Se definirá en la reunión del 31 de enero donde conversará con el con Francisco el nombre del delegado argentino.
El Presidente llevará una terna y sostendrá el nombre de Luis Bellando.
Alberto Fernández dejará en stand by la definición sobre el futuro embajador en el Vaticano hasta verse, mano a mano, con el Papa Francisco en la reunión programada para el 31 de enero próximo.
El Presidente llevará al encuentro con el pontífice una terna de candidatos para «conversar» y «escuchar su opinión», según confiaron a Clarín fuentes del Gobierno.
«Es habitual que haya consultas con los estados sobre el nombre propuesto. Para Alberto es particularmente importante escuchar la opinión del Papa» dijeron en Casa Rosada aunque, en paralelo, interpretaron que Francisco dejaría librado al criterio del Presidente la elección de su representante diplomático.
Luis Bellando apareció como el candidato a ese cargo aunque esta jueves por la tarde, en Gobierno dijeron que el nombre nunca fue confirmado por la Casa Rosada. Deslizan, incluso, que no es un candidato que el Presidente lo haya propuesto.
«La designación está en revisión», apuntaron a este diario fuentes oficiales. «Bellando está en la terna: no está confirmado ni está caído», completó el portavoz en un intento por bajarle el tono a la polémica.
Bellando apareció en el radar, aunque sectores del gobierno lo miran con recelo, a partir de un criterio político de Alberto Fernández: que el embajador en el Vaticano sea una figura de carrera, un no político. «Distinto a lo que fue (Eduardo) Valdés», apuntaron desde el entorno del presidente en referencia a que en ese momento, el Vaticano tuvo alta exposición política.
«Alberto quiere otro perfil» dijeron en Gobierno
Está en línea con lo que dijo el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero. «La mecánica de la Cancillería es enviar primero los nombres en consulta, porque los países tienen que estar de acuerdo con los candidatos que se proponen. En este caso se reverá y también se reverá si hace falta otro candidato para enviar como embajador o representante en la Santa Sede», dijo en conferencia de prensa.
Bellando está casado en segunda nupcias, condición que según trascendió habría sido relevante para generar el rechazo de la Santa Sede. En Gobierno desdramatizar ese factor.
Fernández viajará a fin de enero al Vaticano, en el que será su segundo viaje al exterior, luego del que realizará el 23 de enero a Israel para participar del “Foro Internacional de Líderes en Conmemoración del Día Internacional de Recordación del Holocausto y la Lucha contra el Antisemitismo”.
Bellando aparece vinculado al ministro de Asuntos Estratégicos Gustavo Beliz y en la radiografía de su carrera diplomática mencionan que su máximo cargo fue el de embajador en Angola, a la que vez que recuerdan alguna sanción cuando ocupada un cargo diplomático en Brasil.
En su defensa, se dice que Bellando se casó en segundas nupcias pero que la primera no fue por Iglesia sino que solo lo hizo por civil.
El episodio, aunque en Gobierno se diga que Bellando nunca estuvo confirmado, supone al menos un equívoco: si bien, las fuentes oficiales insisten en plantear que la condición de divorciado no es determinante, entienden que hubo algún error en el procedimiento.
«Se dio por confirmado algo que no estuvo confirmado», aseguró una fuente oficial.
Queda bajo a lupa, así y todo, la trazabilidad de la designación: si efectivamente el plácet se envió a la Nunciatura, el interrogante es sobre si se desconocía el antecedente de divorcio de Bellando o se lo minimizó.
En el Palacio San Martín se conocían los antecedentes de Bellando por lo que, a simple vista, parece poco probable que no se haya analizado que el componente del divorcio podría ser un elemento tóxico como ocurrió en 2008 cuando el Vaticano rechazó la designación de Alberto Iribarne como embajador por su condición de divorciado.
Su lugar lo ocupó, entonces, Juan Pablo Cafiero, el padre del actual jefe de Gabinete, indicó El Clarín.
