Gabriel Hernández presentó su primer libro, Bitácoras, ante un centenar de personas. El desafío de llevar la antropología al género literario.
“Ver lo exótico en lo cotidiano es algo muy antropológico”, dispara el antropólogo y docente Gabriel Hernández, que presentó su primer libro, Bitácoras (Ombligo cuadrado; 2019), ante un centenar de personas en una repleta sala del restaurante El Tano Cabrón.
La presentación tuvo ribetes innovadores. La antropóloga Rocío Cosiansi Estévez estuvo a cargo de la organización y regaló una cálida y sentida introducción del autor. Luego, exalumnas de Hernández leyeron fragmentos de poemas propios, y, en medio, hubo también un baile a cargo del propio autor. “El público que asistió era muy diverso y buscamos una presentación que pueda abordar de forma unitaria esa diversidad. La idea de imaginarme leyendo mi libro durante diez minutos, me resultaba muy aburrida”, explicó Hernández a Tiempo.
Bitácoras es un libro que reúne nueve relatos cortos. “Esos relatos tienen varios hilos conductores que los encontré luego de haberlos escrito. No partieron de una idea previa. Fueron escritos en distintos momentos, a lo largo de dos años y, a partir de eso, les di un orden como si fuese un disco de canciones”, contó el autor, de 32 años.
“La idea es identificar al lector con lo que sucede. Son cosas muy cotidianas, pero que a la vez tiene algo mágico relacionado a la idea del ritual; a la potencia del ritual y al rito de pasajes; de pasar de creer en algo, como puede ser Papá Noel, a darte cuenta de que eso es una mentira y cómo ves al mundo a partir de eso; o separarte y ver cómo hacer tu vida después de años de casado o de noviazgo”, resumió.
No hay una crítica a esos rituales, pero sí se ponen de relieve. “Solapado el mundo de lo material, hay una secuencia que tiene que ver con la idea de lo místico o mágico. Son muy conocidos por todos, pero no los vemos como tales. Por ejemplo, celebrar Navidad o Reyes Magos es ritual. Separarse y sacar las cosas del departamento porque esos objetos te recuerdan a la otra persona, tiene algo mágico. La idea es recuperar componentes muy cotidianos que al acercar la lupa le encontramos lo exótico. Ver lo exótico en lo cotidiano es algo muy antropológico”, aseguró.
El componente antropológico está lejos de ser casual. “Soy un antropólogo explorando géneros discursivos, como en este caso la literatura. También soy, seré y moriré siendo docente; no por nada invité a exalumnas a leer fragmentos y tener su propio espacio en la presentación”, apuntó.
Con ese espíritu, fue armada la particular presentación. “Un libro es una dimensión colectiva. Soy el autor, pero atrás de eso hay una buena cantidad de personas que hicieron posible la elaboración de ese objeto. Quería que esas personas que fueron parte del proceso estén aportando su arte o su forma de hacer las cosas”. Así las cosas, “la pensé más como un show y como un rito de pasaje: sentí que subí siendo ‘Gabriel antropólogo’ y bajé siendo un ‘Gabriel literario’”.
En el mismo sentido, detalló: “La idea era que cada persona que subía le dé su impronta al libro. En el caso de Puluu Buccella, por ejemplo, le propuse que interprete el libro a partir de su arte, que es la danza, y fue todo un desafío estar arriba del escenario bailando con ella una canción que es, justamente, un relato”. La diseñadora gráfica Verónica García contó el concepto del arte de tapa que creó para el libro. El community manager Maximiliano Maldonado contó el trabajo que hizo para la difusión del libro. Las poetas Sofía Elster y Carolina Hauer leyeron poesía. La antropóloga Carla Golé leyó un texto con las impresiones que le generó la lectura del libro. “Quería que para todo o la mayoría sea la primera vez en algo y fue muy movilizante”, destacó.
El libro no es autorreferencial, “pero sí tienen componentes subjetivos, propios de mi biografía, a partir de los cuales fui haciendo ficción”. Esos relatos provocaron las más diversas reacciones. “A algunas personas les dio por el lado de las lágrimas, al haberse sentido identificados con los personajes y las vivencias. También hubo reacciones que no esperaba como a Elster, que le dio un sentido muy oscuro y eso me impactó. Pero lo que más me mocionó fue mensajes de personas que hacía rato no leían un libro y volvieron a hacerlo con Bitácoras”, aseguró el diario el Tiempo.