De visita en Argentina, el vicepresidente de EEUU dice a Macri que Washington no romperá la unidad latinoamericana con una escalada militar contra Maduro.
Michael Pence, el vicepresidente de EEUU, sale al rescate de nuevo para arreglar los destrozos diplomáticos que causa la incontinencia verbal de Donald Trump.
De visita en Argentina en medio de una gira latinoamericana, Pence compareció con Mauricio Macri, molesto como otros líderes del continente por la amenaza de Trump de intervenir militarmente en Venezuela, para suavizar a su presidente.
«Creemos que al incrementar la presión diplomática vamos a poder lograr restaurar la democracia por medios pacíficos en Venezuela. Damos las gracias al liderazgo de Macri en este asunto, con declaraciones audaces contra Nicolás Maduro.
Lo que hagamos lo haremos juntos. Todos vivimos en el mismo vecindario», dejó claro Pence cuando le preguntaron, tanto a él como a Macri, si estas declaraciones de Trump amenazando con la intervención militar no podían quebrar la unidad que se estaba fraguando tanto en Mercosur como en los 12 firmantes de la declaración de Lima para meter presión al régimen de Maduro.
Macri evitó mostrar esa tensión que quedó muy clara el fin de semana, cuando casi todos los países reunidos en Lima y los miembros del Mercosur salieron rápidamente a rechazar la intervención militar. Este giro ha sido rápidamente aprovechado por Maduro para intentar reducir la presión que sufría en la región.
En las cancillerías latinoamericanas están muy molestos porque se ha perdido una gran ocasión de mostrar unidad. Macri evitó un tono duro pero sí aclaró: «La vía no es la utilización de la fuerza sino profundizar la vía política. En Mercosur no vemos que la fuerza sea una alternativa. Hay unanimidad en el continente con el liderazgo de EEUU para mantener la presión», sentenció.
En realidad no hay unanimidad, porque varios países como Bolivia y Ecuador mantienen su apoyo a Maduro, pero sí se estaba fraguando un consenso muy amplio que incluye a países gobernados por la izquierda como Uruguay o Chile para aumentar la presión. En esta visita Pence trata de que no se rompa mientras Maduro anuncia maniobras militares para aprovechar esta escalada de tensión con Trump que le favorece internamente.
Pence colocó a Macri como el gran aliado de Trump en la región -su viaje, que le lleva a Colombia, Argentina, Chile y Panamá, no ha incluido a Brasil, el gigante sudamericano que vive momentos de turbulencia política- y como contrajemplo de lo que está pasando en Venezuela.
«He hablado esta mañana con el presidente Trump y vengo a decir que él está con usted. Creemos que Argentina con su liderazgo está siendo un gran ejemplo en este continente. El progreso en Argentina, la recuperación de su liderazgo en el mundo, se contrapone con el colapso en Venezuela. Hay niños muriendo de hambre allí todos los días». Macri estaba feliz con ese apoyo de Trump. «Este viaje ratifica el nivel de entusiasmo que hay con nuestro país. Esto traerá inversiones».
Había mucha agenda bilateral con temas de comerciales y de lucha contra el terrorismo, pero la cuestión venezolana acaparó la conversación que segundo de Donald Trump mantuvo con Macri en Olivos, la residencia oficial de los presidentes argentinos. Macri se ha puesto al frente de la presión sudamericana contra Venezuela.
Y el enviado de Trump dejó claro que el presidente argentino, con el que tuvo mucha relación en los 80 cuando ambos eran empresarios que llevaban a cabo juntos un gran proyecto inmobiliario en Nueva York, es su hombre en esta zona del planeta.
El País