El astronauta Alan Bean, el cuarto hombre en pisar la Luna e integrante de la expedición Apollo 12, murió hoy a los 86 años en un hospital de Houston, Texas, informó la NASA en un comunicado.
El 12 de noviembre de 1969, Bean se convirtió en el cuarto hombre del mundo en pisar la Luna luego de Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Pete Conrad.
A bordo del Apollo 12, Bean y Conrad, su comandante, exploraron el Océano de las Tormentas, sobre la superficie lunar. Tras dos caminatas que en total duraron 31 horas, los astronautas recolectaron 34 kilos de rocas lunares y realizaron experimentos con un pequeño generador, de acuerdo a la información de la agencia espacial norteamericana.
«Como todos los grandes exploradores son, Alan fue un impulsor de límites», dijo el administrador de la NASA Jim Bridenstine en un comunicado.
Y, agregó: «En lugar de aceptar los límites de la tecnología, la ciencia e incluso la imaginación, buscó avanzar en esas líneas, en toda su vida de esfuerzos».
La esposa de Bean señaló en un comunicado propio que «Alan era el hombre más fuerte y amable que jamás haya conocido. Él era el amor de mi vida y lo extraño mucho. Un nativo de Texas, Alan murió pacíficamente en Houston rodeado de aquellos que lo amaban».
Sólo doce personas pisaron la Luna, según la NASA. Tras la muerte de Bean, cuatro son las que siguen vivas: Buzz Aldrin -el segundo-, Dave Scott, Charlie Duke y Harrison «Jack» Schmitt.
Bean, quien se había recibido como piloto de pruebas de la Armada, trabajó para la NASA durante 18 años. Y además de su misión a la Luna, uno de sus aportes más importantes fueron las investigaciones que realizó desde la estación espacial Skylab, entre 1973 y 1979. Allí, Bean fue el líder de la misión que logró recolectar información clave sobre los recursos de la Tierra y pudo capturar más de 76 mil fotografías del Sol que sirvieron para desentrañar los efecto del sistema solar.
Durante sus años en la NASA, Bean pasó en el espacio un total de 69 días, 15 horas y 45 minutos, incluyendo 31 horas y 31 minutos en la superficie de la luna.
Según contó la familia, murió luego de una «repentina enfermedad» que apareció dos semanas atrás mientras estaba de viaje por Indiana.
Pero además de resaltar su trabajo como astronauta, la NASA destacó también su otra pasión: la pintura. Luego de su retiro, Bean se dedicó a pintar aquellos paisajes que había visto desde el espacio.
Uno de sus mejores amigos, el astronauta del Apollo 7, Walt Cunningham, recordó que «nunca hemos vivido a más de un par de millas de distancia, incluso después de que dejamos la NASA. Y durante años, Alan y yo nunca nos perdimos un mes en el que no compartieramos una hamburguesa con queso en Miller’s Café en Houston. Estamos acostumbrados a perder amigos en nuestro negocio, pero este es difícil».