Un informe de la consultora Ecolatina indica que el aislamiento está teniendo un “impacto regresivo” sobre los trabajadores informales de tres millones de hogares.
Entre las familias más pobres, el bono de $ 10.000 del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) compensa el 40% de la pérdida de ingresos generada por la pandemia. La cuarentena afecta especialmente a los trabajadores informales lo que genera un “impacto regresivo” sobre la distribución de los ingresos de los hogares, indica un informe de la consultora Ecolatina.
“Alrededor de la mitad de los puestos de trabajo del 20% de los hogares de menores ingresos (per cápita) habrían sido afectados por la cuarentena. Este porcentaje se reduce paulatinamente hasta rondar el 25% en el 30% de los hogares de mayores recursos”, detalló la consultora.
“Estos factores sugieren que la cuarentena está teniendo un impacto regresivo sobre la distribución de los ingresos laborales de los hogares“, dado que “con la llegada de la pandemia y la cuarentena, los hogares de menores recursos volvieron a ser los más perjudicados producto de la mayor incidencia de trabajos que no pueden realizarse a distancia y la elevada informalidad”.
El 40% de las familias de menores ingresos son las más afectadas por la cuarentena. “Las perspectivas de ingresos laborales son más desalentadores en estos hogares, pero este deterioro está siendo atenuado por el IFE, al cubrir en promedio cerca del 40% de los ingresos laborales de este segmento“. En consecuencia, se reduce la caída del consumo de los hogares de menores recursos, que justamente destinan una mayor parte de su ingreso a productos de consumo masivo.
La consultora estimó que cerca de tres millones de trabajadores, compuesto principalmente por informales y cuentapropistas, tuvieron serias dificultades para realizar sus actividades durante el aislamiento.
Ramas como construcción, hotelería, gastronomía, servicios vinculados al entretenimiento, servicio doméstico, “fueron los más afectados y es probable que los ingresos laborales se hayan reducido muy significativamente”.
En este contexto, “el consumo está sufriendo una fuerte contracción y la incertidumbre y el temor a la pérdida de los puestos de trabajo incrementaron la tendencia al ahorro precautorio”, desplomando las compras de bienes durables. “En este marco, lo único que se sostienen son las ventas de consumo masivo, aunque con heterogeneidad”, agregó el estudio.
“La velocidad de la recuperación del empleo y la reanudación de paritarias cuando se levante plenamente la cuarentena, marcarán el ritmo del gasto de los hogares, especialmente de la clase media”.
Asimismo, la evolución de los ingresos no laborales y las políticas públicas (renta universal) serán claves para entender qué pasará con el gasto de los hogares de bajos ingresos”.
“Lamentablemente, será muy difícil que el consumo recupere el nivel de 2019 durante la primera mitad del mandato de Alberto Fernández. No obstante, la recuperación pospandemia, permitiría a los rubros más afectados (bienes y servicios no esenciales) comenzar a recuperar el largo terreno perdido”, indicó El Comodorense.