La flamante trabajadora policial, es hija de Pablo Rearte, uno de los efectivos que perdió la vida en el trágico asalto al cajero de Rawson, en junio del 2007.
El jefe de Policía, Miguel Gómez, junto al subjefe, Néstor Gómez Ocampo, y los integrantes de la Plana Mayor Policial, participaron de un emotivo acto en el que se estableció que Lucía Rearte, hija de Pablo Rearte, uno de los efectivos que perdió la vida en el trágico asalto al cajero de Rawson en junio del 2007, se convierta en una flamante empleada policial.
Este lunes fue el primer día en que Lucia Rearte comenzó a prestar servicio en la Dirección de Recursos Materiales (a cargo del comisario general Paulo Heredia) en la Jefatura de Policía en Rawson. La joven expresó su profunda emoción y satisfacción luego de una lucha de 4 años con promesas incumplidas y valoró la respuesta que le dieron el Ministro de Gobierno, Federico Massoni y la actual gestión de la Jefatura de Policía.
Lucía Rearte tiene 24 años, vive en Rawson, estaba desempleada y se encontraba estudiando la carrera de Abogacía. A partir de ahora, tiene la jerarquía de agente en el Escalafón Administrativo.
“Estoy muy orgullosa de ingresar a la Policía, tener mi propio lugar y honrar la memoria de mi padre. Me encantaría que él me viera en este momento. Puedo trabajar con efectivos que trabajaron con mi padre y me reconforta mucho”, sostuvo Rearte.
“Agradezco al Ministro Massoni, a la actual Jefatura y todos los ámbitos que hicieron posible mi ingreso. Estoy aprendiendo todas las tareas con mucho entusiasmo. Pude dialogar con todos los Jefes y todo fue muy gratificante”, cerró la joven.
El mediodía del 15 de junio del 2007 -en plena actividad de la administración pública- el personal de Banco del Chubut que se disponía a reponer el dinero del cajero automático ubicado fuera al Ministerio de Economía de Rawson, fue atacado por una banda de delincuentes fuertemente armados. En el violento hecho, perdieron la vida los suboficiales Pablo Rearte y Oscar Cruzado. Hoy, 07 de enero del 2019 comenzó a saldarse una deuda moral a través acciones concretas destinadas a sus familiares.