La afirmación corresponde al médico Jorge Elías, director asociado del Área Programática Esquel, quien realizó en esta entrevista con La Portada un análisis de la contingencia por el brote de Hantavirus que dejara como saldo 11 personas fallecidas, 34 casos positivos y 200 personas que estuvieron en aislamiento selectivo. Destacó la capacidad técnica y el trabajo del personal del Hospital Zonal Esquel y del Hospital de Epuyén y aseguró que “nada es igual previo a la contingencia”.
Cuenta con 24 años de profesión como médico generalista, se desempeñó en los Hospitales de Río Pico y Gan Gan, fue coordinador del Centro de Salud del barrio Ceferino y jefe de Área Externa. Ocupó el cargo de director asociado del Hospital Zonal Esquel y actualmente es el director asociado del Área Programática.
Fue, durante la contingencia del Hantavirus, la cara visible y el encargado, entre otras cosas, de estar en contacto con la comunidad a través de los medios de comunicación para llevar información veraz y actualizada sobre la situación que preocupó a toda la provincia.
Su nombre es Jorge Elías y en esta entrevista con La Portada analiza la situación vivida en el terreno profesional y personal desde que se conociera el primer caso, la investigación que se llevara adelante en Epuyén, el desempeño del sistema de salud durante la contingencia, el papel de los medios de comunicación. Y adelanta que ya se prevén medidas de prevención las cuales comenzarán el próximo mes.
Asegura, también, que “tuve el privilegio de participar en esta contingencia. Reconozco que hubo muchos aciertos, pero también muchos errores propios de la vorágine del desafío que planteó el Hantavirus. Sin ninguna duda el colectivo sanitario subió muchos escalones en materia de abordaje y resolución del Hantavirus sin desenfocar que la contingencia dejó 11 personas fallecidas”.
La Portada: ¿Cómo vivió, a nivel personal, la contingencia del Hantavirus?
Jorge Elías: Desde lo personal fue un desafío enorme ante una situación que todo el tiempo se vivió con impacto emocional y profesional porque desafiaba al sector de salud a medida que se sucedían los días. Se vivía día por día sin horarios. Hubo una altísima carga de necesidad de encontrar respuestas ante un evento que era objetivable que se saliera de los patrones normales a los que estábamos acostumbrados. No había manual al que se pudiera acudir. Todo lo que se llevaba a cabo era en función de los hechos que estaban sucediendo con una alta participación y demanda de la comunidad que era la que recibía el impacto. Se vivió como una ola expansiva porque el epicentro fue Epuyén y localidades vecinas como Esquel y Trevelin tenían en las primeras semanas una mirada a la distancia hasta que esa onda expansiva – social y sanitariamente – comenzó a llegar a los pueblos cercanos. Esto complejizó el escenario que había que manejar. El brote se transformó en un escenario multidimensional. Un ejemplo es la dimensión socio económica del turismo versus la dimensión sanitaria de familias que estaban siendo golpeadas por el fallecimiento de un paciente. Había que dar contención social a las personas que el 30 de diciembre iniciaron el aislamiento respiratorio selectivo. Esta fue la llave por la que se resuelve el brote. Las personas no podían salir por 45 días de sus domicilios por una medida cautelar. Hubo equipos trabajando en forma intersectorial en distintos campos. El enfoque que tuvimos que dar fue complejo y parados desde la enfermedad con equipos técnicos que trabajaban en red desde los hospitales rurales con derivación a Esquel cuando se confirmaba el caso sospechoso y los equipos dedicados a resolver la enfermedad asistían a los pacientes en el Hospital Zonal. Además de considerar el impacto social estaba el núcleo cuidador de las personas convalecientes y las familias que estaban siendo aisladas. Destaco la competencia técnica y capacidad operativa de los equipos del Hospital Zonal Esquel y de la zona sabiendo que la letalidad del virus en el brote fue del 32 por ciento que era lo habitual y con una sobrevida de casi el 70 por ciento. Esto es mérito de las competencias técnicas de los equipos de salud en el conocimiento clínico, oportunidad del diagnóstico y de la intervención con la aparatología. A las personas con aislamiento selectivo se tuvo que brindar contención económica, sanitaria y de salud mental. Esta fue la medida más efectiva porque logró evitar la propagación del brote.
L.P: ¿La diferencia de esta contingencia fue descubrir que el contagio era persona a persona?
