Quizás no los una el amor… pero el espanto (diría Borges) de la crisis económica, que podría agravarse aún más como efecto de la cuarentena, ha acercado posiciones entre el campo y el Gobierno. Así quedó reflejado en la reunión que el presidente Alberto Fernández mantuvo con dirigentes agroindustriales este martes en la Quinta de Olivos, tras lo cual se acordó avanzar en una estrategia conjunta de reactivación “exportadora, inclusiva, sustentable y federal”.
En rigor, el Consejo Agroindustrial Argentino (CCA) es un nucleamiento de 45 cámaras y entidades con base en la producción rural pero que también involucra el procesamiento manufacturero de productos agrícolas y ganaderos, en cadenas de producción que llegan hasta los alimentos, las fibras para la nutrición animal, las bioenergías e incluso la elaboración de bienes para la cosmética y la farmacopea, como por ejemplo se ha valorado últimamente ante la demanda de alcohol común o en gel.
Ese entramado no sólo genera, desde hace años, dos tercios de las exportaciones argentinas. También representa al sector que más posibilidades tiene de dinamizar la actividad productiva en todas las provincias del país, de modo de fomentar el empleo e incrementar el ingreso de dólares en la economía. La condición de actividad esencial le ha permitido demostrar eso, quizás con una visibilidad inédita, en estos meses de cuarentena.
Por ese camino, en junio se llegó a un récord desde que se tenga registro: el 77% de las exportaciones se repartieron entre los denominados productos primarios (granos, por ejemplo, aunque tengan valor agregado implícito), con un 35,7%, y las manufacturas de origen agropecuario (desde las harinas y aceites hasta las carnes, los lácteos y los vinos), que sumaron un 41,3% de todas las ventas externas argentinas.
Semejante cuadro de situación no pasa desapercibida para los líderes políticos, incluida Cristina Kirchner, que el jueves pasado dejó atrás sus históricos desencuentros con el sector agropecuario y recibió a tres representantes del CCA, a quienes felicitó y les ofreció colaboración para avanzar en un proyecto de ley que brinde el marco normativo y fiscal para tener reglas claras a 10 años, tanto para facilitar inversiones como para planificar mejoras de infraestructura.
En la búsqueda de conciliar los intereses privados con los del sector público, en la reunión de casi dos horas realizada en Olivos se evaluaron caminos para aprovechar el potencial del sector agroindustrial, para exportar y generar empleo. Para ello, el Presidente afirmó que conformará un equipo interministerial, coordinado por Cancillería –por el objetivo central de que los productos argentinos lleguen a los mercados del mundo- y la Jefatura de Gabinete, con activa participación de los ministerios de Agricultura y Desarrollo Productivo, entre otros.
Alberto Fernández estuvo acompañado por el ministro de Agricultura, Luis Basterra; el de Relaciones. Exteriores, Felipe Solá (casualidad o no tanto, ambos son ingenieros agrónomos), la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca, y el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz. Como representantes del CAA, estuvieron José Martins, presidente de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires; Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina; Roberto Domenech, presidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas; Patricia Calderón, presidenta de la Federación Olivícola Argentina y Dardo Chiesa, Coordinador de la Mesa Nacional de Carnes.
El gran atractivo que los dirigentes agroindustriales lograron poner sobre la mesa es un plan que llevaría las exportaciones anuales de los US$ 65.000 millones registrados en 2019 (42.000 correspondieron a la agroindustria) a más de US$ 100.000 millones en 2025. Además, se propone como objetivo aumentar los empleos en todo el país: se sumarán 210 mil empleos directos y cerca de 700 mil indirectos. Esta reactivación tendría un impacto fiscal neutro, sin solicitar al Gobierno ningún tipo de subsidio, llevándose a cabo de forma sustentable, cuidando el ambiente con prácticas y procesos que no impacten en el ecosistema.
Con todo, tanto Alberto Fernández como Cristina Kirchner elogiaron al CCA por la construcción de consensos lograda hacia el interior de la cadena agroindustrial. Los que los escucharon en vivo y en directo, interpretaron que fue una manera de decirles que quieren dejar atrás los desencuentros. En ese sentido, vale aclarar que la Mesa de Enlace –histórica contendiente con los gobiernos K- está representada en el CCA por tres de las cuatro entidades: Coninagro, Federación Agraria y Confederaciones Rurales Argentinas. La Sociedad Rural no se sumó, pero la reciente presencia de su presidente Daniel Pelegrina en los actos por el Día de la Independencia al lado de Alberto Fernández expone que también están a favor de consensos políticos que favorezcan el desarrollo productivo.