Hace más de tres años que la comunidad educativa de la Escuela 216 del barrio Inta de Trelew viene reclamando al Gobierno provincial y la Cooperativa que le conecten las cloacas y les reparen las pérdidas de agua. La provincia se excusó esgrimiendo que no tenía fondos para hacer los trabajos, y la Cooperativa Eléctrica adujo que no le correspondía financiar la conexión.
Ante la falta de respuestas, los problemas se fueron agravando, y hoy en día el pozo ciego del edificio están rebasando las cloacas, lo que genera graves problemas sanitarios para los 300 niños y niñas que concurren a la institución. El denominado «pasillo técnico», donde está el pozo cloacal, despide un olor nauseabundo que atrae mosquitos, insectos y bacterias. A este drama se le suma el problema de que desde hace varios años la escuela tiene pérdidas de agua.
Sin clases
Hace dos semanas que los directivos suspendieron las clases debido al peligro sanitario que encendió las alarmas de docentes, padres y alumnos. La Escuela notificó a Supervisión del Ministerio de Educación, delegación de Escuelas y hasta al presidente de la Cooperativa Eléctrica, Fabián Gómez Lozano. Pero ninguna de las partes solucionó el problema de fondo.
En los últimos días la delegación de escuelas desagotó el pasillo técnico que rebasaba las cloacas. También aparecieron referentes del gremio Atech y delegados de ATE respaldando a los docentes y porteros. El delegado de ATE, Alfredo Merillán, pidió que «se saque el agua servida y se desinfecte la escuela» como condición para que los porteros vuelvan a sus funciones.
Después de varias idas y venidas, el martes pasado concurrió a la Escuela personal del Omresp, que determinó que la Cooperativa Eléctrica era responsable de hacer las conexiones cloacales a la calle.
Finalmente ayer la Cooperativa hizo la conexión del edificio a la calle y solucionó una parte del problema. La empresa sostuvo que ahora le corresponde a Provincia hacer las conexiones cloacales internas del edificio. Pero el problema todavía sigue estando.
Obra del comedor parada
Los problemas cloacales parecían haberse encaminado en marzo del 2017, cuando la UTE Cymseg-Cega comenzó a ejecutar la obra de ampliación del comedor y la cocina, que el gobierno de Martín Buzzi había adjudicado en 2014.
Al parecer, por un pedido especial de la comunidad, la empresa había accedido a hacer la postergada conexión cloacal una vez que finalizara la obra. No estaba del todo claro si correspondía a esa empresa hacer la obra que provincia y la cooperativa venían eludiendo. La ilusión de los padres, docentes y alumnos se terminó en diciembre del año pasado, cuando la empresa dejó de ejecutar la obra aparentemente por falta de pago de Provincia.
En medio de la desesperación, referentes de la Escuela se reunieron con el ministro de Infraestuctura, Raúl Chicala, quien se comprometió concluirla. La empresa todavía dejó un sereno en la obra inconclusa para evitar que ingresen a robar en el edificio.
Durante la emergencia hídrica de abril pasado, la escuela estuvo al menos 40 días sin agua debido a las pérdidas del caño que el Gobierno provincial no reparaba a pesar de los insistentes pedidos de los directivos.
En medio de la puja por conseguir los fondos, desde Provincia recomendaron al personal de la Escuela que utilice las partidas que Nación les había otorgado para comprar mobiliario y hacer refacciones menores, dijeron las fuentes. También les sugirieron que la cooperadora se hiciera cargo de financiar la obra, lo que es imposible.
Sintomas del mosquito
Hubo un momento en que el agua estancada empezó a atraer mosquitos que hoy sobrevuelan y pican a cualquier persona que recorra el edificio. Una docente tuvo una erupción en los brazos y desde provincia le reclamaron un certificado de alergia para comprobar que hubiera sido producto de picaduras de esos mosquitos, mencionaron los padres. También, comentó a la comunidad, la provincia le exigió un certificado a la madre de un alumno preocupada porque también es alérgico.
Hubo un tiempo en que los problemas del agua y las cloacas estaban ocultos bajo la superficie. El portero Aníbal cerraba la llave de paso todos los fines de semana para recuperar agua y mitigar las pérdidas. También delegación de escuelas solía pagarle a un camión para sacar los líquidos cloacales. El portero falleció en 2016 y nunca nadie más supo cómo funcionaba ese mecanismo. Este año la delegación informó que ya no tenían recursos para pagarle al camión que desagotaba los líquidos cloacales.
El Chubut