olémica comenzó la semana pasada, cuando el presidente brasileño Jair Bolsonaro habilitó a las fuerzas armadas a conmemorar el aniversario del golpe de Estado de 1964, en el que fue depuesto el entonces jefe de Estado João Goulart, hecho del que ayer se cumplieron 55 años.
Las críticas arreciaron y no faltaron los cruces judiciales. Sin embargo, el ultraderechista jefe de Estado se dio el gusto. El palacio presidencial de Planalto divulgó el sábado en uno de sus canales oficiales un video con el que conmemoró el golpe.
“Fue sólo entonces donde la oscuridad fue pasando, pasando y se hizo la luz”, continuó el video. Por último, el hombre segura que el ejército salvó a los brasileños y pide que no se “cambie la historia”. El video fue compartido por el hijo del presidente, el diputado Eduardo Bolsonaro.
Mientras en Brasil recrudecía la polémica, el presidente Bolsonaro siguió su gira. Desde Israel anunció la decisión de abrir “una oficina comercial” en Jerusalén.
Aunque tiempo atrás había manifestado su deseo de trasladar la embajada a la ciudad en disputa entre israelíes y palestinos, el ultraderechista decidió aumentar de otra manera su presencia en Jerusalén. “Brasil decidió crear una oficina en Jerusalén que promociona el comercio, la inversión, la tecnología y la innovación como parte de su embajada en Israel”, anunciaron las autoridades brasileñas.
De inmediato, el canciller israelí, Israel Katz, manifestó su satisfacción con la medida. “¡Gracias por abrir una oficina diplomática en Jerusalén! Israel y Brasil son verdaderos amigos con valores comunes y reforzaremos la cooperación entre nuestros dos países”, expresó.
Bolsonaro, un declarado aliado de Israel, que eligió ese país como su tercer destino internacional después de Estados Unidos y Chile, decidió finalmente no trasladar la embajada. Sin embargo, como Hungría y República Checa, optó por inaugurar oficinas con estatus diplomático en esa ciudad, como un gesto de apoyo.
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