Autoridades de Fauna Provincial participaron de las actividades de colocación en Península Valdés. Los dispositivos arrojan resultados inmediatos con un seguimiento de 8 ejemplares adultos. El proyecto, que está en su segunda etapa, busca establecer las rutas de migración y las potenciales áreas de alimentación de estos mamíferos marinos.
El Gobierno de la Provincia del Chubut, a través de la Dirección de Fauna y Flora Silvestre dependiente del Ministerio de Desarrollo Territorial y Sectores Productivos, participó de la segunda etapa del Proyecto “Rutas de migración y potenciales áreas de alimentación” de la Ballena Franca Austral que se realiza en Península Valdés.
El proyecto tiene como objetivo obtener datos de localización de las ballenas. En esta segunda etapa se trata de 8 ejemplares marcados para determinar rutas migratorias y las posibles áreas de alimentación entre los meses de diciembre a junio, con la evaluación de la utilización del ambiente y la relación con las actividades humanas.
La actividad forma parte del Plan de Manejo para la Conservación (CMP) de la Ballena Franca Austral acordado por la Comisión Ballenera Internacional (CBI), con la participación articulada del Ministerio de Desarrollo Territorial, de Ambiente y Control de Desarrollo Sustentable, y la Secretaría de Turismo y Áreas Protegidas; y la colaboración en seguridad del personal afectado a las maniobras de Prefectura Naval Argentina.
Sobre esta etapa de colocación de los dispositivos, cuya autoridad de control es la Dirección de Fauna y Flora, su titular Silvana Montanelli, apuntó que “ya hay 6 ejemplares elegidos a los cuales se les ha colocado el dispositivo, con la proyección del equipo de poder insertar los transmisores y hacer el seguimiento sobre un total de 8 ballenas”.
En relación con la experiencia del proyecto, Guillermo Harrris, representante en Argentina de la Wildlife Conservation Society (WCS), señaló que “el año pasado la etapa piloto superó todas las expectativas y logramos poner un dispositivo que permaneció unos seis meses sobre el ejemplar juvenil llamado ‘Papillón’ y que registró todo el recorrido desde que se fue de Península Valdés y volvió donde había sido marcado”.
Sobre la conservación y preservación de la Ballena Franca, Harris señaló que la especie “está bien protegida en las aguas de la provincia del Chubut y las aguas nacionales, pero cuando se alejan de la jurisdicción nacional entre diciembre y junio no sabemos qué sucede, si se encuentran con problemas de migración o la interacción con barcos pesqueros e incluso embestidas de barcos en zonas de alto tránsito naviero; y conocer toda esa información nos va a permitir reportar datos de conservación de la ballena tanto en aguas internacionales como en otras jurisdiccionales”.
Respecto al desarrollo del proyecto, que cuenta con un equipo compuesto por biólogos y especialistas, Alex Zerbini, diagramador de la telemetría satelital de la agencia nacional de océanos y atmósferas de Estados Unidos y la organización no gubernamental Instituto QUALI de Brasil, refirió que la necesidad de contar con tecnología a través de los dispositivos satelitales surge porque “se busca observar a que área de alimentación van, si se quedan allí o vemos si pasan por 3 o 4 áreas diferentes o si permanecen un determinado tiempo; otra cuestión que también permite este seguimiento es ver los cambios climáticos de los polos cerca de la Antártida y resultará interesante ver si los registros de estos cambios climáticos afectan la productividad”.
Seguimiento satelital
Los dispositivos satelitales utilizados en el Proyecto “Rutas de Migración y potenciales áreas de alimentación de la Ballena Franca Austral” son elaborados en acero quirúrgico en una sola pieza, esterilizados y aplicados de forma tal que quedan fijados dentro de la piel y tejido subcutáneo del animal sobresaliendo solamente la antena en la superficie de la piel, donde comienza a encapsular el dispositivo como cuerpo extraño y lo elimina íntegramente, dejando apenas una pequeña cicatriz en la piel.
Los dispositivos transmiten la posición del animal a un satélite que retransmite la información a estaciones de recepción y allí al laboratorio donde se procesan los datos. Algunos dispositivos registran además: profundidad y salinidad del agua.
El proyecto es desarrollado conjuntamente por WCS (Wildlife Conservation Society), el Instituto Aqualie de Brasil, el NOAA (National Oceanic And Atmospheric Agency) y la Fundación Patagonia Natural, con la colaboración del Instituto de Conservación de Ballenas, Ocean Alliance y, la Universidad de California Davies.