Se inaugura este domingo. Se esperan duros choques entre las dos facciones. La ordenación de hombres casados, en el centro del debate.
Con una misa este domingo en la basílica de San Pedro en el Vaticano, el Papa Francisco inaugura el Sínodo de Obispos especial sobre la Amazonia, la gigantesca región de 7,5 millones de kilómetros cuadrados y 35 millones de habitantes que abarca nueve países y padece problemas enormes.
Las sesiones de los 184 padres sinodales más los invitados especiales y expertos, que elevan el número de participantes a 270 personas, durarán hasta el domingo 27. Un documento preparatorio guíará los debates bajo el lema general “Evangelización y ecología”. Las decisiones finales que se aprueben con el voto de los dos tercios de los participantes serán la base de la exhortación apostólica que hará después el Papa.
Participará del Sínodo en representación de nuestro país el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, el obispo de San Isidro Oscar Ojea.
También 35 mujeres han sido invitadas a participar, pero ninguna podrá votar, confirmando la tradición de excluir a la otra mitad del cielo de las decisiones, la tradicional posición machista de la Iglesia se refugia en mantener veinte siglos de discriminación pese a las proclamaciones de grandes cambios en la mentalidad de sus lideres varones.
En el documento preparatorio se presenta un cuadro dramático. “La vida en la Amazonia está amenazada por la destrucción y explotación ambiental, por la sistemática violación de los derechos humanos de la población amazónica y en especial la violación de los derechos de los pueblos originarios”.
Una parte de los millones de índígenas que viven en las zonas más intrincadas de la foresta amazónica sufren la devastación de las que fueron sus tierras con gigantescos incendios intencionales para arrasar con las forestas y dedicarlas a la explotación agrícola y forestal.
El gobierno del ultraconservador presidente brasileño Jaír Bolsonaro ha emprendido polémicas contra la realización del Sínodo, que motivaron protestas de la iglesia de Brasil, acusándolo de “criminalizar” a la asamblea de obispos.
En su viaje a Perú del año pasado, el Papa habló de los pueblos amazónicos en Puerto Maldonado. Aseguró que “probablemente los pueblos originarios amazónicos nunca han estado tan amenazados en sus territorios como lo están ahora”. Y remarcó: “Debemos romper el paradigma histórico que considera la Amazonia como una despensa inagotable de los Estados sin tener en cuenta a sus habitantes”.
El pontífice argentino atacó “la fuerte presión de los intereses económicosque apuntan su avidez sobre petroleo, gas, madera, oro y monocultivos agroindustriales”.
Bergoglio también mostró el dedo acusador contra las nuevas actividades extractivas, muchas de las cuales son ilegales. El activista brasileño Caetano Scannavino, que se encuentra en Roma para participar de encuentros colaterales al Sínodo, dijo en una entrevista este sábado en el diario La Repubblica que es imprescindible “una alianza guiada por el Papa para salvar la Amazonia”.
“Contra los indios se está llevando adelante un genocidio étnico. Solo un líder como Francisco puede detener la destrucción de los selvas y las actividades ilegales”, Según Scannavino, el Sínodo tiene una “importancia enorme” para movilizar la conciencia de la opinión pública mundial”.
En las sesiones plenarias se discutirán remedios prácticos para elevar la actividad evangelizadora que se diluye en la enormidad de los territorios amazónicos, la escasez de la población y las condiciones de pobreza y miseria de mucha gente, especialmente de los pueblos originarios.
¿Hombres casados en el sacerdocio?
La cuestión más ríspida, que agita el debate, es la de afrontar la enorme falta de sacerdotes en Amazonia aceptando la ordenación de los llamados Viri Probati, varones ancianos con familia, que ascenderían al sacerdocio con limitaciones, pero que podrían dar los sacramentos y celebrar las misas. Un obispo dijo: “La gente en un territorio de 700.000 kilómetros cuadrados, como tienen algunas diócesis con solo 14 o 20 curas, debe poder acceso a la misa y los sacramentos no solo una vez por año, como ocurre ahora”.
