Casi 200 niños en China comenzaron ayer su segundo semestre de clases. Pero fue un día escolar diferente a todos los que habían tenido antes de las vacaciones por el Año Nuevo Lunar.
Para empezar, no se pararon frente a la bandera para cantar el himno nacional. Lo hicieron a través de sus pantallas. En algunas zonas del país, había tantos niños mirando al mismo tiempo que hubo problemas con la velocidad de Internet.
Después los alumnos tuvieron clases de chino, inglés, matemáticas y ciencia; todas online. A un chico de secundaria, sentado con su computadora en la puerta de su casa en Pekín, se le preguntó qué estaba estudiando. Él respondió: educación física.
La autoridades chinas han tomado medidas extremas para contener el coronavirus, que se ha extendido por todo el país. Más de la mitad de la población de 1,4 mil millones tienen algún tipo de restricción para salir de sus hogares. Las reuniones públicas fueron prohibidas, incluso aquellas en los patios escolares.
La mayoría de las escuelas debía retomar las clases este lunes, pero en su lugar tuvieron que migrar a algún tipo de sistema de educación en línea.
«¿Qué tipo de vida estoy viviendo?», dijo Cao Jing, una madre dos en Zhengzhou, quien no solo debe cocinar y lavar la ropa de sus dos hijos -una niña de 11 años y un niño de siete-, sino que ahora debe transcribir exámenes a mano y descifrar la tecnología para las clases en línea.
Sus hijos, que comienzan a padecer el encierro, no disfrutan el cambio al aprendizaje en línea.
«Solo quieren jugar», dijo Cao exasperada, quien espera que las clases se reanuden antes de que ella colapse.
Algunos padres han ventilado anónimamente en redes sociales: «Cuando las clases a distancia inicien hoy, los padres nos convertiremos en niñeras y asistentes de los profesores», escribió una madre en Weibo. El comentario aparentemente no fue bien recibido, ya que luego fue censurado.
Esta escena se desarrolla en hogares de todo el país, sin un final a la vista. Todas las escuelas están cerradas indefinidamente mientras continúa la emergencia de salud pública.
Entonces, China está canalizando todo su poder tecnológico para asegurarse de que los niños puedan hacer sus lecciones de forma remota.
El Ministerio de Educación presentó ayer un «aula nacional virtual» con el apoyo de más de 7000 servidores y diseñó un servicio para 50 millones de estudiantes de primaria y secundaria. Las lecciones cubren 12 materias académicas, incluyendo «educación moral» y «educación sobre la epidemia».
Mientras tanto, China Education Television está transmitiendo programas de aprendizaje en línea a través de satélites a áreas remotas con conexiones débiles a Internet.
Annie Yao, la madre de un niño de quinto grado de Pekín, dio a las clases en línea una crítica positiva, diciendo que no le habían exigido mucho y que habían ocupado ayer a su hijo Jerry, de 11 años.
«Está feliz de tener clases hoy», dijo. «Su maestra asignó un libro para leer y les pidió que escribieran un informe, que hicieran dibujos, que hicieran cualquier cosa en la que sean buenos».
Aún así, Jerry dijo que prefiere ir a la escuela y jugar con sus compañeros durante el recreo.
«Es un compromiso entre la escuela y los padres, porque algunos padres que trabajan no pueden supervisar el aprendizaje de los niños durante los días de trabajo», dijo un maestro de la Escuela Experimental Mingde en Shenzhen que solo dio su apellido como Yang porque no estaba autorizado a hablar en público.
De hecho, el sistema tiene muchas deficiencias. Muchas familias no tienen computadoras. Las personas con más de un hijo no pueden tener más de un dispositivo. El cuidado de los niños en muchas familias en China es proporcionado por abuelos, que pueden no ser conocedores de Internet. Existe el problema del tiempo de pantalla extendido.
En los niveles superiores, la interrupción del horario escolar podría resultar calamitosa. Cada junio, alrededor de 10 millones de jóvenes se sientan durante un día completo para rendir un examen que les permitirá el ingreso a la universidad, crucial para su futuro.
El Ministerio de Educación sigue de cerca la epidemia y más tarde decidirá si retrasar el examen, dijo un funcionario la semana pasada.
Pero no solo los niños están en casa. Muchas personas con trabajos de oficina trabajan de forma remota, lo que significa que los padres están intentando trabajar desde casa, a menudo en pequeños apartamentos, con un niño que toma clases en línea y no puede salir para desahogarse.
Para tratar de aliviar la presión, las autoridades de Pekín han dicho que en familias con dos padres que trabajan, uno de ellos podría quedarse en casa y cuidar a los niños sin perder nada de su salario.
Mientras tanto, los niños pueden sentirse estresados y pueden volverse más ansiosos o inquietos, dice la Organización Mundial de la Salud (OMS).
«Mantenga las rutinas y horarios regulares tanto como sea posible, o ayude a crear otros nuevos en un nuevo entorno, incluyendo tiempo de estudio, así como tiempo para jugar y relajarse de manera segura», aconseja la OMS.
El Ministerio de Educación de China dijo en un aviso publicado la semana pasada que «las clases en línea no son solo para fines académicos». Además de estudiar el plan de estudios, los maestros podrían proporcionar instrucción sobre salud mental.