El actual diputado nacional Sergio Wisky se contagió de hantavirus en el año 1996, cuando era director del hospital de área de El Bolsón. Frente al brote que hubo en la localidad de Epuyén –que ya se cobró tres vidas- el funcionario recordó los días que estuvo enfermo y puso énfasis en la prevención.
Cuando Wisky se enteró que había contraído el virus, ya habían muerto 16 personas repentinamente en la Comarca Andina, y todavía no se sabía que el contagio podía ser interpersonal.
En diálogo con El Expreso Periodístico de El Cordillerano Radio conducido por Antonio Zidar, el médico sostuvo que “es movilizador” continuar enterándose de otros casos fatales.
“Entendemos la angustia que se genera como ahora con los amigos de Epuyén, porque parece que todo se desborda y nada lo va a contener” expresó.
Sobre su caso, rememoró que “hasta ese momento eran 16 pacientes, de los cuales uno era amigazo mío. Yo era el 17 y yo asumí que me iba a morir. Hicimos todas las movidas para estar con los seres queridos hasta el último momento, como cualquier ser humano que se enfrenta a su propia muerte”.
Wisky aclaró que viajó a Neuquén para internarse “porque allá estaban mis compañeros de residencia y quería estar en ese lugar hasta las últimas horas”.
Según explicó, recién ocho meses después de la primera muerte en El Bolsón pudieron corroborar que el contagio era interpersonal. Lo evidenció la muerte de una mujer de Buenos Aires que había ido a visitar a la Fundación Favaloro a una amiga que contrajo el virus en El Bolsón. “Ese fue uno de los casos que puso más alerta porque esa mujer nunca fue al sur y se termina muriendo” dijo.
“Uno va trabajando con la evidencia médica que hay pero en ese momento ninguno hablaba de contagio interhumano. Murió un amigo enfermero y también los familiares cercanos, hasta que tuvimos el caso de Buenos Aires” mencionó.
“Como médico lo vivís como algo que se te va de las manos y no lo vas a controlar. No sabíamos cuándo se terminaba” manifestó.
Wisky recordó que por la guardia del hospital de área de El Bolsón pasaron 250 pacientes diarios, cuando lo normal era entre 30 y 40. “Un viernes trabajé en el consultorio y a las 23.30 me acuerdo que tenia 40 grados de fiebre, una amiga me miro la garganta, me sacó placas; el sábado no me podía mover de la fiebre. El martes a la mañana me confirmaron que tenía hanta y obviamente todos pensamos que me moría. Fue un proceso durísimo” expresó.
El diputado insistió en prestar especial atención a las medidas de prevención. “Es como el cinturón de seguridad: hay que usarlo siempre”, definió.
El cordillerano