El Presidente electo fue hasta la Conferencia Episcopal. Charla sobre protestas, planes y el futuro del programa contra el hambre.
El presidente electo, Alberto Ángel Fernández, visitó por segunda vez -desde que es candidato- la sede del Episcopado Argentino. En esta oportunidad, ya como Presidente electo, se llegó hasta la sede de la Conferencia Episcopal Argentina, en Suipacha al 100, para avanzar con su idea de pacto social y de un plan contra el hambre.
Por eso, Fernández fue con la compañía de su eventual ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo; su futuro ministro Gustavo Béliz y su voceroJuan Pablo Biondi, para sentarse, escuchar y hablar con los representantes de la Iglesia argentina y también de las organizaciones sociales, nucleadas bajo el mentado mote de «Tridente de San Cayetano».
Allí estaban, además del anfitrión monseñor Jorge Lugones (presidente de la Comisión de Pastoral Social y obispo de Lomas de Zamora), Juan Grabois, Emilio Pérsico, Juan Carlos Alderete, Daniel Menéndez y Ernesto «Gringo» Castro, referentes sociales que han protagonizado los reclamos callejeros durante la gestión de Mauricio Macri pero que mantuvieron puentes abiertos con la actual ministra Carolina Stanley.
El presidente electo se sumó así a una habitual cita de la Iglesia argentina con las organizaciones sociales, donde se abordan las problemáticas sociales, y pudo hablar con ellos para mostrarles disposición pero también para encuadrar sus reclamos. Escuchó cosas y replicópero todo en el marco de una reunión a la que todas las partes calificaron de «muy buena».
Fernández los miró a los dirigentes sociales ya nombrados: «Ustedes son parte del gobierno y del proyecto. Vine acá para escucharlos», comenzó.
Luego, hablaron los distintos dirigentes pero cuando hizo uso de la palabra Juan Grabois, la cita tuvo un color más interesante. Allí, el titular del «Movimiento de Trabajadores Excluídos» detalló que apoyarán firmemente al gobierno del Frente de todos «pero sin renunciar a nuestro rol de interpelar. Y al de protestar cuando haya cosas que están mal o que no se hacen con la celeridad necesaria».
Alberto F. retomó allí la palabra y aseveró: «Creo que el peronismo y la política no es un regimiento. Yo no soy un general y ustedes no son soldaditos: todo el mundo tiene que decir las cosas en voz alta». Pero aclaró: «Siendo prudentes y no ser funcionales a intereses de afuera».
Allí, apareció el hecho concreto de la frase de que «hay mecha corta en la Argentina» que dijo Grabois, en referencia a la paciencia que la gente tiene para esperar soluciones. «Puse el ejemplo de la frase de la mecha corta para tener cuidado y que no se use para enfrentarnos porque valoro mucho lo que ustedes hacen», precisó quien será mandatario nacional desde el 10 de diciembre,
Grabois tomó bien el señalamiento de Alberto, confirmando que tanto él como Emilio Pérsico son dirigentes que mantienen contacto habitual con Fernández. Luego, las organizaciones plantearon que no reclamarán más planes sociales sino que quieren más trabajo.
Allí, apareció un tema que Clarín había anticipado que era la idea de sumar a Desarrollo Social a las organizaciones, bajo ejes de trabajo como las «obras de pico y pala, agricultura familiar y construcción de viviendas populares».
Allí, también hizo observaciones Grabois al decir que «nosotros vamos tratar de aportar los mejores cuadros para el Estado pero que no vamos a descabezar a las organizaciones. No vamos a burocratizarlas sino mantener una coordinación o una co gestión», dijo para preservar la autonomía de la administración nacional.
Fernández recibió de regalo de la Iglesia un rosario y una Biblia antigua, la que se fue agradeciendo mientras charlaba y conocía a Dina Sánchez -del Frente Darío Santillán y a la cartonera Jackie Flores (del Movimiento Trabajadores Excluidos), referentes femeninas de las organizaciones.
A la salida, uno de los más duros «piqueteros» reconoció ante Clarín que «la reunión estuvo bastante mejor de lo que esperaba», se sinceró. En ese encuentro, también le comunicaron a Fernández que las «orgas» lanzarán un sindicato único el próximo 7 de diciembre (La UTEP, Unión de Trabajadores de la Economía Popular) y que pretenden que Fernández y su gente en el futuro Ministerio de Trabajo los orienten con una unión con la CGT «para construir la unidad por la Justicia social», frase que dijo Grabois en el encuentro.
Fernández dio así un paso más para su idea de pacto social, que tuvo un hito el último viernes cuando visitó -por primera vez- la sede de Azopardo de la CGT y donde logró confluir a los cegetistas, con Héctor Daera la cabeza y a los gremios que responden al camionero Hugo Antonio Moyano, informó Clarín.