Con la ausencia de tratamientos efectivos o de una vacuna, el continente americano podría experimentar «brotes recurrentes» de COVID-19 por los próximos dos años, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
«Frente a una pandemia que cambia rápidamente, el liderazgo hará efectiva o romperá nuestra respuesta. Ahora, es el momento de que líderes superen divisiones políticas y fronteras geográficas para aumentar el apoyo para una respuesta proporcional a esta crisis sin precedentes», sostuvo la directora de la OPS, Carissa Etienne.
Para la funcionaria, la situación es preocupante. Los casos de COVID-19 en las Américas superaron los 4,5 millones, con 226.000 muertes al comienzo de esta semana. Desde el mes pasado, los casos se triplicaron en América Latina y el Caribe, de casi 690.000 el 23 de mayo, a más de 2 millones hoy.
La transmisión generalizada se está dando en la mayor parte de Centroamérica. En América del Sur, Brasil superó el millón de casos de coronavirus, sumándose a Estados Unidos como los únicos países del mundo con casos en seis dígitos. «El Caribe va mejor, pero con zonas calientes en la frontera de Haití y República Dominicana, así como dentro del escudo guyanés», detalló.
«Debemos ser realistas sobre el futuro: todos tenemos que adaptarnos a una nueva forma de vida y redefinirá nuestro sentido de lo normal», indicó Etienne.
La directora de la OPS dijo que los países deben ajustar y coordinar su respuesta al COVID-19 en base a datos cada vez más detallados. «Los gobiernos tendrán que tomar decisiones, considerando simultáneamente indicadores de salud, económicos y sociales. Esto permitirá a los funcionarios de salud comprender dónde se está acelerando la transmisión y qué grupos corren un mayor riesgo con el fin de orientar mejor sus esfuerzos», añadió.
La flexibilidad en la respuesta va a ser clave, señaló. Las medidas de salud pública, así como los esfuerzos de protección social, financiera y fiscal «tendrán que ser revisados periódicamente para minimizar el impacto del virus» en las sociedades. Especialmente, en las comunidades que dependen de las economías informales.
«No superaremos esta crisis sin atender las necesidades de los más vulnerables: los más propensos a enfermarse y los menos propensos a recibir atención, como los pueblos indígenas, los afrodescendientes, las personas en situación de pobreza en zonas urbanas y las poblaciones migrantes. Si los descuidamos, corremos el riesgo de que los próximos dos años parezcan los últimos meses», manifestó la directora de la OPS.
La doctora llamó a «priorizar la detección temprana de casos sospechosos, las pruebas de laboratorio, el seguimiento de contactos y la cuarentena como base de una estrategia específica y sostenible para controlar el COVID-19».
También puntualizó la necesidad del fortalecimiento de los sistemas de salud, a los que consideró la “defensa más fuerte contra el COVID-19, para hoy y para el futuro”. A su vez, resaltó la recomendación de la OPS de invertir al menos el seis por ciento del PBI en salud pública: “es más relevante que nunca”.
La directora de la entidad pidió una cooperación regional concertada contra la enfermedad. «Aunque nos alegramos cuando un país aplana con éxito su curva epidémica de COVID-19, el riesgo de resurgimiento siempre existirá, a menos que todos aplanemos la curva a nivel regional y global».
Fuente: Todo Noticias