J.E: La menor que fallece el 3 de diciembre fue, al principio, un caso habitual pero comenzamos a dilucidar que había un patrón porque esa misma semana tuvimos cuatro casos sospechosos y el factor común era haber estado en un mismo edificio en una fiesta de 15 años. La gente común comenzó a pensar que algo diferente había. Para nosotros concluir, que había transmisión de persona a persona, no nos podíamos apresurar desde lo que parecía sino que había que considerar los elementos técnicos y científicos para determinar que había transmisión interhumana. Teníamos el antecedente de El Bolsón con trasmisión con cierto patrón de intimidad. Eso no lo teníamos en la fiesta: había una proximidad de compartir una mesa. Entendiendo que había algo diferente comenzamos con la investigación de campo con el caso índice, hicimos una intervención en el lugar de la fiesta, constatamos como se había sentado el paciente del primer caso en relación a los otros seis casos. Se hicieron muestreos de sangre y captura de roedores. Todo esto llevó doce días. El 13 de diciembre se llegó a la hipótesis del contagio interhumano y fue formulado de esta manera hasta demostrar lo contrario. Todas las acciones posteriores fueron en función de esta hipótesis. Se tuvo que transitar varias semanas más para diseñar herramientas que ayudaran a la limitación del brote porque a medida que se sucedían los casos se comprendía la dinámica del mismo. Los equipos técnicos de Chubut, Río Negro y Neuquén junto al Instituto Malbrán trabajaron hora por hora para llegar a una conclusión: el contacto era estrecho (persona que estaba más de 30 minutos a una distancia menor a un metro). Si el caso era positivo el contacto debía entrar en aislamiento respiratorio por 45 días. Era de altísima responsabilidad determinar quién era un contacto estrecho.
L.P: Se dijo que el Hospital Esquel no estaba preparado para esta contingencia ¿cuál es la actual situación del nosocomio?
J.E: Yo mismo, en plena contingencia, expresé que en forma efectiva el colectivo sanitario no estaba preparado para la magnitud de lo que fue el brote. Tuvimos 34 casos positivos y 11 personas fallecidas. No cabía en la lógica que pudiera ocurrir de esa manera. Sin embargo la respuesta que dio el Hospital fue extremadamente a la altura de las circunstancias y hubo un momento en el cual la terapia intensiva estuvo saturada con sus seis camas ocupadas. Trabajamos en red con la terapia intensiva del privado y con Comodoro y Trelew. Estuvimos a punto del desborde, pero eso nunca ocurrió.
L.P: ¿Cómo se prepara el sistema de salud ante un eventual nuevo brote?
J.E: No se dejó de trabajar desde que finalizó el brote oficialmente el 28 de marzo. Quedó conformado en Epuyén un gabinete de asistencia psicoemocional de los pacientes afectados y sus familias. Trabajan en red con Lago Puelo y El Maitén. A nivel central ya estamos diseñando cuál será la estrategia de promoción y prevención. Hay mucha documentación y queda ver cómo llegamos a la comunidad desde agosto. Pensar en un brote es muy difícil aunque es posible. Lo más probable es que tengamos casos adquiridos en el medio agreste. La ventaja es saber esto y actuar en consecuencia para prevenir la adquisición del hanta en la comunidad. Por otro lado nada será igual en el Hospital de Epuyén ni para en su comunidad. Nada es igual previo a la contingencia. En Epuyén estamos en la antesala de inaugurar el laboratorio para análisis clínicos. Y seguimos trabajando en determinados protocolos que están presentes respecto de pacientes febriles que pudieran estar en la franja de Hantavirus. Estos protocolos deben ser reactualizados periódicamente para que no bajen el alerta en función de estos procedimientos. También hay que recordar que el Hantavirus es endémico y propio de nuestra zona. Probablemente no pueda ser erradicado, pero si prevenible. Tenemos que ganar en el campo de la prevención para lo cual necesitamos la amplia participación de todos los sectores y sobre todo de la comunidad.
L.P: ¿Cómo se trabajó la contingencia desde la situación del personal de salud?
J.E: En plena contingencia – y en el fragor de batallar contra el Hantavirus – tuvimos trabajadores de salud que estaban siendo afectados emocionalmente en el Hospital de Esquel y Epuyén por lo que hubo que reemplazar a ese personal. Tuvimos ayuda de terapistas de Comodoro Rivadavia y El Cruce como as también recurso humano de enfermería para el Hospital de Epuyén.
L.P: ¿Cómo evalúa el rol de los medios de comunicación durante la contingencia?
J.E: Entiendo que estuvieron a la altura de las circunstancias. Fueron muy respetuosos del manejo de la información. Debo contrastar al periodismo local al de los medios nacionales para quienes lo importante era vender y magnificar una noticia. Para los periodistas locales lo importante era llegar con la noticia a la comunidad. Vi solidaridad y respeto. También requirió que nosotros emitiéramos 80 partes con información precisa para llegar al usuario desde los medios de comunicación. En el primer momento del brote el uso de las Redes Sociales jugó una mala pasada. Con los días comenzó a decrecer la mala información y se comenzaron a utilizar los partes oficiales.