Fue parte de algunas de las comedias producidas por Gerardo Sofovich y tenía una buena proyección laboral en teatro y televisión. Sin embargo, hace una década, se despidió del medio con la obra Mister New Yorky tras casi llegar a la semifinal del «Patinando por un sueño», el certamen que emitió ShowMatch en 2008. Desde entonces no se supo nada más de Luciana Bianchi, hasta estos días.
Invitada a Confrontados, programa que conducen Carla Conte y Rodrigo Lussich, Luciana contó que se alejó del medio porque se cansó. «Había estudiado, tenía un titulo bajo el brazo y decidí dedicarme a eso. Soy licenciada en marketing. Fui migrando de empresas y actualmente sigo trabajando. Nadie me obligó a nada. Se fue dando una cosa con la otra. Me pesó pensar qué iba a hacer con el título, después de tanto esfuerzo», contó la retirada modelo y vedette, que parecía sentirse muy cómoda frente a las cámaras de televisión.
Bianchi que llegó al medio de pura casualidad. «Fui a la agencia de Ricardo Piñeiro para hacer un curso de fotografía de moda. Al final era un curso para ser modelo de fotografía de moda. Había un casting para una campaña de pijamas, quedé seleccionada y firmé un contrato para una campaña de seis meses. Y arranque así. Previo a eso había estado en Utilísima Satelital. Hacía de todo menos cocinar: fui bailarina y secretaria», indicó.
Desde entonces, no paró. Gerardo Sofovich la vio en Rebelde Way, donde hizo una pequeña participación, y la convocó para La peluquería de los Mateos. Hizo más tele y protagonizó ese éxito de la calle Corrientes que fue El champagne las pone mimosas hasta que un verano, el del 2009, decidió no hacer temporada e irse de vacaciones a Brasil con sus amigas. «Después ya no volví al medio. Fue cansancio, creo yo, nada en particular. No abstinencia porque estaba tan agotada que ni me di cuenta», contó.
Ahora Bianchi no descarta volver a trabajar en televisión o teatro. «No me lo había planteado hasta ahora. Es raro. No es que me gustara y por eso me fui. Me gusta el medio», aseguró.
De Sofovich guarda los mejores recuerdos. «Terminé El champagne las pone mimosas y me fui a trabajar con Nito Artaza, pero Gerardo se lo tomó súper bien. Siempre fue como un abuelo conmigo. Además me volvía loca con el estudio y me retaba si me sacaba un 8. Me cuidaba mucho, era muy exigente, pero también había que cumplir. Me decía que con diez centímetros más podía ser figura del un espectáculo», señaló, en referencia a su estatura, informó La Nación.