Nadie puede explicar bien cómo una persona llegó tan lejos en plena cuarentena por la pandemia de coronavirus . Lo cierto es que un hombre sin permisos logró recorrer en bicicleta los 1500 kilómetros de ruta que separan a Paraguay de Mar del Plata, con el objetivo de conocer el mar .
Con un objetivo muy noble, el proyecto del ciclista no tuvo el mejor desenlace, ya que al llegar a la ciudad balnearia argentina, fue retenido y enviado de regreso a su país.
Durante seis meses con algunos intervalos de descanso, Rodolfo Manino Iriart pedaleó desde el país vecino para conocer un accidente geográfico que no hay en todo el Paraguay: el mar. Su objetivo no tuvo el mejor de los desenlaces, ya que en los controles de ingreso al municipio de General Pueyrredón el hombre quedó demorado.
Ahora, según informó el Ministerio de Seguridad bonaerense, se investigará cómo pudo sortear todos los controles de su trayecto. Respecto a su deseo de conocer el mar, además, el organismo añadió: «Quedaremos en contacto con él, tal vez después de la pandemia y la cuarentena lo podramos ayudar a conocer el mar» .
Otras insólitas situaciones en los controles de circulación
Según informó El marplatense , un joven de 23 años oriundo de Córdoba ingresó a la ciudad costera con una identidad falsa y un permiso para asistir a un familiar enfermo. Como la capital de la provincia de Buenos Aires tiene circulación del virus, el hombre fue aislado y testeado. Finalmente, dio positivo en la prueba de covid-19, y ahora permanece aislado en uno de los hoteles dispuestos por el municipio.
Por su parte, otro hombre, oriundo de la ciudad de Buenos Aires, argumentó que necesitaba ingresar a Mar del Plata «por razones de fuerza mayor a Mar del Plata». Ante las insistentes preguntas de la Policía, expresó: «Tengo una mina acá y hace dos meses que no la veo».
Desde el caso del joven que intentaba llegar al mercado de Mataderos para comprar carne y que reconoció haber «cometido un error» al utilizar el transporte público hasta un hombre que, enojado por no poder continuar viaje, amenazó con llamar a su padre «comisario inspector».
En otros casos llamativos una mujer afirmó que tenía permiso para circular porque fabricaba «núcleos similares a los que se utilizan en los reactores nucleares». O el de un hombre que para acreditar su condición de discapacitado sacó su prótesis ocular de vidrio y se los mostró a los efectivos policiales.