seguridad nacional. Un millón de venezolanos carenciados en alimentación y atención medica han migrado a Colombia, cuya generosa política de brazos abiertos no obstante significa una pesada carga fiscal y de salud pública.

Al mismo tiempo, Venezuela se ha convertido en refugio del ELN y otros grupos delictivos, el narcotráfico entre ellos. Todo lo cual continuará mientras Maduro siga en el poder. El éxodo forzado y la protección de dichas organizaciones criminales también es una estrategia de agresión de la dictadura venezolana hacia Colombia.

La denuncia se hará en base a dos documentos que se enviarán adjuntos: el informe del panel de juristas al Secretario Almagro del 31 de mayo pasado, el cual examina la evidencia presentada en la OEA durante audiencias celebradas en 2017, y el informe del Alto Comisionado de Derechos Humanos de Naciones Unidas del 22 de junio último. Ambos reportes coinciden que existe más que razonable evidencia de la comisión de dichos crímenes y que el Estado no tiene la capacidad ni la voluntad de enjuiciar a los responsables. Por ello exhortan a la Corte Penal Internacional a involucrarse en la materia.

Es decir, a iniciar una investigación criminal acorde. El caso ya está bajo “examen preliminar” lo cual puede no significar demasiado; hay casos que permanecen en dicha condición durante años, sino décadas. Es el lugar perfecto, burocráticamente hablando, para quien no desea realmente investigar el caso.

Esa es la impresión que dio la Fiscal Bensouda en el propio texto de aquel examen preliminar. Allí recurrió a la falacia de equiparar las violaciones cometidas por funcionarios del régimen—quienes actúan en nombre de, y con recursos del, Estado—con acciones de individuos que podrían haber cometido algún crimen contra funcionarios policiales. Con dicha lógica, la Fiscal Bensouda habría suscripto de la tesis de la guerra sucia y los dos demonios, de haber tenido que intervenir en el cono sur en los años setenta. Con ella a cargo, el Plan Cóndor no habría sido investigado jamás.

Inesperadamente, además de lidiar con sus propias contradicciones, la Fiscalía de la Corte tiene que lidiar con John Bolton, el Consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, quien ha amenazado a la Corte Penal Internacional con sanciones. No ha detallado qué tipo de sanciones exactamente, pero la Corte tiene ahora un aliciente para aliviar la presión de Washington. Tal vez allí resida la mala fortuna de Maduro.

Es una nueva época. América Latina muestra coraje. Nadie es perfecto en la región en términos de derechos humanos, pero nadie está dispuesto a convivir con el crimen como política de Estado. La dictadura venezolana ya no se sostiene, y la conversación va en dirección de acabar con ella como sea. La palabra “genocidio”, y la obligación de prevenirlo, ya está sobre la mesa. Habrá que conversar y decidir si se trata únicamente de un problema cuantitativo.

Pues, ¿cuántos muertos hacen un genocidio? Hay genocidios con bombas y con cámaras de gas en la historia, lo hemos leído. Pero también han existido genocidios sin plomo, causados por hambre como el Holodomor de Stalin. Maduro pertenece a esta categoría. Es hora, la Corte Penal Internacional debe actuar.

El País