Hasta cinco estudios se han publicado sobre la evolución, estado actual y futuro de este continente. El proceso no ha parado de acelerarse.
La Antártida ha perdido 3 billones de toneladas de hielo desde 1992, y esa pérdida de hielo se ha acelerado rápidamente en los últimos cinco años, así lo resaltan hasta cinco estudios que ha publicado esta semana la revista Nature Research.
En uno de los estudios más completo hasta la fecha sobre el estado de congelación del continente, un grupo internacional de 84 investigadores analizó datos de múltiples encuestas satelitales, desde 1992 a 2017.
Descubrieron que la Antártida actualmente está perdiendo hielo unas tres veces más rápido de lo que lo hizo hasta 2012, alcanzando una tasa de más de 241.000 millones de toneladas (219 mil millones de toneladas métricas) por año. La pérdida total de hielo durante el período de 25 años contribuyó al aumento del nivel del mar de aproximadamente 8 milímetros y alrededor del 40%, esto es, 3 mm, ocurrió en los últimos cinco años.
Los milímetros de aumento del nivel del mar pueden no parecer mucho, pero estudios anteriores sugirieron que las enormes capas de hielo de la Antártida no se iban a ver afectadas por el cambio climático. Ahora, los nuevos hallazgos insinúan que la capa de hielo del continente puede no ser tan resistente al calentamiento como se pensaba, y presentan una imagen muy diferente de las posibles contribuciones de la Antártida a un océano en ascenso.
Tengamos esto en cuenta: si todo el hielo de la Antártida se derritiera, el agua resultante podría elevar el nivel del mar a niveles de aproximadamente 58 metros, según los investigadores.
En conjunto, los estudios publicados evalúan las condiciones pasadas y presentes en la Antártida para determinar el impacto del cambio climático y la actividad humana en el continente y presentar estrategias para el futuro de su ecología y geología.
Para el nuevo estudio, los científicos combinaron datos de tres tipos de mediciones satelitales para rastrear los cambios en el hielo con el paso del tiempo. Los satélites que escanearon el hielo antártico con altímetros reunieron pruebas científicas sobre su volumen; otro tipo de medición satelital rastreó la velocidad del flujo glacial en el océano; y un tercer tipo de observación calculó la gravedad de las masas de tierra alrededor del planeta, pesando las capas de hielo en su totalidad.
Por sí solas, cada una de estas técnicas contenía incertidumbres; ciertos factores como la nieve variable en la parte superior del hielo o los cambios en la roca, podrían afectar las mediciones del satélite.
«Las mediciones satelitales nos dicen que la capa de hielo es mucho más dinámica de lo que solíamos pensar», comentó Andrew Shepherd, profesor de la Universidad de Leeds.
«Si echas un vistazo al primer informe de evaluación del IPCC (Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático) hace 30 años, antes de que tuviéramos mediciones satelitales de las regiones polares, verás que no se esperaba que las capas de hielo respondieran al cambio climático. El consenso general en glaciología fue que las capas de hielo no podían cambiar rápidamente, pero ese no es el caso», dijo Shepherd.
El mayor cambio en la pérdida anual de hielo fue en la Antártida Occidental, con un promedio de alrededor de 58.000 millones de toneladas en los años previos a 2012, luego se disparó a 175.000 millones de toneladas por año en los cinco años posteriores. Mientras tanto, en la Península Antártica, la tasa anual de pérdida de hielo aumentó de unas 7.000 millones de toneladas de 1992 a 2012 a 36.000 millones de toneladas de 2012 a 2017, en gran parte debido al colapso de las plataformas de hielo.
Derretimiento acelerado
A pesar de que la Antártida está cubierta de hielo durante todo el año, sus capas de hielo retroceden y avanzan en ciclos anuales, un patrón que ha persistido durante miles de años. Perolas pistas del registro geológico sugieren que el cambio climático que conduce la pérdida de hielo en la Antártida está yendo mucho más rápido que durante sus períodos de pérdida de hielo en el pasado distante.
Fuente: Muy Interesante