“Voy a volver”, le dijo el astro a los hinchas, que coparon el estadio rosarino. Le regalaron camisetas, cuadros y hasta se sentó en un trono.
El Parque de la Independencia completo, como siempre ocurre en Rosario, pero mucho más cargado por la emoción. Surge Diego Maradona y el estadio explota. Como si se tratara de una tarde de 1993, cuando el propio “10”, más delgado, vigente, jugó con la camiseta rojinegra. No es un partido homenaje. No. Maradona es el técnico de Gimnasia, el rival de esta tarde. Pero es un símbolo del fútbol argentino y de Newell’s.
Sí, aunque apenas haya jugado cinco partidos oficiales, esos rosarinos que lo vitorean en el atardecer del martes le agradecen el pasado. Y lloran muchos centennials, aunque sólo lo hayan visto a través de Youtube. Los tres puntos no importan tanto como este tributo.
Diego tiene los ojos vidriosos. Le entregan la camiseta con su número histórico y el apellido en el dorsal. Le dan un cuadro de su primera imagen en Rosario, cuando ingresó con Dalma y Gianinna, sus hijas, una en cada mano.Maxi Rodríguez, a quien dirigió en el Mundial de Sudáfrica, lo abraza y le regala la cinta de capitán que tiene el “10” y una foto de Maradona. “D10S” se lee en el pecho de cada casaca de los jugadores locales.
Hay un mural con el que posa Diego y un micrófono que busca sus palabras. “Voy a volver, voy a volver… A todos ustedes los voy a tener en mi memoria”, dice Maradona, como si se tratara de un líder político. No lo es, claro. Pero conquistó los corazones de todos los leprosos.
“Estuve hablando con la gente de Newell’s, algún día nos veremos. Yo no hablo por hablar. No quiero poner calientes a los de en frente. Yo soy leproso y a mí no me compra nadie. Gracias por venir, gracias por el recibimiento, gracias por esto. Gracias por este amor», expresó Maradona, a quien se lo vio verdaderamente conmovido.
Camina la cancha, saluda a ex compañeros y viejas glorias de Newell’s, entre ellos, Alfredo Berti, Roque Alfaro, Roberto Sensini y Fabián Basualdo. Y se sienta en un trono. No es una figura para describir al Rey. Literalmente, Newell’s le preparó una suerte de sillón real. Y lo firmó con el característico trazo de su mano izquierda.
El partido es una anécdota. Gane o pierda, nada cambiará el amor que los hinchas tienen por Maradona. Mucho menos, los de Gimnasia, a los que les tendió una mano en su peor momento, informó El Clarín.