Dos jóvenes denunciaron que el domingo a las 5, cuando estaban en la plaza central de Palazzo, dos policías que se movilizaban en un patrullero de la subcomisaría de ese barrio les sustrajeron los dos teléfonos celulares que tenían en su vehículo sin que se percataran de esa acción mientras eran identificados.
Uno de los damnificados activó horas más tarde el GPS del teléfono y se presentó en la subcomisaría diciendo que la señal le indicaba que allí estaba el celular.
Y efectivamente el teléfono estaba ensobrado en la oficina de la dependencia policial porque otro policía en el cambio de turno lo había encontrado debajo del asiento del patrullero y al no saber de quién era, realizó el informe respectivo y lo ensobró para ponerlo a disposición de las autoridades policiales y judiciales.
Una de las víctimas identificó con nombre y apellido a los «poliladrones».
El Ministerio Público Fiscal investiga un nuevo caso de “poliladrones”, esta vez de la Subcomisaría de Próspero Palazzo, ya que dos jóvenes denunciaron en la Comisaría Mosconi que dos policías de la dependencia de Kilómetro 9 les robaron los dos teléfonos que estaban cargando con la batería de su vehículo.
El robo se produjo en medio de un operativo de identificación.
El procedimiento montado por los policías se llevó a cabo el domingo a las 5 en la plazoleta de Palazzo, y según los jóvenes tenían los dos teléfonos dentro del vehículo y cuando terminó el operativo policial que protagonizaron dos policías, se percataron que ya no estaban.
De esa manera, los jóvenes decidieron seguir al patrullero hasta la subcomisaría de Palazzo en donde no les quisieron tomar la denuncia.
Sin embargo, a las 6 en el cambio de turno un policía que hasta ese momento no estaba enterado de la situación, encontró un teléfono celular debajo del asiento del patrullero y procedió a realizar un informe y el ensobrado del mismo para darle la novedad a la jefatura de la subcomisaría.
Con el pasar de las horas, el damnificado del robo activó el GPS del teléfono y logró descubrir así que las coordenadas le indicaban que el aparato estaba en la Subcomisaría de Palazzo, ubicada en Juan José Paso y Ruta 39, a metros del ingreso al aeropuerto Mosconi.
Hasta allí se dirigió y al comentarle la situación a los efectivos de ese turno, los policías determinaron que el teléfono robado del joven efectivamente estaba en la dependencia policial, era el celular que habían ensobrado luego de haberlo encontrado debajo del asiento del patrullero.
El damnificado volvió a contar la situación que vivió en la madrugada y lo trasladaron hasta la Comisaría Mosconi para que radicara la denuncia y luego lo hizo también el otro damnificado.
Una de las víctimas denunció con nombre y apellido a los policías que le robaron, por lo que se inició un sumario interno para deslindar responsabilidades y poner a los dos efectivos en situación de disponibilidad preventiva ante la gravedad del caso.
La jefatura de la Comisaría Mosconi puso a disposición de la Unidad Regional y de la jefatura de Policía todas las actuaciones correspondientes como así también al Ministerio Público Fiscal.
En las próximas horas, el jefe de Policía, Miguel Gómez deberá decidir si pasa a disponibilidad preventiva a los efectivos implicados, cuyas identidades todavía no se dieron a conocer en forma pública.
DOS CASOS EN MENOS DE TRES SEMANAS
Es el segundo caso de “poliladrones” denunciado en menos de 20 días en Comodoro Rivadavia, ya que el 13 de marzo a la noche dos efectivos policiales le habrían robado el teléfono celular y dinero a un joven dominicano en la avenida Rivadavia, en jurisdicción de la Seccional Cuarta.
Bajo el mismo “modus operandi” los policías, según la denuncia de la víctima, lo interceptaron y tras una requisa de sus prendas de vestir en plena vía pública se quedaron con su iPhone y una suma abultada de dinero.
“Se ve que anduvo bien la venta de ‘gilada’”, le habrían dicho los “poliladrones” a la víctima para quedarse con su dinero y el teléfono.
Además le manifestaron que si el teléfono era de él que lo reclamase con los papeles en la Seccional Primera.
Allí fue el joven al otro día, y el mismo guardia de la comisaría, al percatarse de que la situación era anormal, lo puso en contacto con autoridades de la Unidad Regional para que denunciara la situación.
El móvil policial involucrado fue identificado como perteneciente a la Unidad Regional, se efectuaron allanamientos a las propiedades de dos efectivos de Operaciones y la requisa en el patrullero sospechoso, en los que se secuestró dinero pero no apareció el teléfono en cuestión.
Los policías sospechosos debían ser sometidos por estos días a una rueda de reconocimiento ya que la víctima dio precisiones de hasta la dentadura de uno de ellos.
El caso se manejó en absoluto hermetismo dentro de las esferas policial y judicial hasta que El Patagónico lo informó de manera exclusiva.
Fuente: El Patagonico.