La administración de Axel Kicillof se juega un partido muy difícil en cuestión de horas. Más precisamente, en 48 horas. En ese plazo se conocerá si, finalmente, logra obtener el 75% de adhesión a la prórroga planteada a los bonistas.
Hasta el momento los números no dan y, si bien se desconoce qué tan cerca o lejos están, en el mercado se preguntan qué hará Kicillof el lunes a las 13 cuando venza el plazo en caso de que los acreedores sigan rechazando la propuesta.
Por lo pronto, desde el Ministerio de Hacienda que comanda Pablo López repiten que seguirán negociando hasta el último instante. «El proceso sigue abierto. Hay un porcentaje que no aceptó y con los cuales seguimos conversando. El diálogo sigue abierto», le dijeron a iProfesional desde el equipo económico de Kicillof.
Lo cierto es que si no hay «fumata blanca», el lunes el actual gobernador bonaerense tendrá que elegir entre pagar o caer en default. Si decide no pagar, el 5 de febrero la provincia entrará técnica e irreversiblemente en cesación de pagos.
«Todos los ojos están puestos en la Provincia de Buenos Aires la próxima semana, lo que podría probar ser un evento decisivo, con la última indicación del gobierno central que sugiere que un rescate no está sobre la mesa», destacó un informe del JP Morgan a sus clientes.
Pero cualquiera de las dos alternativas (pagar o defaultear) es negativa. Se piensa y se debate, en todo caso, en el «mal menor».
Versiones en la City
Por un lado, circula en la City el rumor de que podría haber un préstamo puente de algunos bancos para la Provincia. De hecho, se escuchó que el mismo Martín Guzmán podría estar negociando eso.
De esta manera, la provincia no caería en default y tampoco incumplirían en su palabra Kicillof y Guzmán. El ministro de Economía no haría un salvataje sino que acercaría a los bancos con la provincia para que éstos le presten la plata a tasas y plazos «razonables».
Y Kicillof no quedaría en off-side con su discurso de que quiere pagar pero que simplemente no tenía los recursos. Ahora, con nuevos recursos, podría hacer frente a ese vencimiento.
Otro rumor que viene a cuento del anterior hablaba de un gesto de «buena fe» concreto de la Provincia. Después de haber «endulzado» la propuesta original con el pago por adelantado de los intereses, Kicillof podría prometer el pago de un porcentaje del capital en juego (los famosos u$s250 millones).
En ese orden, los acreedores quieren como «buena fe» que se les abone el 50% del capital mientras que la PBA habría o podría contraofertar el 10 o 15%. Claro que en este caso Kicillof quedaría con poder diezmado ya que iría en contra de su argumento original: «no hay plata para pagar».
El peor escenario obviamente no está descartado: el default liso y llano de ese bono. Claro que generaría un problema muy importante para la provincia y para la Nación.
En este caso, el problema no sólo sería que las calificadoras de riesgo coloquen al Buenos Aires 2021 en cesación de pagos, sino que por las cláusulas de cross default que tienen los bonos de la PBA, los acreedores podrían solicitar que se les pague por adelantado otros títulos.
Y como no hay recursos, Kicillof no sólo defaultearía un bono sino muchos más. Para que esto suceda, el 25% de los acreedores tienen que pedir la «aceleración» de los pagos.
El peor de los mundos. Algo que se agravaría porque además la deuda en pesos de la PBA también tiene estas cláusulas de cross default. Entonces la Provincia no sólo podría quedar en el ostracismo financiero por su deuda en dólares sino que también se podría cerrar el mercado local en pesos.
Para ACM, la consultora de Javier Alvaredo, el debate que se generó a partir de cuál es el mejor curso de acción para enfrentar esta situación, no hace otra cosa que reflejar la complejidad de la misma ya que ambas posibilidades (pago mediante salvataje o default abierto) entrañan riesgos muy importantes.
«Si bien por un lado es claro que la potencial concreción de un evento de default de dicho instrumento podría enrarecer el clima propicio para avanzar con menos sobresaltos en el proceso de reestructuración de la deuda del gobierno nacional, no deja de ser menos cierto que la decisión de rescatar a un deudor demasiado grande para caer también está sujeta a riesgos no deseables, ya que dicha decisión tendría efectos negativos respecto de la voluntad política de priorizar la solidez de la capacidad de pago del Estado Nacional, afectando por tanto la buena fe con que se pretende encarar dicho proceso», dice ACM.
¿Qué otra alternativa tenía Buenos Aires? Según Delphos Investment, «cortarse sola, anunciar un reperfilamiento bajo condiciones propias y no esperar a la Nación en su proceso de renegociación».
«Por alguna otra razón se optó por el camino más complejo. Esta situación elevaría algo más la tensión y ansiedad que vienen mostrando los acreedores de la Nación, ya que si bien ahora conocen el cronograma, todavía cuentan con poca información sobre las posibles condiciones de negociación», dice Delphos.
En el mercado llueven críticas la estrategia de Kicillof. «La situación de la Provincia de Buenos Aires es como toda la trayectoria de Kicillof, absurda», dijo Sebastián Galiani, ex número dos de Dujovne en Hacienda.
«Tiene una deuda manejable y plantea una renegociación en la que no tiene estrategia, solo puede ser exitosa de casualidad y compromete al país por sus caprichos como lo ha hecho en el pasado y no lo digo yo, lo decía Alberto Fernández cuando se había ido del kirchnerismo», disparó el actual profesor de economía en la Universidad de Maryland, señaló IProfesional.