La formación de estos túneles brinda un espectáculo natural único por la amplia gama de colores que genera la combinación de la luz solar sobre la superficie del hielo.
Este fenómeno natural crea senderos tubulares que conforman un laberinto cilíndrico con un cielorraso escamoso y cóncavo con pasadizos conectados por paredes de hielo.
El laberinto cilíndrico es similar a un tubo de hielo de 100 metros de largo y diez de diámetro que se forma por la acumulación de nieve durante todo el año al pie de una cascada.
El calor del verano comienza a derretir el tubo, lo que da lugar a la aparición de estas formaciones que cautivan a los turistas.
El secretario de Turismo de Esquel, Mariano Riquelme, explicó que “al estar al reparo del sol, el hielo sufre un descongelamiento de adentro hacia afuera, lo que crea túneles ramificados que pueden recorrerse por dentro y que se encuentran a 1.900 metros de altura”. Los turistas sólo pueden llegar hasta este lugar con guías autorizados en excursiones que insumen alrededor de seis horas y que están calificadas como de dificultad media.
El recorrido para llegar hasta este atractivo arranca en Esquel, con un primer tramo de 50 kilómetros por un bosque de lengas que se transita en vehículos todo terreno.
El camino continúa con una hora de trekking bordeando el arroyo Irigoyen que culmina en una cascada de 45 metros de altura ubicada en la base de la colina.
“El lugar, además, es un punto panorámico único para contemplar el parque nacional Los Alerces y un paraíso para los adeptos al avistamiento de aves”, subrayó por último el secretario de Turismo de Esquel.