El gobierno argentino comenzó a informar las identidades a los familiares de los soldados enterrados en tumbas anónimas en las islas. Las historias de los caídos que ahora tendrán una placa con sus nombres.
Hay heridas que se cierran y logran cicatrizarse. Otras, en cambio, permanecen intactas, con un dolor inconmensurable que explica lo inusual: las heridas perduran para que, con el tiempo, la mente encuentre su cordura. Pero están allí, cubiertas en cicatrices. Son las heridas de las decenas de familias que recuerdan a sus seres queridos caídos en la guerra de Malvinas y que debieron esperar más de 35 años para conocer el paradero de sus cuerpos.
Ayer se inició el proceso de comunicación de las coincidencias en el ADN de las muestras de las familias y los cuerpos exhumados en el cementerio de Darwin, en las Islas Malvinas.
Siete familias recibieron la noticia de que su hijo, hermano, sobrino o tío se encuentra en un lugar específico del cementerio y que ya deja de ser un «soldado argentino solo conocido por Dios», como rezaba la placa junto a su cruz.
La noticia fue recibida con enorme emoción. Gracias a un trabajo conjunto de la Argentina, el Reino Unido y el Comité Internacional de la Cruz Roja. Se lograron resultados positivos en 88 casos sobre un total de 122 cuerpos.
Las siete familias, en su mayoría proveniente de Buenos Aires, fueron convocadas a la sede de la secretaría que funciona en el Archivo Nacional de la Memoria, ubicado en el predio de la ex ESMA, donde un equipo interdisciplinario -integrado por psicólogos, escribanos y asistentes sociales- les entregó el informe en el marco de una entrevista individual con cada grupo familiar.
Los 7 ex combatientes identificados:
Claudio Norberto Scaglione
Claudio Norberto Scaglione era Técnico Químico. Cuando ingresó al Servicio Militar, lo asignaron en la infantería de Marina. Su tío, Ernesto Hrvatin, Suboficial Mayor retirado de la Armada Argentina, contó que cuando Scaglione tenía franco los fines de semana iba a su casa. «Yo de él recuerdo que lo vi esa última vez que estuvo en casa y luego partió, tenía 18 ó 19 años, recién había entrado a la conscripción, y fue destinado a Monte Longdon, en donde se libró una de las batallas más encarnizadas que hubieron. Él no retornó».
Hrvatin agregó: «El quedó como desaparecido en Malvinas, hablaba inglés. Yo me entero que había sido designado dada sus capacidades como jefe de tiradores. Estaba en una posición más elevada, tres puestos de fuego más abajo, direccionaba los tiros de sus tiradores. Compañeros de él murieron y los que sobrevivieron me relataron que a él lo sacaron de su puesto con un bayonetazo en la pierna o en el pie y se lo llevaron en andas durante la madrugada».
«Yo no lo puedo recordar sin lagrimear y tengo su fotito de infante de marina, tan bonito que era. Un héroe, un joven. Esas son las cosas que no se cierran a veces», concluyó.
Macedonio Rodríguez
Macedonio Rodríguez murió a los 19 años el 13 de junio de 1982. Combatió en Monte Longdon, frente a los paracaidistas británicos. En 1999, María Inés, su madre, reclamaba por la aparición de su cuerpo: «Si supiera dónde está me acostumbraría a la idea. Pero él no fue identificado. Nunca lo voy a saber».
Había nacido en San Luis del Palmar, Corrientes, en septiembre del 1962. Llegó a Malvinas con el Regimiento de Infantería 7 de La Plata, en donde hizo el servicio militar. Su madre ya podrá dormir tranquila: ahora sabe que su hijo descansa en paz.
Eduardo Gómez
En 1982, a los 19 años, Eduardo Gómez estaba cumpliendo el servicio militar obligatorio en Monte Caseros, provincia de Corrientes, cuando fue convocado para ir a Malvinas. Era chaqueño y llevaba el apellido de su mamá, Estelvina Gómez.
Como soldado del RI 4, pasó de la capital de Malvinas a Monte Wall. Sin contar con armas de largo alcance, el RI 4 estuvo sometido al fuego de hostigamiento de la artillería naval y de tierra británicas. La noche del 11 al 12 de junio se libró el combate final en los montes Dos Hermanas y Harriet, en donde murió.
35 años después, lo recuerda Norma, su hermana: «La herida de la ausencia no la cerré y nunca cerrará, se aprende a vivir con el dolor y con la tristeza».
Ángel Benítez
Llegó al mundo en la ciudad de 9 de Julio, provincia de Buenos Aires. Fue el 26 de octubre de 1962. «Angel nació por parto natural. Era un bebé muy grandote», rememora Julia Franco, mamá de Benítez.
La desgracia ocurrió el mismo día de la firma de la rendición argentina. Benítez fue una de las víctimas que arrojó la sangrienta batalla de Monte Longdon, en donde 31 argentinos y 23 británicos murieron. Era chaqueño y vivía en Lomas de Zamora cuando se incorporó al Regimiento Infantería 7.
Enrique Ronconi
Nació en Quilmes en mayo de 1962. Jugó al rugby en el Club Universitario de Quilmes (CUQ), deporte que debió abandonar para realizar el servicio militar en La Plata, con el Regimiento de Infantería N° 7.
Fue parte de la durísima Batalla de Monte Longdon, siendo dicho Regimiento la unidad del Ejército que sufrió más bajas durante la guerra: 36 muertos y casi 200 heridos. Su muerte ocurrió en el asalto final del 3° Batallón de Paracaidistas británico, que dejó un saldo de 29 muertos.
Daniel Ugalde
Nació en Capital Federal el 29 de octubre 1961. Hijo de Miguel Ugalde y Raquel García, fue el mayor de una familia de tres hermanos. Sus primeros años de vida transcurrieron en Haedo; su único propósito era que llegara el domingo, para escuchar por radio a su querido San Lorenzo de Almagro.
El 5 de febrero de 1982 se presentó en la Compañía Ingenieros Combate 601 para realizar su servicio militar obligatorio. Con ellos fue a las islas, en donde construyó obstáculos, refuerzos en los frentes, mejoró los caminos a los refugios e hizo pozos de zorro, entre otros. También combatió a la par de la infantería.
Ugalde falleció en el repliegue hacia la capital de Malvinas el 14 de junio de 1982.
Sergio Giussepetti
Nacido en 1961, vivía en el partido bonaerense de San Martín con sus padres y su hermana. Transitaba el curso de ingreso para entrar a la Facultad de Ciencias Exactas para estudiar biología cuando fue convocado al servicio militar. Como conscripto, pasó tres meses de instrucción inicial en el Centro de Formación de Infantería de Marina en Pereyra Iraola. De ahí lo trasladaron a la ciudad de La Plata y luego a un destacamento en Punta Alta, pegado al puerto de Bahía Blanca. Malvinas fue el último sitio que visitó con vida.
Cuatro meses después de que terminara la guerra sus padres fueron notificados de la muerte, ocurrida en la cruenta batalla de Monte Longdon.
Fuente: infobae.com