Únicos en casi todos los sentidos, son los menos violentos de los grandes felinos. Incluso los machos, en su competición por las hembras, es raro que se enfrenten.
Únicos en casi todos los sentidos, los guepardos son los menos agresivos de los grandes felinos, así que, en algunos lugares, se permite a los turistas aproximarse a ellos. Esto no solo es muy cuestionable desde el punto de vista del bienestar animal, sino que entraña riesgos.
En 2013, durante un viaje por Sudáfrica, el actor Adam Sandler –Coneheads, The Waterboy, Un papá genial, Ejecutivo agresivo, Mr. Deeds— decidió visitar una reserva de vida salvaje y conocer a los guepardos de primera mano. Mientras se encontraba agachado junto a un cauce, Sandler sufrió la embestida de uno de ellos. El ataque, que fue grabado en vídeo, no tuvo consecuencias, pero al actor no le quedaron ganas de repetir la experiencia.
En estado salvaje, los guepardos rara vez atacan. Son animales solitarios y suelen evitar a sus congéneres. Incluso en la época de apareamiento, cuando los machos compiten entre ellos y persiguen a las hembras, es raro que se enfrenten. Randall L. Eaton, uno de los biólogos que más ha estudiado su etología, señala que las observaciones de combates serios entre guepardos se pueden contar con los dedos de una mano. Los que se sienten amenazados se agachan, aplastan las orejas y gruñen con la boca abierta, pero siempre tratan de eludir la pelea. Para un animal que depende de su rapidez para cazar –es el mamífero terrestre más rápido del mundo–, cualquier herida, por pequeña que sea, puede suponer una sentencia de muerte. Pese a su poca agresividad, son los mamíferos más veloces de la Tierra. Una ventaja dada precisamente por sus garras: son semiretráctiles, lo que les sirve para favorecer su aceleración. En cambio, las garras de los otros felinos son totalmente retráctiles. para desgarrar mejor la carne y trepar mejor a los árboles.
Su gran velocidad les es efectiva para cazar, y para ello necesitan grandes espacios abiertos y una buena visibilidad. El guepardo suele moverse a una velocidad de 45 kilómetros por hora y durante la persecución a su presa puede alcanzar los 110 kilómetros por hora. Una vez alcanzada la presa, ingieren a gran velocidad hasta 10 kilos de carne de una sentada. El motivo es que es posible que otros depredadores les roben la presa mientras se recuperan de la extenuante carrera, para lo cual necesitarán emplear entre 5 y 50 minutos. Sus presas favoritas son los antílopes.
Pese a que el guepardo no es agresivo, sí que mantiene estrategias de protección muy radicales, especialmente las hembras con cachorros. Algunas son capaces de permanecer durante todo un día sin alimentarse, para estar vigilando constantemente el entorno. Este comportamiento, además de ayudarles evitar ataques de otros depredadores, les permite divisar posibles presas. Los leones, los leopardos y las hienas son posibles enemigos; estos animales no dudarían en matar a un cachorro de guepardo si sintieran la necesidad.
Lamentablemente, las interferencias humanas también hacen mella en las costumbres del guepardo. El turismo interfiere en su capacidad para cazar, y se calcula que debido a ello los guepardos pueden perder de 1 o 2 presas de cada 10 que acechan.
Fuente: Muy Interesante