El gobierno chileno pidió hoy que el papa Francisco y la Santa Sede «se abstengan de opinar» sobre el conflicto limítrofe con Bolivia durante la visita que el Pontífice hará al país trasandino en enero próximo y reclamó que no se expresen «hasta que se pronuncie el tribunal de La Haya».
«Pedimos al Papa y a cualquier persona que se abstenga de opinar hasta que se pronuncie el tribunal de La Haya, que lo hará a fines de 2018», dijo el embajador chileno ante la Santa Sede, Mariano Fernández, en relación a la visita papal a su país del 15 al 18 de enero próximo.
«Eso le pedimos al Papa, a los amigos y a toda la opinión pública: que no se pronuncien, sino esperar el fallo, que vamos a cumplir rigurosamente sea cual sea», agregó el diplomático en una rueda de prensa en el Vaticano.
«Chile y sus representantes jamás dicen algo sobre Bolivia y La Haya. La única opinión que se ve en la prensa es la de Evo Morales, su permanente actividad sobre esta materia distorsiona. Y no solamente distorsiona respecto al Santo Padre», planteó el ex canciller chileno entre 2009 y 2010.
Chile y Bolivia tienen un conflicto a espera de respuesta en el tribunal con sede en La Haya, luego de un reclamo de La Paz para que la instancia internacional obligue a Santiago a un «diálogo» para debatir una salida al mar para el país mediterráneo.
En ese marco, durante su visita a Bolivia en 2015, Francisco habló de «diálogo» entre los dos países para llegar a una solución.
«Todos tenemos el deseo de que se solucione el tema con Bolivia, y la visión del Papa es parecida a la de muchos chilenos. Pero que primero se exprese el Tribunal», planteó en esa línea el jesuita Fernando Montes, ex superior de la Compañía de Jesús en Chile y antiguo compañero de estudios de Jorge Bergoglio en la Argentina.
«No corresponde a la verdad decir que el Papa no está con nosotros, y no queremos que la visita se centre en lo que el Papa dijo o no de Bolivia», aseveró Montes.
«Ojalá que una vez terminado el juicio el Papa incluso pueda ser mediador y nos ayude a resolver el tema. Decirlo hoy día es tomar parte en un juicio que se está haciendo», planteó Montes.
Fernández, Montes y el delegado presidencial chileno para la visita papal, Benito Baranda, ofrecieron hoy algunos detalles de la visita que el Pontífice hará en enero y que, coincidieron, «va a ayudar mucho al país».
«Francisco se encontrará con una Iglesia cuestionada, que ha perdido mucha credibilidad, y con una política también cuestionada. Por eso su visita puede ser muy importante para los problemas del país», agregó Montes.
De cara a una visita que, según Baranda, será «el evento más importante en la historia del país»; el delegado designado por la presidenta Michelle Bachelet aseguró que el «componente principal» del gasto del Estado para el viaje apostólico en el que Francisco visitará Santiago, Temuco e Iquique es «la seguridad».
«A eso debemos sumarle el refuerzo en centros de salud y pasos fronterizos», agregó Baranda.
En ese sentido, el funcionario detalló que «al ser Chile el país con la frontera más extensa con Argentina, y como la visita del Papa se da en medio de la temporada turística alta, se estima que hasta un millón de argentinos, entre veraneantes y los que vengan por la llegada de Francisco, pueden cruzar la frontera».
«Eso obliga a reforzar los pasos fronterizos, que son varios», agregó Baranda.
La visita, además de una misa multitudinaria y actividades con Bachelet en Santiago, prevé que Francisco vaya a la sureña temuco, «donde el país tiene el tema no resuelto con el pueblo mapuche», explicó Montes.
«Ojalá el Papa nos ayude a integrarlos, con el modelo de lo que hizo, por ejemplo, Nueva Zelanda con los maoríes. Hay grupos violentos, sí, pero no son todos violentos», planteó el sacerdote jesuita.