El Papa dijo que la cuestión de los “Viri Probati” es “secundaria” respecto a las dramáticas cuestiones de fondo que enfocará el debate del Sinodo. Sin embargo,la cuestión de los padres de familia que se convierten en sacerdotes es la piedra del escándalo que puede terminar dominando una parte de la imagen de la asamblea.
El enfrentamiento por los Viri Probati no solo tiene como protagonistas enfrentados a los partidarios de llevar adelante esta experiencia y los líderes de la conspiración ultraconservadora. También hay “ministros” del Papa que fruncen el ceño o directamente disparan a quemarropa contra la posibilidad que de la Amazonia se afecte de alguna manera el principio de defensa del celibato eclesiástico.
El más intransigente es el cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino. Dijo que “la ordenación de los Viri Probati representa una brecha en la tradición apostólica”. O sea una herejía, aunque no puede decirlo uno de los “ministros” del Papa. El cardenal africano, que se ha enfrentado directamente con Francisco varias veces, agregó que si el Sínodo amazónico permitiera ordenar hombres casados y creara ‘ministerios’ para las mujeres y “otras inconsistencias similares”, la situación sería extremadamente grave debido “a la ruptura de la enseñanza y la tradición católicas”.
El cardenal canadiense Marc Ouellet, que preside el dicasterio para los obispos y es presidente de la comisión para América Latina del Vaticano, anunció un libro sobre el tema.
Ouellet, que se considera un leal colaborador del Papa dijo que no estaba por principio contra los Viri Probati, sino que era escéptico. Y aludió a que “por encima mío hay uno que es más escéptico que yo”, en abierta referencia al propio Papa Bergoglio.
El “ministro” considera que abrir al sacerdocio a los Viri Probati resulta “contraproducente para la evangelización, porque introduce alternativas que ponen en dudas la potencia evangelizadora”.
Como ocurrió en el segundo Sínodo de la Familia,celebrado en octubre de 2015, que hizo explotar la bomba de la oposición a la decisión del Papa de poner en manos de los obispos la decisión de autorizar a los católicos vueltos a casar a que recibieran los sacramentos que les habían sido prohibidos, la cuestión de los Viri Probati amenaza convertirse en un arma peligrosa para la campaña de la conspiración de ultraderecha, que quiere desmontar al Papa o al menos condicionar el Cónclave que elegirá a su sucesor.
Como el tiempo pasa y los intentos de cisma hasta ahora han fracasado, ultraconservadores y tradicionalistas han cambiado de táctica. Ahora son buenas todas las oportunidades y pretextos para atacar a Jorge Bergoglio. El Sínodo amazónico es el nuevo escenario del ataque.
El cardenal Gerard Mueller, ex guardíán de la ortodoxia al que el Papa no le renovó el nombramiento como prefecto de la Doctrina de la Fe, condenó al Sínodo por “querer demoler estructuras ya existentes”.
Mueller denunció la “visión panteísta” que surge de la lectura del documento de trabajo. “Una cosmovisión con sus mitos y el mágico ritual de la Madre Naturaleza y los sacrificios a los dioses y a los espíritus”, desdeñó el cardenal. Acusar a Francisco de Panteísmo equivale prácticamente a sostener la difusión de la herejía, que es la acusación repetida como un sonsonete por los conspiradores para lograr la excomunión del propio Papa.
El cardenal Raymond Burke, cabeza visible de los conspiradores norteamericanos, donde junto con el Vaticano se reúnen los grupos más poderosos de los que quieren quitarse de encima a Bergoglio, convocó a los fieles a 40 días de oración con ayunos tupidos durante la celebración del Sínodo para que no se aprueben las «herejías» contenidas en el documento preparatorio, del que hacen responsable al pontífice.
También se anunció que un numeroso grupo de obispos y laicos han formado una asociación que permanece anónimo “para evitar represalias” y que se inspira en los conjurados que en el Concilio Vaticano II lograron sabotear varios documentos votados por aquella histórica asamblea. Este nuevo grupo en las sombras, según el cardenal Burke, está empeñado en combatir “las herejías” del Sínodo para la Amazonia, especialmente el sacerdocio de los ancianos casados con familia, los Viri Probati, informó El Clarín.