Si bien no revelaron el número de tropas que serán desplegadas en el reino, ubicado a unos 200 kilómetros de las costas de Irán, los medios estadounidenses revelaron que 500 soldados se asentarán en la base aérea militar Prince Sultan, al sur de la capital saudita. El anuncio se realizó un día después de que las fuerzas armadas iraníes notificaran la confiscación de un buque petrolero británico en el estratégico estrecho de Ormuz en el Golfo, por donde transita un tercio del petróleo que se comercializa por vía marítima, aumentando las previsiones de conflicto. Así reseñó TN.
«Basado en una cooperación mutua entre Arabia Saudita y Estados Unidos y en su deseo de reforzar todo lo que pueda preservar la seguridad de la región y su estabilidad el Rey Salmán aprobó alojar fuerzas estadounidense», indicó el ministerio de Defensa saudita. “Para Estados Unidos el despliegue tendrá un efecto disuasorio suplementario y reforzará nuestra capacidad para defender a nuestras tropas y nuestros intereses en la región frente a amenazas emergentes y creíbles», añadió.
«El rey Salmán aprobó alojar fuerzas estadounidenses con el fin de aumentar el nivel mutuo de cooperación para preservar la seguridad de la región y su estabilidad, y garantizar la paz», indicó un portavoz del ministerio de Defensa saudita, citado por la agencia estatal SPA.
El viernes la tensión volvió a aumentar en la región del Golfo. Irán anunció la confiscación de un petrolero con bandera británico en el estrecho de Ormuz por «no respeto del código marítimo internacional». Horas antes, Trump había anunciado que un barco estadounidense, el USS Boxer, derribó en el Golfo un avión no tripulado iraní que se aproximó peligrosamente al navío. «Su dron se acercó demasiado a nuestro barco. Si los drones se acercan mucho, los derribaremos», sentenció.
Desde Irán negaron que el avión no tripulado perteneciera a sus fuerzas armadas. De hecho, el vicecanciller iraní, Abas Araqchi, redobló la apuesta al afirmar que tal vez el gobierno norteamericano derribó a uno de sus propios drones.
Las relaciones entre Irán y Estados Unidos se deterioraron sensiblemente en mayo de 2018, cuando el presidente estadounidense, Donald Trump, se retiró del acuerdo internacional sobre el programa nuclear iraní firmado en 2015 y reimpuso duras sanciones contra el país asiático. Ese acuerdo firmando entre Teherán y el Grupo de los Seis (China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Rusia y Alemania) tras varios años de esfuerzos, preveía una limitación del programa nuclear iraní a cambio del levantamiento de las sanciones internacionales que asfixian a su economía. En respuesta a la salida del acuerdo del gobierno norteamericano, Irán también comenzó progresivamente a incumplir algunos de sus compromisos, buscando de esa manera forzar a sus socios a salvar el pacto.
Además, Trump y su aliado Arabia Saudita acusaron a Irán de atacar a petroleros y drones en el Golfo desde mayo de este año. Desde el Pentágono anunciaron que estaban planeando una coalición internacional para escoltar a los buques comerciales en el Golfo. Irán negó estas acusaciones y amenazó con cerrar el estrecho de Ormuz en caso de ataque.
La última vez que Arabia Saudita alojó a soldados estadounidenses fue en 2003, cuando estos se retiraron tras el fin de la guerra contra Irak. Ryad acogió a las fuerzas estadounidenses, principalmente aéreas, durante 12 años, desde la operación «Tormenta del desierto» de 1991, cuando Irak invadió Kuwait, y hasta el fin de la guerra de 2003, en la que se derrocó a Sadam Hussein.
En la base Príncipe Sultán, a unos 80 km al sur de Ryad, llegaron a estar estacionados 200 aparatos estadounidenses, en el punto máximo de las operaciones durante la guerra en Irak. Cada día se gestionaban más de 2.700 misiones desde los cuarteles generales de Arabia Saudita. En contrapartida a la presencia de militares estadounidenses, estos formaban a sus homólogos sauditas.
No obstante, las relaciones entre los dos países durante esos 12 años de cooperación no siempre fueron buenas, especialmente después de los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos, orquestados por Osama bin Laden, de origen saudita.